/ viernes 27 de octubre de 2023

Tulancingo: Acusa omisión de autoridades tras agresión contra su hija en pleno salón de clases

El papá de la víctima llevó la situación ante el Tribunal de Adolescentes en Pachuca y ante Servicios Regionales de la SEP, no ha obtenido respuesta ante ninguna instancia

Era el jueves 18 de mayo de este año cuando su hija, una niña de sexto de primaria de apenas doce años de edad, normalmente escuchaba una de sus últimas clases del día. Son las cinco de la tarde aproximadamente, es del turno vespertino. Repentinamente y al negarse a continuar con una dinámica de retos que consisten en lastimarse físicamente, es tomada por el cuello por una de sus compañeras y después sometida contra la pared. Tras los gritos de espanto de sus demás compañeros, el profesor corre y las separa; la menor decide callar hasta el domingo de esa semana, cuando con lágrimas y desesperación cuenta lo acontecido a sus padres.

Así es que el señor Mario Ascencio Romero Bustamante relata el hecho que dio origen a la que ha sido su travesía por los últimos cinco meses, tiempo en que ha visto cómo la salud física y mental de su hija se deterioró a causa de este episodio y donde también, según comenta, ha dado fe de omisiones por parte de las autoridades de todo nivel: desde la directora y profesorado de la Escuela Primaria Franco Mexicano de la colonia Guadalupe en Tulancingo; hasta funcionarios de Servicios Regionales en la Secretaría de Educación Pública (SEP).

“Entre las autoridades de la escuela se echaban la bolita, me pedían que ya no hiciera nada porque no querían problemas (...) y es que no me dijeron nada, otras veces cuando había situaciones con mi hija de inmediato me decían pero ahora se quedaron callados, cuando fue una situación donde claramente la vida de mi hija estuvo en riesgo”, cuenta el señor Mario.

Según le platicó la menor, quien por cierto luego de esto cambió su comportamiento encerrándose constantentemente en su habitación para gritar, cortarse el cabello e incluso para lamentar el hecho de haber nacido, los entornos de violencia con esta compañera comenzaron hace ya un tiempo, cuando la presunta agresora en compañía de otras niñas emprendieron una dinámica de retos y juegos que se castigaban con violencia física.

“Le revisé y tiene cortadas en ambos brazos. Ella me contó que rompían un sacapuntas y que con el plástico filoso se hacían cortadas (...) luego del incidente la otra niña encaró a mi hija y la amenazó para que no nos dijera nada”, abunda.

Al darse cuenta que en la primaria no harían nada por cambiar a la agresora de salón o suspenderla dado lo avanzado del ciclo escolar, llevó la incidencia ante la SEPH. Aquí expuso lo ocurrido y se respaldó asimismo ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH), donde abrió el expediente TB-015223. En documentos compartidos en exclusiva con El Sol de Tulancingo, se da fe que el señor Mario acudió igualmente ante el Ministerio Público a levantar una denuncia, para después referirse a la Subprocuraduría Regional de Protección de Niñas, Niños, Adolescentes y Familia del Distrito Judicial Tulancingo, instancia del DIF municipal donde se le brindó terapia psicológica por algunos meses aunque por el momento “no hemos alcanzado cita”.

“La directora de la escuela también acudió a Derechos Humanos, nos citaron para firmar un convenio de protección para ella porque pidió que no le fueramos a hacer nada (...) el supervisor de sector también me contactó, para pedirme que cesara de todo trámite legal, yo solo les dije que qué esperaban, que si preferían que mi hija estuviera muerta”

Todo parecía terminar cuando acabó el ciclo escolar, porque llegaba el momento de entrar a la escuela secundaria. No obstante, resulta que a pesar de las denuncias, peticiones y múltiples diálogos para mantener a la presunta agresora lejos de su hija, ambas fueron asignadas al mismo plantel y en el mismo turno.

“Fui de nuevo a Servicios, les dije que cómo era posible. Me dijeron que lo iban a revisar, pero hasta el momento no se ha hecho nada. Mi hija me cuenta que se la encuentra constantemente y eso le quita la tranquilidad”, cuenta con preocupación.

