/ miércoles 24 de abril de 2024

El Día Mundial de la Madre Naturaleza ya no sólo para reflexionar, sino para actuar

El lunes pasado se celebró el Día Internacional de la Madre Tierra justo en un momento crucial para el medio ambiente en nuestro país, donde ya no sólo podemos quedarnos en el proceso reflexivo de la importancia de los ecosistemas, sino que debemos tomar acciones decididas con carácter de urgente debido a que el estrés planetario es tal que se convertirá en una crisis en buena parte de la superficie de la tierra, empezando por una escasez grave de agua que generará que no se cuente con lo necesario ya ni siquiera para el consumo alimentario, sino para actividades básicas que permiten la supervivencia de las personas, entendiendo que ese momento que estamos a punto de vivir es sólo consecuencia de siglos de abandono y de deterioro a todo lo natural que se nos presentará en aras de un mal entendido desarrollo.

Ya son 54 años de que este día fue incluido por la ONU como un día internacional gracias al activismo de varios millones de personas quienes, por primera vez, alzaron la voz para hacer manifiesto el grave deterioro que estaba sufriendo el medio ambiente por el uso indiscriminado y antinatural de los recursos que nos dotaba la naturaleza y las consecuencias que se podrían ocasionar de seguir por ese rumbo.

Derivado de este día es que se han realizado estudios en torno a la existencia del cambio climático y cómo es que se ha generado por cuestiones meramente humanas en donde la falta de recursos y la extinción de especies sobre todo en lo que se requiere a fauna, no se debe en mayor medida a la caza furtiva (que también es un problema muy grave) sino a la destrucción de ecosistemas, de ahí que surgiera la iniciativa “Decenio de las Naciones Unidas sobre la restauración de los ecosistemas 2021-2030”.

El millón de especies de plantas y animales en peligro de extinción, junto con los 10 millones de hectáreas de bosques, son el claro indicativo de que no hemos llegado a un proceso reflexivo que impulse medidas concretas ya no sólo para frenar el avance del cambio climático, sino para revertirlo porque la situación es verdaderamente grave.

Para muestra la intensidad de la radiación solar que sin ecosistemas amables ha hecho estragos en cosechas y hasta en zonas urbanas en donde las temperaturas se elevan al grado de ser insoportables y, lo peor, sequías en zonas rurales normalmente destinadas a la agricultura y la ganadería que impactará directamente en la suficiencia alimentaria en medio de una crisis global por los muchos millones de personas que viven pobreza alimentaria.

O nos vayamos tan lejos, miremos nuestra realidad más próxima. El problema del agua en muchas zonas metropolitanas del país se ha complicado a tal grado que estamos hablando de la llegada del dicha cero en que no haya suficiente agua ni siquiera para las necesidades más básicas, lo cual ha sido producto de la falta de previsión en la creación de infraestructura verde y, desde luego, a un retraso en la temporada y la intensidad de lluvias que hace que cada vez tengamos menos del vital líquido.

La madre tierra adquiere esa denominación porque es la proveedora de lo básico para vivir en plenitud, pero no sólo para la especie humana, sino para millones de plantas, animales y organismos en general que deben vivir en ciertas condiciones de acuerdo con sus características, sin embargo, somos nosotros como especie quienes nos hemos encargado de destruir hábitats enteros por la falta de regulación y, peor aún, de ética respecto de nuestra relación con el medio ambiente, en donde preferimos destruir bosques enteros a cambio de obtener artículos de lujo.

Pareciera un escenario catastrófico y pesimista pero no queda duda que lo que menos tenemos es tiempo porque las simples circunstancias actuales demuestran que estamos perdiendo una batalla que nosotros nos generamos, de tal forma que debemos impulsar todos los esfuerzos en políticas públicas y desde la sociedad civil para que implementemos acciones para revertir el descuido a nuestra naturaleza y, sobre todo, reflexionar sobre nuestro estilo de vida que nos tiene en esta situación.


El lunes pasado se celebró el Día Internacional de la Madre Tierra justo en un momento crucial para el medio ambiente en nuestro país, donde ya no sólo podemos quedarnos en el proceso reflexivo de la importancia de los ecosistemas, sino que debemos tomar acciones decididas con carácter de urgente debido a que el estrés planetario es tal que se convertirá en una crisis en buena parte de la superficie de la tierra, empezando por una escasez grave de agua que generará que no se cuente con lo necesario ya ni siquiera para el consumo alimentario, sino para actividades básicas que permiten la supervivencia de las personas, entendiendo que ese momento que estamos a punto de vivir es sólo consecuencia de siglos de abandono y de deterioro a todo lo natural que se nos presentará en aras de un mal entendido desarrollo.

Ya son 54 años de que este día fue incluido por la ONU como un día internacional gracias al activismo de varios millones de personas quienes, por primera vez, alzaron la voz para hacer manifiesto el grave deterioro que estaba sufriendo el medio ambiente por el uso indiscriminado y antinatural de los recursos que nos dotaba la naturaleza y las consecuencias que se podrían ocasionar de seguir por ese rumbo.

Derivado de este día es que se han realizado estudios en torno a la existencia del cambio climático y cómo es que se ha generado por cuestiones meramente humanas en donde la falta de recursos y la extinción de especies sobre todo en lo que se requiere a fauna, no se debe en mayor medida a la caza furtiva (que también es un problema muy grave) sino a la destrucción de ecosistemas, de ahí que surgiera la iniciativa “Decenio de las Naciones Unidas sobre la restauración de los ecosistemas 2021-2030”.

El millón de especies de plantas y animales en peligro de extinción, junto con los 10 millones de hectáreas de bosques, son el claro indicativo de que no hemos llegado a un proceso reflexivo que impulse medidas concretas ya no sólo para frenar el avance del cambio climático, sino para revertirlo porque la situación es verdaderamente grave.

Para muestra la intensidad de la radiación solar que sin ecosistemas amables ha hecho estragos en cosechas y hasta en zonas urbanas en donde las temperaturas se elevan al grado de ser insoportables y, lo peor, sequías en zonas rurales normalmente destinadas a la agricultura y la ganadería que impactará directamente en la suficiencia alimentaria en medio de una crisis global por los muchos millones de personas que viven pobreza alimentaria.

O nos vayamos tan lejos, miremos nuestra realidad más próxima. El problema del agua en muchas zonas metropolitanas del país se ha complicado a tal grado que estamos hablando de la llegada del dicha cero en que no haya suficiente agua ni siquiera para las necesidades más básicas, lo cual ha sido producto de la falta de previsión en la creación de infraestructura verde y, desde luego, a un retraso en la temporada y la intensidad de lluvias que hace que cada vez tengamos menos del vital líquido.

La madre tierra adquiere esa denominación porque es la proveedora de lo básico para vivir en plenitud, pero no sólo para la especie humana, sino para millones de plantas, animales y organismos en general que deben vivir en ciertas condiciones de acuerdo con sus características, sin embargo, somos nosotros como especie quienes nos hemos encargado de destruir hábitats enteros por la falta de regulación y, peor aún, de ética respecto de nuestra relación con el medio ambiente, en donde preferimos destruir bosques enteros a cambio de obtener artículos de lujo.

Pareciera un escenario catastrófico y pesimista pero no queda duda que lo que menos tenemos es tiempo porque las simples circunstancias actuales demuestran que estamos perdiendo una batalla que nosotros nos generamos, de tal forma que debemos impulsar todos los esfuerzos en políticas públicas y desde la sociedad civil para que implementemos acciones para revertir el descuido a nuestra naturaleza y, sobre todo, reflexionar sobre nuestro estilo de vida que nos tiene en esta situación.