Pachuca, Hidalgo.- Una de las instituciones autónomas de mayor influencia en la vida económica y social del país es el Banco de México; su misión es preservar el valor de la moneda, es decir del peso, lo cual se traduce en tener un objetivo único y claro: Evitar el aumento desmedido de los precios de los bienes y servicios a través de la política monetaria. Para ese fin, además de los instrumentos de regulación e intervención en los mercados de dinero y capital, el Banco de México cuenta con un equipo sólido de analistas e investigadores que en todo momento revisan lo que está ocurriendo en la economía mundial y en la nacional, a fin de identificar riesgos y tomar decisiones que le permitan cumplir con su mandato antiinflacionario. Por la naturaleza de su función continuamente enfrenta la disyuntiva de cómo hacer compatibles sus medidas contra el alza acelerada de precios y aquellas que desde otras esferas del gobierno buscan alcanzar un mayor ritmo de crecimiento de la economía; por ello sus puntos de vista inciden no sólo en lo monetario, sino que también afectan las previsiones sobre el crecimiento. La Junta de Gobierno del Banco de México analiza periódicamente la marcha de la economía y su entorno. Las previsiones de riesgos son un elemento que se discute previamente a cualquier decisión. Al inicio del mes de agosto estas previsiones se sintetizaron en los riesgos que representa la economía internacional dado el clima de: 1) Guerra comercial; 2) El avance de la normalización de la política monetaria de Estados Unidos, que implica por lo menos otros dos inminentes incrementos en su tasa de interés para llevarla cerca de medio punto porcentual arriba de la actual; 3) La tensión geopolítica con Norcorea y Turquía por ejemplo y, 4) La incertidumbre en torno al futuro de la industria automotriz en el contexto de proteccionismo y alza de aranceles. En el frente interno, los riesgos que observa el Banco de México tienen que ver con: 1) Un menor dinamismo de la inversión; 2) La desaceleración de las exportaciones; 3) La incertidumbre sobre la conclusión de las negaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte; 4) La pérdida de dinamismo del consumo interno; 5) El nivel de la producción petrolera y, 6) Las decisiones que tomará la próxima administración y su impacto en la inversión y la política fiscal. Si bien estos ámbitos de la economía y de la política económica hoy preocupan al Banco de México, también es cierto que ninguno presenta focos rojos como tal, pero lo que sí representan es que tanto en lo externo, como en lo interno hay muchas incógnitas que inciden en las perspectivas de los agentes económicos sean inversionistas o consumidores. De ahí que sea importante ir despejando cada una de las incógnitas para tener una perspectiva más amplia para crear las mejores condiciones para el crecimiento y bienestar de la población.
Pachuca, Hidalgo.- Una de las instituciones autónomas de mayor influencia en la vida económica y social del país es el Banco de México; su misión es preservar el valor de la moneda, es decir del peso, lo cual se traduce en tener un objetivo único y claro: Evitar el aumento desmedido de los precios de los bienes y servicios a través de la política monetaria. Para ese fin, además de los instrumentos de regulación e intervención en los mercados de dinero y capital, el Banco de México cuenta con un equipo sólido de analistas e investigadores que en todo momento revisan lo que está ocurriendo en la economía mundial y en la nacional, a fin de identificar riesgos y tomar decisiones que le permitan cumplir con su mandato antiinflacionario. Por la naturaleza de su función continuamente enfrenta la disyuntiva de cómo hacer compatibles sus medidas contra el alza acelerada de precios y aquellas que desde otras esferas del gobierno buscan alcanzar un mayor ritmo de crecimiento de la economía; por ello sus puntos de vista inciden no sólo en lo monetario, sino que también afectan las previsiones sobre el crecimiento. La Junta de Gobierno del Banco de México analiza periódicamente la marcha de la economía y su entorno. Las previsiones de riesgos son un elemento que se discute previamente a cualquier decisión. Al inicio del mes de agosto estas previsiones se sintetizaron en los riesgos que representa la economía internacional dado el clima de: 1) Guerra comercial; 2) El avance de la normalización de la política monetaria de Estados Unidos, que implica por lo menos otros dos inminentes incrementos en su tasa de interés para llevarla cerca de medio punto porcentual arriba de la actual; 3) La tensión geopolítica con Norcorea y Turquía por ejemplo y, 4) La incertidumbre en torno al futuro de la industria automotriz en el contexto de proteccionismo y alza de aranceles. En el frente interno, los riesgos que observa el Banco de México tienen que ver con: 1) Un menor dinamismo de la inversión; 2) La desaceleración de las exportaciones; 3) La incertidumbre sobre la conclusión de las negaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte; 4) La pérdida de dinamismo del consumo interno; 5) El nivel de la producción petrolera y, 6) Las decisiones que tomará la próxima administración y su impacto en la inversión y la política fiscal. Si bien estos ámbitos de la economía y de la política económica hoy preocupan al Banco de México, también es cierto que ninguno presenta focos rojos como tal, pero lo que sí representan es que tanto en lo externo, como en lo interno hay muchas incógnitas que inciden en las perspectivas de los agentes económicos sean inversionistas o consumidores. De ahí que sea importante ir despejando cada una de las incógnitas para tener una perspectiva más amplia para crear las mejores condiciones para el crecimiento y bienestar de la población.
