/ domingo 18 de agosto de 2019

La nueva era del PRI

La renovación de la dirigencia nacional exigió un proceso democrático en el que la militancia tuviera la oportunidad de expresar su voluntad sobre el destino del partido. Con más de 1 millón 600 mil votos que representan el 85% del total, Alejandro Moreno y yo, nos convertimos en la dirigencia emanada de un proceso democrático, más votada de la historia.

Tras la toma de protesta, lo que sigue es abrir las puertas del partido a la militancia y consolidar una dirigencia que escuche a todas las voces y que se convierta en la voz de todos los sectores que representan la pluralidad y diversidad de nuestro país.

En estos tiempos complejos, México requiere de un partido fuerte que encabece las causas de la gente y defienda los intereses de las y los mexicanos. Para lograr ese propósito estamos obligados a trazar el proyecto de nación que ofreceremos ante los retos del Siglo XXI, que se manifieste desde nuestros grupos parlamentarios en las Cámaras de Diputados y Senadores y por supuesto desde nuestros sectores y organizaciones.

En unos meses convocaremos a una Asamblea Nacional que marque un hito en la historia del partido; que nos ayude a retomar nuestra ideología; que nos lleve a reflexionar sobre qué tipo de partido queremos ser, a quienes vamos a representar, qué causas vamos a encabezar, cómo nos vamos a comunicar con la sociedad; cuál va a ser nuestra relación con el poder y cómo ser un partido vigilante de los gobiernos emanados de nuestras filas y de los de oposición.

El PRI inicia una nueva era en la que buscará reconquistar el poder para seguir construyendo ese México qué, cómo decía Colosio, sería inimaginable sin las contribuciones del PRI.

La renovación de la dirigencia nacional exigió un proceso democrático en el que la militancia tuviera la oportunidad de expresar su voluntad sobre el destino del partido. Con más de 1 millón 600 mil votos que representan el 85% del total, Alejandro Moreno y yo, nos convertimos en la dirigencia emanada de un proceso democrático, más votada de la historia.

Tras la toma de protesta, lo que sigue es abrir las puertas del partido a la militancia y consolidar una dirigencia que escuche a todas las voces y que se convierta en la voz de todos los sectores que representan la pluralidad y diversidad de nuestro país.

En estos tiempos complejos, México requiere de un partido fuerte que encabece las causas de la gente y defienda los intereses de las y los mexicanos. Para lograr ese propósito estamos obligados a trazar el proyecto de nación que ofreceremos ante los retos del Siglo XXI, que se manifieste desde nuestros grupos parlamentarios en las Cámaras de Diputados y Senadores y por supuesto desde nuestros sectores y organizaciones.

En unos meses convocaremos a una Asamblea Nacional que marque un hito en la historia del partido; que nos ayude a retomar nuestra ideología; que nos lleve a reflexionar sobre qué tipo de partido queremos ser, a quienes vamos a representar, qué causas vamos a encabezar, cómo nos vamos a comunicar con la sociedad; cuál va a ser nuestra relación con el poder y cómo ser un partido vigilante de los gobiernos emanados de nuestras filas y de los de oposición.

El PRI inicia una nueva era en la que buscará reconquistar el poder para seguir construyendo ese México qué, cómo decía Colosio, sería inimaginable sin las contribuciones del PRI.

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