/ miércoles 3 de abril de 2024

Autismo: no solo concientizar, apoyar, potenciar e incluir

Ayer, 2 de abril, como cada año desde 2007 en que la ONU lo instituyó como día internacional, se celebró el día sobre la concienciación del autismo, una condición que ha prevalecido en la humanidad en toda su historia a pesar de que su visibilización se puso sobre la mesa apenas a mediados del siglo pasado por Leo Kanner, psiquiatra austríaco que realizó un estudio descriptivo del espectro autista con estudios clínicos generando que lo pudiera entender como un trastorno y no como una discapacidad, ya que, si bien se habían distinguido los síntomas, lo real es que se atribuían a enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia, situación que entorpecía la atención adecuada a las personas que vivían con este trastorno que cuenta con especificidades que se demuestran con el diseño de todo un espectro.

De hecho, desde hace varios años, se ha pasado de la concienciación a la promoción de la aceptación y el aprecio de acuerdo con propias palabras vertidas en el seno de la ONU, lo cual tiene toda la lógica si consideramos que en la actualidad hemos encontrado en las personas que viven con este trastorno una capacidad probada en muchas áreas del conocimiento, al grado que se presume que mujeres y hombres dedicados a la ciencia pudieron haber tenido este trastorno en algún lado del espectro, lo que, incluso podría llegar a potenciar capacidades de análisis y raciocinio en general.

Esta condición es de la mayor relevancia para nuestra sociedad, en primer lugar, porque es tan amplio el espectro que los estudios y análisis de este sector de la población que, por cierto, no es tan mínimo como pensamos, se debe potencia la investigación y la atención puntual en el análisis neurológico, psiquiátrico y psicológico del trastorno, de tal manera que podamos generar accesibilidad y apoyo para las personas que viven en el espectro.

Y es que, se sabe, hay una cantidad considerable de las personas dentro del espectro autista que pueden llevar una vida independiente y autosuficiente, sin embargo, hay otras tantas que sí requieren de atención permanente para poder avanzar en algunas capacidades cognitivas que les permitan llevar a cabo una vida más digna, ya que, está probado, el trabajo de psicólogos y terapeutas ayudan a potenciar las capacidades psicosociales entre las que están el trato con otras personas y la comunicación.

El trabajo de la familias y entorno social en general de las personas con trastorno del espectro autista es fundamental para su avance, ya que el desarrollo de rutinas y de atención no diferenciada sino inclusiva, ha demostrado que propicia un avance muy importante en las habilidades que pudieran no desarrollar en el ámbito psicosocial aunque haya muchas otras aptitudes que tengan y que desarrollen gracias a esa enorme capacidad que tienen para sensibilizarse ante estímulos de sus sentidos.

Ante este tipo de condiciones queda claro que la mejor ayuda es la información permanente para saber cómo referirnos a quienes viven dentro del espectro autista y, al mismo tiempo, para saber cómo participar en su inclusión en una sociedad que, de inicio, puede ser poco amable y, en ocasiones, hasta agresiva, para quienes cada segundo de su vida se esfuerzan por tener un desarrollo sin aspavientos.

Sin duda que como sociedad hemos avanzado enormemente en el trato a todas las personas, hemos ido erradicando de a poco aspectos discriminatorios y excluyentes, sin embargo, tenemos que trabajar todas y todos unidos por políticas públicas en donde la inclusión sea la media, de tal manera que todas las personas sin excepción alcancen un desarrollo óptimo dentro de nuestra sociedad y, sobre todo, vivan de una manera digna todo el tiempo, disfrutando de oportunidades, buen trato y reconocimiento a su labor dentro del ámbito de su vida que logran potenciar de forma más evidente.

Una sociedad que no sólo respete, sino que incluya, acepte y potencia, será una sociedad más amable, más alejada de la violencia y mas consciente de que en nuestras diferencias encontramos unidad permanente.


Ayer, 2 de abril, como cada año desde 2007 en que la ONU lo instituyó como día internacional, se celebró el día sobre la concienciación del autismo, una condición que ha prevalecido en la humanidad en toda su historia a pesar de que su visibilización se puso sobre la mesa apenas a mediados del siglo pasado por Leo Kanner, psiquiatra austríaco que realizó un estudio descriptivo del espectro autista con estudios clínicos generando que lo pudiera entender como un trastorno y no como una discapacidad, ya que, si bien se habían distinguido los síntomas, lo real es que se atribuían a enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia, situación que entorpecía la atención adecuada a las personas que vivían con este trastorno que cuenta con especificidades que se demuestran con el diseño de todo un espectro.

De hecho, desde hace varios años, se ha pasado de la concienciación a la promoción de la aceptación y el aprecio de acuerdo con propias palabras vertidas en el seno de la ONU, lo cual tiene toda la lógica si consideramos que en la actualidad hemos encontrado en las personas que viven con este trastorno una capacidad probada en muchas áreas del conocimiento, al grado que se presume que mujeres y hombres dedicados a la ciencia pudieron haber tenido este trastorno en algún lado del espectro, lo que, incluso podría llegar a potenciar capacidades de análisis y raciocinio en general.

Esta condición es de la mayor relevancia para nuestra sociedad, en primer lugar, porque es tan amplio el espectro que los estudios y análisis de este sector de la población que, por cierto, no es tan mínimo como pensamos, se debe potencia la investigación y la atención puntual en el análisis neurológico, psiquiátrico y psicológico del trastorno, de tal manera que podamos generar accesibilidad y apoyo para las personas que viven en el espectro.

Y es que, se sabe, hay una cantidad considerable de las personas dentro del espectro autista que pueden llevar una vida independiente y autosuficiente, sin embargo, hay otras tantas que sí requieren de atención permanente para poder avanzar en algunas capacidades cognitivas que les permitan llevar a cabo una vida más digna, ya que, está probado, el trabajo de psicólogos y terapeutas ayudan a potenciar las capacidades psicosociales entre las que están el trato con otras personas y la comunicación.

El trabajo de la familias y entorno social en general de las personas con trastorno del espectro autista es fundamental para su avance, ya que el desarrollo de rutinas y de atención no diferenciada sino inclusiva, ha demostrado que propicia un avance muy importante en las habilidades que pudieran no desarrollar en el ámbito psicosocial aunque haya muchas otras aptitudes que tengan y que desarrollen gracias a esa enorme capacidad que tienen para sensibilizarse ante estímulos de sus sentidos.

Ante este tipo de condiciones queda claro que la mejor ayuda es la información permanente para saber cómo referirnos a quienes viven dentro del espectro autista y, al mismo tiempo, para saber cómo participar en su inclusión en una sociedad que, de inicio, puede ser poco amable y, en ocasiones, hasta agresiva, para quienes cada segundo de su vida se esfuerzan por tener un desarrollo sin aspavientos.

Sin duda que como sociedad hemos avanzado enormemente en el trato a todas las personas, hemos ido erradicando de a poco aspectos discriminatorios y excluyentes, sin embargo, tenemos que trabajar todas y todos unidos por políticas públicas en donde la inclusión sea la media, de tal manera que todas las personas sin excepción alcancen un desarrollo óptimo dentro de nuestra sociedad y, sobre todo, vivan de una manera digna todo el tiempo, disfrutando de oportunidades, buen trato y reconocimiento a su labor dentro del ámbito de su vida que logran potenciar de forma más evidente.

Una sociedad que no sólo respete, sino que incluya, acepte y potencia, será una sociedad más amable, más alejada de la violencia y mas consciente de que en nuestras diferencias encontramos unidad permanente.