¿Las regidurías son premios de consolación para perdedores?
Quienes compiten como candidatos a presidir la alcaldía en una elección municipal y resultan perdedores, tienen el beneficio legal de asumir una regiduría dentro del ayuntamiento.
Sin duda se trata de una medida que busca equilibrar la integración de ese equipo de trabajo, ya que son personas que representan a diferentes fuerzas políticas, las cuales tienen visiones y propuestas distintas de cómo gobernar.
Por supuesto que la pluralidad en quienes toman las decisiones representa a los diferentes sectores de la sociedad y por ello se entiende esta medida establecida en el marco legal.
Desafortunadamente no es valorada en ese sentido y quizá se entienda como si fuese un premio de consolación, ya que algunos de los perdedores rechazan de inmediato la posibilidad de asumir la regiduría y otros más la toman, pero en cuanto pueden la abandonan.
Ello puede ser un signo de que en verdad no tienen la motivación de contribuir a mejorar las condiciones de vida de quienes habitan en la alcaldía en cuestión, de esas personas que acudieron a las urnas y les dieron su respaldo, aunque haya sido insuficiente.
Por supuesto que no es lo mismo ser alcalde que regidor. Mucho menos si nos enfocamos al rubro de las percepciones de estos servidores públicos.
Pero cómo confiar y votar nuevamente por alguien que no ganó, que luego estuvo al frente de una regiduría por menos de tres meses y que ya pidió licencia para ir en busca de otro puesto de elección popular.
Casos como seguramente hay varios en el estado, pero el más reciente es el de Ricardo Crespo Arroyo, quien fuera candidato independiente a la alcaldía de Pachuca y que, nos dicen, solicitó licencia para ausentarse porque tiene intenciones de volver a ponerse la camisa de candidato para contender.
¿Por qué no quedarse en el ayuntamiento e impulsar los temas del Plan de la Ciudad que presentó en septiembre pasado? Así cumpliría a quienes votaron por él con la esperanza de que ese plan se hiciera realidad.
PODRÍA HABER APAGÓN POR HUELGA
En caso de que las autoridades de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) y el sindicato de personal académico de esa casa de estudios, el SPAUAEH, no lleguen a un acuerdo en la revisión salarial, más de 50 mil estudiantes apagarían sus computadoras, tablets y/o celulares hasta nuevo aviso.
Y es que al estallar la huelga los profesores dejarían de impartir clases hasta que hubiese una solución satisfactoria para ellos que, hasta ahora, piden un incremento de 15 por ciento en sus percepciones en general.
No sería la primera vez que estalle una huelga de trabajadores de la Universidad, pero sí la primera en la que habría un apagón de más de cinco decenas de miles de aparatos de manera simultánea.
ESCUELAS PRIVADAS, DE HIDALGO, NO ABRIRÁN EN MARZO
Todo indica que la Asociación Nacional de Escuelas Particulares de la República Mexicana, lanzó la advertencia de que dichos colegios regresarían a las aulas a partir del uno de marzo, sin tener el consenso ni la verdadera representación en algunas entidades del país.
En Hidalgo, como en otros estados, las escuelas de paga unieron voces para dejar en claro que el regreso a los salones de clases será hasta que nos encontremos en el color verde del semáforo epidemiológico, siempre y cuando la autoridad federal lo permita.