/ sábado 20 de julio de 2019

Gertrudis Bocanegra

Los primeros recuerdos de Gertrudis Bocanegra fueron las aguas del Lago de Pátzcuaro. Gertrudis nació el 11 de abril de 1765. Sus padres eran españoles con una situación económica regular. No pasó penurias la niña Gertrudis. Y a pesar de que la enseñanza educativa estaba vedada para las mujeres en ese tiempo, Gertrudis pudo ilustrarse con el apoyo de su familia. Esa instrucción le sería de gran utilidad a Gertrudis Bocanegra al convertirse en una gran revolucionaria mexicana, quien desempeñó un importante papel en las luchas de la independencia del siglo XIX, junto a los líderes insurgentes Miguel Hidalgo e Ignacio Allende. Simpatizante de las ideas de Independencia que se gestaron a principios del siglo XIX en la Nueva España, Gertrudis Bocanegra convenció a su esposo y a su hijo de unirse a los insurrectos, los cuales habían proclamado la independencia del pueblo de Dolores el 16 de septiembre de 1810.

Su esposo e hijo formaron filas en el ejército insurgente y Gertrudis fue el correo de esas fuerzas irregulares en la región de Pátzcuaro, armando una importante red de comunicación entre las principales sedes de la rebelión independentista. Su esposo y su hijo perdieron la vida en la guerra, pero estos decesos no frenaron ni menguaron que su afán por la libertad y su convicción independentista terminaran. Así que con mayor vehemencia se incorporó a los insurgentes y colaboró con la causa aportando noticias, dinero, víveres y facilitando su casa para reuniones de los partidarios del movimiento. Gertrudis vivió siempre en el riesgo.

Tristemente para ella y su causa, el ejército real la detuvo en 1817 cuando realizaba acciones preparatorias para la toma de la ciudad de Pátzcuaro. Los españoles —se sabe— la torturaron para que denunciara a los conjurados, sin embargo, Gertrudis guardó silencio y no señaló a nadie. Los realistas la condenaron a muerte y la sentencia se cumplió en el mismo Pátzcuaro. Gertrudis Bocanegra con valentía, antes de morir, arengó al pelotón de fusilamiento y a las personas que presenciaron su ejecución para que se unieran a la causa de libertad de México. Murió el 11 de octubre de 1818. Sin duda, una heroína que la historia en ocasiones omite.

Los primeros recuerdos de Gertrudis Bocanegra fueron las aguas del Lago de Pátzcuaro. Gertrudis nació el 11 de abril de 1765. Sus padres eran españoles con una situación económica regular. No pasó penurias la niña Gertrudis. Y a pesar de que la enseñanza educativa estaba vedada para las mujeres en ese tiempo, Gertrudis pudo ilustrarse con el apoyo de su familia. Esa instrucción le sería de gran utilidad a Gertrudis Bocanegra al convertirse en una gran revolucionaria mexicana, quien desempeñó un importante papel en las luchas de la independencia del siglo XIX, junto a los líderes insurgentes Miguel Hidalgo e Ignacio Allende. Simpatizante de las ideas de Independencia que se gestaron a principios del siglo XIX en la Nueva España, Gertrudis Bocanegra convenció a su esposo y a su hijo de unirse a los insurrectos, los cuales habían proclamado la independencia del pueblo de Dolores el 16 de septiembre de 1810.

Su esposo e hijo formaron filas en el ejército insurgente y Gertrudis fue el correo de esas fuerzas irregulares en la región de Pátzcuaro, armando una importante red de comunicación entre las principales sedes de la rebelión independentista. Su esposo y su hijo perdieron la vida en la guerra, pero estos decesos no frenaron ni menguaron que su afán por la libertad y su convicción independentista terminaran. Así que con mayor vehemencia se incorporó a los insurgentes y colaboró con la causa aportando noticias, dinero, víveres y facilitando su casa para reuniones de los partidarios del movimiento. Gertrudis vivió siempre en el riesgo.

Tristemente para ella y su causa, el ejército real la detuvo en 1817 cuando realizaba acciones preparatorias para la toma de la ciudad de Pátzcuaro. Los españoles —se sabe— la torturaron para que denunciara a los conjurados, sin embargo, Gertrudis guardó silencio y no señaló a nadie. Los realistas la condenaron a muerte y la sentencia se cumplió en el mismo Pátzcuaro. Gertrudis Bocanegra con valentía, antes de morir, arengó al pelotón de fusilamiento y a las personas que presenciaron su ejecución para que se unieran a la causa de libertad de México. Murió el 11 de octubre de 1818. Sin duda, una heroína que la historia en ocasiones omite.