/ miércoles 31 de enero de 2024

La educación como auténtico motor de cambio en México

El día 24 de enero pasado se conmemoró el Día Internacional de la Educación, fecha que fue declarada como tal por la ONU bajo una visión de cambio, ya que dicha concepción se da como una herramienta poderosa para revertir aspectos negativos propios de la sociedad actual como la discriminación, la desigualdad, la violencia, el discurso de odio e, incluso, el cambio climático, entendiendo que ese derecho está destinado, en buena medida, a las infancias desde su consignación en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la propia Convención sobre los Derechos del Niño, en donde se desdobla como una obligación estatal el generar todas las condiciones necesarias para que niñas niños, adolescentes y jóvenes puedan acceder al sistema educativo de forma gratuita y obligatoria pensando en que ello potenciará el desarrollo personal pero también de las comunidades.

Antes la educación tenía una misión meramente de obligación por parte del Estado y de derecho por parte de quienes la recibían, lo cual, en principio tiene toda lógica y sustento derivado de las luchas por los derechos que se generaron en el periodo de posguerra, sin embargo, hoy la visión educativa ha cambiado porque entendemos que es un a plataforma útil y exitosa para transformar el mundo muchos aspectos de la vida cotidiana que se han recrudecido.

Bajo esa idea es que he desarrollado iniciativas y he apoyado otras tantas en materia educativa pensando en que esa es la forma en que podemos cambiar al país y al mundo. En efecto, quizá sea la forma más lenta pero es la más sólida porque permite echar raíces culturales en donde los problemas de antaño se resuelvan con una forma de comportarse y de ver la vida desde una óptica distinta que potencie algunos valores que hemos perdido o no hemos tenido.

Pedí que en los programas educativos, desde las primeras etapas que se consideran formativas, se incluyeran contenidos para paliar la desigualdad de género y, desde luego, para entender que no existe ni escenario ni circunstancia alguna que permita la violencia de género, en el entendido que el diálogo, la comprensión mutual y el respeto deben ser la salida a los problemas y, por ello, la educación debe desarrollar habilidades cuando afrontemos esas diferencias.

A través de la educación, sin lugar a duda, es donde ha permeado más la conciencia verde. Esa conciencia de cuidado del planeta de forma reactiva pero también de forma preventiva, de tal modo que evitemos desde el cambio de noción el uso de combustibles fósiles y potenciemos la infraestructura verde como una forma de vida más sana para la humanidad, pero más amable con la naturaleza y nuestro entorno en general.

Por medio de los contenidos educativos y la transformación social de las nuevas juventudes hemos posicionado como tema que se debe discutir y revelar en las aulas el de la salud mental, de tal manera que nadie discrimina, nadie juzga y todas y todos los compañeros se convierten en la red de apoyo de quien está pasando por un problema invisible como lo es la salud mental.

Sin duda, la educación es el único motor de cambio legítimo que no podemos abandonar bajo ninguna circunstancia, por el contrario, debemos de aumentar los recursos que se invierten en esa áreas para que de forma análoga se vayan paliando otros problemas de la sociedad moderna como la criminalidad, el consumo de drogas y la falta de empatía que el propio sistema ha generado con el abandono de niñas, niños y adolescentes.

México es punta de lanza en materia educativa, tenemos una tradición docente muy importante por el compromiso de nuestras maestros y maestros que día a día se esfuerzan y se comprometen con su alumnado. Hidalgo, por ejemplo, es uno de los estados en que el arraigo docente es mayor, donde se vive la satisfacción de ser querido y respetado por alumnas y alumnos que en el cenit de su vida siempre se toman un momento para agradecer a quienes los formo en el respeto, la responsabilidad, la lealtad y la honestidad. En México apostamos todo a la educación porque eso nos mantendrá más fuertes.


El día 24 de enero pasado se conmemoró el Día Internacional de la Educación, fecha que fue declarada como tal por la ONU bajo una visión de cambio, ya que dicha concepción se da como una herramienta poderosa para revertir aspectos negativos propios de la sociedad actual como la discriminación, la desigualdad, la violencia, el discurso de odio e, incluso, el cambio climático, entendiendo que ese derecho está destinado, en buena medida, a las infancias desde su consignación en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la propia Convención sobre los Derechos del Niño, en donde se desdobla como una obligación estatal el generar todas las condiciones necesarias para que niñas niños, adolescentes y jóvenes puedan acceder al sistema educativo de forma gratuita y obligatoria pensando en que ello potenciará el desarrollo personal pero también de las comunidades.

Antes la educación tenía una misión meramente de obligación por parte del Estado y de derecho por parte de quienes la recibían, lo cual, en principio tiene toda lógica y sustento derivado de las luchas por los derechos que se generaron en el periodo de posguerra, sin embargo, hoy la visión educativa ha cambiado porque entendemos que es un a plataforma útil y exitosa para transformar el mundo muchos aspectos de la vida cotidiana que se han recrudecido.

Bajo esa idea es que he desarrollado iniciativas y he apoyado otras tantas en materia educativa pensando en que esa es la forma en que podemos cambiar al país y al mundo. En efecto, quizá sea la forma más lenta pero es la más sólida porque permite echar raíces culturales en donde los problemas de antaño se resuelvan con una forma de comportarse y de ver la vida desde una óptica distinta que potencie algunos valores que hemos perdido o no hemos tenido.

Pedí que en los programas educativos, desde las primeras etapas que se consideran formativas, se incluyeran contenidos para paliar la desigualdad de género y, desde luego, para entender que no existe ni escenario ni circunstancia alguna que permita la violencia de género, en el entendido que el diálogo, la comprensión mutual y el respeto deben ser la salida a los problemas y, por ello, la educación debe desarrollar habilidades cuando afrontemos esas diferencias.

A través de la educación, sin lugar a duda, es donde ha permeado más la conciencia verde. Esa conciencia de cuidado del planeta de forma reactiva pero también de forma preventiva, de tal modo que evitemos desde el cambio de noción el uso de combustibles fósiles y potenciemos la infraestructura verde como una forma de vida más sana para la humanidad, pero más amable con la naturaleza y nuestro entorno en general.

Por medio de los contenidos educativos y la transformación social de las nuevas juventudes hemos posicionado como tema que se debe discutir y revelar en las aulas el de la salud mental, de tal manera que nadie discrimina, nadie juzga y todas y todos los compañeros se convierten en la red de apoyo de quien está pasando por un problema invisible como lo es la salud mental.

Sin duda, la educación es el único motor de cambio legítimo que no podemos abandonar bajo ninguna circunstancia, por el contrario, debemos de aumentar los recursos que se invierten en esa áreas para que de forma análoga se vayan paliando otros problemas de la sociedad moderna como la criminalidad, el consumo de drogas y la falta de empatía que el propio sistema ha generado con el abandono de niñas, niños y adolescentes.

México es punta de lanza en materia educativa, tenemos una tradición docente muy importante por el compromiso de nuestras maestros y maestros que día a día se esfuerzan y se comprometen con su alumnado. Hidalgo, por ejemplo, es uno de los estados en que el arraigo docente es mayor, donde se vive la satisfacción de ser querido y respetado por alumnas y alumnos que en el cenit de su vida siempre se toman un momento para agradecer a quienes los formo en el respeto, la responsabilidad, la lealtad y la honestidad. En México apostamos todo a la educación porque eso nos mantendrá más fuertes.