Por ahora, don Mario plantea que continuará con su lucha para hacer justicia ante el Tribunal de Adolescentes en Pachuca, aunque reconoce que en reiteradas ocasiones le han dicho en todas las instancias que “no se puede hacer nada por su edad, aunque yo sé que hay una autoridad que juzga a los menores de edad”


Era el jueves 18 de mayo de este año cuando su hija, una niña de sexto de primaria de apenas doce años de edad, normalmente escuchaba una de sus últimas clases del día. Son las cinco de la tarde aproximadamente, es del turno vespertino. Repentinamente y al negarse a continuar con una dinámica de retos que consisten en lastimarse físicamente, es tomada por el cuello por una de sus compañeras y después sometida contra la pared. Tras los gritos de espanto de sus demás compañeros, el profesor corre y las separa; la menor decide callar hasta el domingo de esa semana, cuando con lágrimas y desesperación cuenta lo acontecido a sus padres.

Así es que el señor Mario Ascencio Romero Bustamante relata el hecho que dio origen a la que ha sido su travesía por los últimos cinco meses, tiempo en que ha visto cómo la salud física y mental de su hija se deterioró a causa de este episodio y donde también, según comenta, ha dado fe de omisiones por parte de las autoridades de todo nivel: desde la directora y profesorado de la Escuela Primaria Franco Mexicano de la colonia Guadalupe en Tulancingo; hasta funcionarios de Servicios Regionales en la Secretaría de Educación Pública (SEP).

“Entre las autoridades de la escuela se echaban la bolita, me pedían que ya no hiciera nada porque no querían problemas (...) y es que no me dijeron nada, otras veces cuando había situaciones con mi hija de inmediato me decían pero ahora se quedaron callados, cuando fue una situación donde claramente la vida de mi hija estuvo en riesgo”, cuenta el señor Mario.

Según le platicó la menor, quien por cierto luego de esto cambió su comportamiento encerrándose constantentemente en su habitación para gritar, cortarse el cabello e incluso para lamentar el hecho de haber nacido, los entornos de violencia con esta compañera comenzaron hace ya un tiempo, cuando la presunta agresora en compañía de otras niñas emprendieron una dinámica de retos y juegos que se castigaban con violencia física.

“Le revisé y tiene cortadas en ambos brazos. Ella me contó que rompían un sacapuntas y que con el plástico filoso se hacían cortadas (...) luego del incidente la otra niña encaró a mi hija y la amenazó para que no nos dijera nada”, abunda.

Al darse cuenta que en la primaria no harían nada por cambiar a la agresora de salón o suspenderla dado lo avanzado del ciclo escolar, llevó la incidencia ante la SEPH. Aquí expuso lo ocurrido y se respaldó asimismo ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH), donde abrió el expediente TB-015223. En documentos compartidos en exclusiva con El Sol de Tulancingo, se da fe que el señor Mario acudió igualmente ante el Ministerio Público a levantar una denuncia, para después referirse a la Subprocuraduría Regional de Protección de Niñas, Niños, Adolescentes y Familia del Distrito Judicial Tulancingo, instancia del DIF municipal donde se le brindó terapia psicológica por algunos meses aunque por el momento “no hemos alcanzado cita”.

“La directora de la escuela también acudió a Derechos Humanos, nos citaron para firmar un convenio de protección para ella porque pidió que no le fueramos a hacer nada (...) el supervisor de sector también me contactó, para pedirme que cesara de todo trámite legal, yo solo les dije que qué esperaban, que si preferían que mi hija estuviera muerta”

Todo parecía terminar cuando acabó el ciclo escolar, porque llegaba el momento de entrar a la escuela secundaria. No obstante, resulta que a pesar de las denuncias, peticiones y múltiples diálogos para mantener a la presunta agresora lejos de su hija, ambas fueron asignadas al mismo plantel y en el mismo turno.

“Fui de nuevo a Servicios, les dije que cómo era posible. Me dijeron que lo iban a revisar, pero hasta el momento no se ha hecho nada. Mi hija me cuenta que se la encuentra constantemente y eso le quita la tranquilidad”, cuenta con preocupación.

Por ahora, don Mario plantea que continuará con su lucha para hacer justicia ante el Tribunal de Adolescentes en Pachuca, aunque reconoce que en reiteradas ocasiones le han dicho en todas las instancias que “no se puede hacer nada por su edad, aunque yo sé que hay una autoridad que juzga a los menores de edad”


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