/ miércoles 6 de marzo de 2024

Justicia salarial para nuestras deportistas

Asumimos que hemos logrado una igualdad de género casi absoluta que tiene tintes de sustantiva, sin embargo, cada día nos topamos con circunstancias específicas que nos demuestran que tal avance es un espejismo o, al menos, que aún queda mucho por hacer. Ayer, en el Senado de la República aprobamos una iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo a fin de establecer algunos mecanismos legales que nos lleven a una igualdad real en el ámbito deportivo, entendiendo que es un tema que ha generado grandes mesas de discusión en los últimos años porque la referencia del futbol femenil nos ha puesto sobre la mesa el profesionalismo, la calidad y la intensidad con que se juega ese deporte y que ha encumbrado a nuestro país en las últimas justas como un equipo en franco ascenso; ello a pesar de que las diferencias salariales son abismales.

La brecha salarial cuando se trata de género se ha reducido pero no se ha eliminado, hoy existen 10 o 15 puntos porcentuales en general, sin embargo, en el deporte, la diferencia entre lo que percibe un hombre y una mujer es grosero, ya que va más allá del enriquecimiento como el de las grandes figuras, porque en muchísimos casos de las mujeres no pueden desempeñarse en el deporte porque tendrían ingresos para vivir.

Esta reforma laboral tiene más implicaciones, pero una de las centrales a dos días de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, es poner sobre la mesa la existencia de un salario base idéntico sin importar género, raza o cualquier otra distinción, entendiendo que esto va más allá de un tema de sistema económico porque, en efecto, ese ha sido el argumento para perpetuar sueldos bajos a las deportistas: no producen lo mismo que un hombre y, por ello, se les debe pagar menos. La realidad es que, en los últimos meses, hemos visto estadios abarrotados, exhibiciones magistrales y una identificación con el público bastante importante.

Además de un salario igual por trabajo igual en las y los deportistas, también establecimos que en los clubes y en general en cualquier empleo deportivo, existan protocolos para evitar la discriminación y la violencia en razón de género porque también es evidente el maltrato que se ha vivido aún en los últimos años en contra de las mujeres deportistas.

De igual manera y de forma ya general pedimos que en los casos de los traspasos de jugadores, el monto por las transferencias no sea sólo en beneficio del club o de los representantes, sino que se dé un porcentaje a los deportistas quienes, además deben decidir de manera informada y consentir la transferencia porque, sabemos, son quienes resienten los cambios junto con sus familias.

También entendemos que los deportes son más exigentes físicamente a comparación de algunos años y, por lo tanto, se debe proteger la integridad de las personas que los practican de forma profesional, especialmente de las mujeres que son más proclives a lesiones o a la necesidad de incapacidad porque su cuerpo así se los exige, de tal manera que no basta que cuenten con seguro público, el cual también se prevé como una forma de garantizarse su base de previsión social, sino que además deben contar con seguro privado especializado para la disciplina que practican.

Sí, en efecto, la derrama de las actividades deportivas es considerable en casi todas las disciplinas; hoy se ha vuelto más competitivo, intenso y entrañable, por lo que no podemos olvidar que quienes le dan vida a esa emoción y esa admiración por parte de las y los espectadores son los deportistas, de tal manera que quienes actúan como patrones, ya sea empresarios, organizadores de eventos y hasta patrocinadores, tienen una obligación no sólo moral sino laboral con quienes permiten esa recepción de ganancias.

Esta iniciativa aprobada es un llamado a la justicia deportiva, principalmente para las mujeres que han demostrado como podemos apropiarnos de cualquier espacio con nuestro tesón, decisión, profesionalismo, lealtad deportiva y compañerismo como nadie más. Esto es justicia para nuestras mujeres que nos llenan de orgullo en el deporte.


Asumimos que hemos logrado una igualdad de género casi absoluta que tiene tintes de sustantiva, sin embargo, cada día nos topamos con circunstancias específicas que nos demuestran que tal avance es un espejismo o, al menos, que aún queda mucho por hacer. Ayer, en el Senado de la República aprobamos una iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo a fin de establecer algunos mecanismos legales que nos lleven a una igualdad real en el ámbito deportivo, entendiendo que es un tema que ha generado grandes mesas de discusión en los últimos años porque la referencia del futbol femenil nos ha puesto sobre la mesa el profesionalismo, la calidad y la intensidad con que se juega ese deporte y que ha encumbrado a nuestro país en las últimas justas como un equipo en franco ascenso; ello a pesar de que las diferencias salariales son abismales.

La brecha salarial cuando se trata de género se ha reducido pero no se ha eliminado, hoy existen 10 o 15 puntos porcentuales en general, sin embargo, en el deporte, la diferencia entre lo que percibe un hombre y una mujer es grosero, ya que va más allá del enriquecimiento como el de las grandes figuras, porque en muchísimos casos de las mujeres no pueden desempeñarse en el deporte porque tendrían ingresos para vivir.

Esta reforma laboral tiene más implicaciones, pero una de las centrales a dos días de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, es poner sobre la mesa la existencia de un salario base idéntico sin importar género, raza o cualquier otra distinción, entendiendo que esto va más allá de un tema de sistema económico porque, en efecto, ese ha sido el argumento para perpetuar sueldos bajos a las deportistas: no producen lo mismo que un hombre y, por ello, se les debe pagar menos. La realidad es que, en los últimos meses, hemos visto estadios abarrotados, exhibiciones magistrales y una identificación con el público bastante importante.

Además de un salario igual por trabajo igual en las y los deportistas, también establecimos que en los clubes y en general en cualquier empleo deportivo, existan protocolos para evitar la discriminación y la violencia en razón de género porque también es evidente el maltrato que se ha vivido aún en los últimos años en contra de las mujeres deportistas.

De igual manera y de forma ya general pedimos que en los casos de los traspasos de jugadores, el monto por las transferencias no sea sólo en beneficio del club o de los representantes, sino que se dé un porcentaje a los deportistas quienes, además deben decidir de manera informada y consentir la transferencia porque, sabemos, son quienes resienten los cambios junto con sus familias.

También entendemos que los deportes son más exigentes físicamente a comparación de algunos años y, por lo tanto, se debe proteger la integridad de las personas que los practican de forma profesional, especialmente de las mujeres que son más proclives a lesiones o a la necesidad de incapacidad porque su cuerpo así se los exige, de tal manera que no basta que cuenten con seguro público, el cual también se prevé como una forma de garantizarse su base de previsión social, sino que además deben contar con seguro privado especializado para la disciplina que practican.

Sí, en efecto, la derrama de las actividades deportivas es considerable en casi todas las disciplinas; hoy se ha vuelto más competitivo, intenso y entrañable, por lo que no podemos olvidar que quienes le dan vida a esa emoción y esa admiración por parte de las y los espectadores son los deportistas, de tal manera que quienes actúan como patrones, ya sea empresarios, organizadores de eventos y hasta patrocinadores, tienen una obligación no sólo moral sino laboral con quienes permiten esa recepción de ganancias.

Esta iniciativa aprobada es un llamado a la justicia deportiva, principalmente para las mujeres que han demostrado como podemos apropiarnos de cualquier espacio con nuestro tesón, decisión, profesionalismo, lealtad deportiva y compañerismo como nadie más. Esto es justicia para nuestras mujeres que nos llenan de orgullo en el deporte.