/ miércoles 24 de enero de 2024

Los retos de la política hidalguense

Con toda lógica, cuando se inicia un proceso electoral cada 6 años, acapara los reflectores lo concerniente a Presidente de la República y en muy contados casos Diputados y Senadores de la República, es decir, las miradas se centran en lo federal, quizá, por el centralismo que vivimos, sin embargo, las elecciones locales tienen una relevancia enorme porque es donde la gente vive el contacto más cercano con sus gobernantes, concentrándose incluso en los diputados federales y Senadores que les corresponden por los distritos federales con los que cuenta la entidad o, en sí mismo, por quién va a representar a la región en la Cámara Alta, ya que muchos de esos nombres que suenan son personalidades que llevan décadas en la vida pública y que suelen tener un arraigo profundo o no en los municipios del estado.

Es precisamente ese punto el que nos debe llevar a la reflexión a las y los hidalguenses: determinar quiénes son las personas que se han mantenido cerca de la gente, de las problemáticas de la región y han propuesto soluciones desde su trinchera, de tal manera que las decisiones cupulares no abarquen todo el marco decisivo y den a nuestra entidad candidatos que, en caso de asumir el servicio público, no tengan los elementos técnicos y sociales para darnos mejores condiciones de vida.

Analizando uno a uno los partidos políticos de la entidad que se postularán por cargos de elección popular federales y locales, el punto que deben desarrollar todos en estos momentos es prácticamente el mismo: la unidad al interior de la estructura partidista y entender que esa cohesión se mantiene hacia los militantes y simpatizantes cuando los procesos internos son transparentes y recogen las visiones de todas y todos los participantes.

La unidad en los partidos que detentan el poder puede ser, lejos de lo que se pueda pensar, más compleja debido a que la existencia de espacios dentro de la administración va de la mano de las opciones de representación popular, con movimientos que se asumen como anticipados o como acaparadores de la oportunidad política de quienes, desde la militancia y el trabajo territorial asumen que les corresponde, de ahí que la conciliación de intereses se convierte en un trago amargo que sólo puede solventarse con transparencia y respetando los procesos.

Habrá quien se deba renovar en todos sus extremos a fin de obtener posiciones que les aseguren un espacio en la discusión y el debate de la vida hidalguense, ya que tenemos una sociedad cada vez más politizada que exige lo necesario y que asume su responsabilidad y utiliza su derecho al voto para elegir a quien consideren que los representa mejor.

Cómo sabemos, si bien se trata de obtener un buen resultado al interior del estado, la existencia de una campaña federal, particularmente presidencial, también implica un trabajo que se refleje en votos para la opción del candidato que encabece al partido para la titularidad del Ejecutivo, de tal forma que la campaña se convierte en un arduo esfuerzo de posicionamiento que, además, no puede abandonar a los candidatos locales porque, incluso, en ello puede afectarse el registro del partido.

Otro aspecto fundamental es la definición y la comunicación de los partidos en dos momentos. Por un lado, al interior de su instituto para hacer ver todas las posibilidades y el acomodo de posiciones para, posteriormente, generar la unidad que permita una comunicación plena y suficiente hacia fuera, en la campaña a fin de poder convencer de las plataformas, ideas y proyectos.

Sin duda, el escenario político de Hidalgo es tan complejo como el de cualquier otra entidad, sin embargo, la ciudadanía debe estar cierta en decantarse por la opción que las represente más y que sientan más cercanos al Estado a fin de que la rendición cuentas sea algo natural porque buscan lo mejor para el Estado. Asimismo, esperamos un ambiente de civilidad y cordialidad, justo a la altura de un Estado que siempre ha aportado paz y estabilidad a la Federación.


Con toda lógica, cuando se inicia un proceso electoral cada 6 años, acapara los reflectores lo concerniente a Presidente de la República y en muy contados casos Diputados y Senadores de la República, es decir, las miradas se centran en lo federal, quizá, por el centralismo que vivimos, sin embargo, las elecciones locales tienen una relevancia enorme porque es donde la gente vive el contacto más cercano con sus gobernantes, concentrándose incluso en los diputados federales y Senadores que les corresponden por los distritos federales con los que cuenta la entidad o, en sí mismo, por quién va a representar a la región en la Cámara Alta, ya que muchos de esos nombres que suenan son personalidades que llevan décadas en la vida pública y que suelen tener un arraigo profundo o no en los municipios del estado.

Es precisamente ese punto el que nos debe llevar a la reflexión a las y los hidalguenses: determinar quiénes son las personas que se han mantenido cerca de la gente, de las problemáticas de la región y han propuesto soluciones desde su trinchera, de tal manera que las decisiones cupulares no abarquen todo el marco decisivo y den a nuestra entidad candidatos que, en caso de asumir el servicio público, no tengan los elementos técnicos y sociales para darnos mejores condiciones de vida.

Analizando uno a uno los partidos políticos de la entidad que se postularán por cargos de elección popular federales y locales, el punto que deben desarrollar todos en estos momentos es prácticamente el mismo: la unidad al interior de la estructura partidista y entender que esa cohesión se mantiene hacia los militantes y simpatizantes cuando los procesos internos son transparentes y recogen las visiones de todas y todos los participantes.

La unidad en los partidos que detentan el poder puede ser, lejos de lo que se pueda pensar, más compleja debido a que la existencia de espacios dentro de la administración va de la mano de las opciones de representación popular, con movimientos que se asumen como anticipados o como acaparadores de la oportunidad política de quienes, desde la militancia y el trabajo territorial asumen que les corresponde, de ahí que la conciliación de intereses se convierte en un trago amargo que sólo puede solventarse con transparencia y respetando los procesos.

Habrá quien se deba renovar en todos sus extremos a fin de obtener posiciones que les aseguren un espacio en la discusión y el debate de la vida hidalguense, ya que tenemos una sociedad cada vez más politizada que exige lo necesario y que asume su responsabilidad y utiliza su derecho al voto para elegir a quien consideren que los representa mejor.

Cómo sabemos, si bien se trata de obtener un buen resultado al interior del estado, la existencia de una campaña federal, particularmente presidencial, también implica un trabajo que se refleje en votos para la opción del candidato que encabece al partido para la titularidad del Ejecutivo, de tal forma que la campaña se convierte en un arduo esfuerzo de posicionamiento que, además, no puede abandonar a los candidatos locales porque, incluso, en ello puede afectarse el registro del partido.

Otro aspecto fundamental es la definición y la comunicación de los partidos en dos momentos. Por un lado, al interior de su instituto para hacer ver todas las posibilidades y el acomodo de posiciones para, posteriormente, generar la unidad que permita una comunicación plena y suficiente hacia fuera, en la campaña a fin de poder convencer de las plataformas, ideas y proyectos.

Sin duda, el escenario político de Hidalgo es tan complejo como el de cualquier otra entidad, sin embargo, la ciudadanía debe estar cierta en decantarse por la opción que las represente más y que sientan más cercanos al Estado a fin de que la rendición cuentas sea algo natural porque buscan lo mejor para el Estado. Asimismo, esperamos un ambiente de civilidad y cordialidad, justo a la altura de un Estado que siempre ha aportado paz y estabilidad a la Federación.