/ domingo 9 de septiembre de 2018

No más Juanitas

Pachuca, Hidalgo.- Las jóvenes y niñas seguramente no lorecuerdan, pero hace no muchas décadas, a nuestras abuelas lestocó vivir una época en la que las mujeres no podían votar ymucho menos participar en la política. Su papel estaba limitado alhogar por ser consideradas menos que un hombre. Después de añosde lucha, hemos logrado el reconocimiento de nuestros derechos yhoy día los partidos políticos tienen la obligación de postulara mujeres en la mitad de las candidaturas a cargos de elecciónpopular. Estas medidas implementadas desde hace apenas un par deprocesos electorales, han permitido que el 48% de la Cámara deDiputados y el 49% de la de Senadores sean mujeres. Se trata de unproceso de empoderamiento gradual motivado por diversosacontecimientos lamentables, como aquél coloquialmente llamado“Las Juanitas” en el que mujeres se postulaban a cargos deelección popular para después renunciar y dejar el espacio ahombres, esto provocó que en la actualidad el suplente decualquier candidato deba ser del mismo género. Sin embargo, porincreíble que parezca, en pleno siglo XXI sigue existiendoviolencia política contra las mujeres que obstaculiza el acceso anuestros derechos. Ejemplo de ello es lo ocurrido recientemente enChiapas, donde cerca de 40 mujeres fueron obligadas a renunciar asus cargos en el Congreso Local y ayuntamientos, pese a haberganado el pasado 1 de julio, para que sus lugares sean ocupados porhombres. Esto demuestra que las políticas públicas orientadas aalcanzar la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres no estánsiendo lo suficientemente sólidas como para asegurar que sucesoscomo este no ocurran, ya que constituyen una regresión en elterreno ganado. El hecho de que esto suceda en una de las entidadescon mayor rezago social nos muestra la importancia de generarcondiciones para que las mujeres se empoderen, estudien y sean unfactor preponderante en el desarrollo económico de sus municipios.Estas circunstancias no pueden justificarse al amparo de los usos ycostumbres, ya que hasta el último rincón del país debe serparte de la transformación de nuestra patria en un Estado dederechos en el que hombres y mujeres podamos ejercer con libertadnuestra ciudadanía. Las mujeres estamos cada vez mejor preparadasy representamos un sector de la sociedad competitivo para abonar aldesarrollo social, económico y político del país, no podemospermitir que esto siga ocurriendo, debemos generar mecanismos en laley que castiguen la violencia política y que garanticen el plenoacceso a nuestros derechos.

Pachuca, Hidalgo.- Las jóvenes y niñas seguramente no lorecuerdan, pero hace no muchas décadas, a nuestras abuelas lestocó vivir una época en la que las mujeres no podían votar ymucho menos participar en la política. Su papel estaba limitado alhogar por ser consideradas menos que un hombre. Después de añosde lucha, hemos logrado el reconocimiento de nuestros derechos yhoy día los partidos políticos tienen la obligación de postulara mujeres en la mitad de las candidaturas a cargos de elecciónpopular. Estas medidas implementadas desde hace apenas un par deprocesos electorales, han permitido que el 48% de la Cámara deDiputados y el 49% de la de Senadores sean mujeres. Se trata de unproceso de empoderamiento gradual motivado por diversosacontecimientos lamentables, como aquél coloquialmente llamado“Las Juanitas” en el que mujeres se postulaban a cargos deelección popular para después renunciar y dejar el espacio ahombres, esto provocó que en la actualidad el suplente decualquier candidato deba ser del mismo género. Sin embargo, porincreíble que parezca, en pleno siglo XXI sigue existiendoviolencia política contra las mujeres que obstaculiza el acceso anuestros derechos. Ejemplo de ello es lo ocurrido recientemente enChiapas, donde cerca de 40 mujeres fueron obligadas a renunciar asus cargos en el Congreso Local y ayuntamientos, pese a haberganado el pasado 1 de julio, para que sus lugares sean ocupados porhombres. Esto demuestra que las políticas públicas orientadas aalcanzar la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres no estánsiendo lo suficientemente sólidas como para asegurar que sucesoscomo este no ocurran, ya que constituyen una regresión en elterreno ganado. El hecho de que esto suceda en una de las entidadescon mayor rezago social nos muestra la importancia de generarcondiciones para que las mujeres se empoderen, estudien y sean unfactor preponderante en el desarrollo económico de sus municipios.Estas circunstancias no pueden justificarse al amparo de los usos ycostumbres, ya que hasta el último rincón del país debe serparte de la transformación de nuestra patria en un Estado dederechos en el que hombres y mujeres podamos ejercer con libertadnuestra ciudadanía. Las mujeres estamos cada vez mejor preparadasy representamos un sector de la sociedad competitivo para abonar aldesarrollo social, económico y político del país, no podemospermitir que esto siga ocurriendo, debemos generar mecanismos en laley que castiguen la violencia política y que garanticen el plenoacceso a nuestros derechos.

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