/ sábado 9 de septiembre de 2017

México sísmico

El gran sismo sucedido la noche del jueves 8, no ha sido el de mayor magnitud (en la Ciudad de México sí)

El gran sismo sucedido la noche del jueves 8, no ha sido el de mayor magnitud (en la Ciudad de México sí) a nivel nacional ya que otros han ocurrido en 1787, de entre 8.4 y 8.7 en las costas de Oaxaca; otro en las costas de Colima y Jalisco, en 1932, también de 8.2 y dos más un poco menores, como el de 1985, en las costas de Michoacán, de 8.1 y el de las costas de Colima, en 1995, de 8.1, de acuerdo al Servicio Sismológico Nacional.

El sucedido al oeste de Pijijiapan, Chiapas, el pasado jueves a las 23.49 horas fue de 8.2 grados y a 58 kilómetros de profundidad. Al tiempo se registró otro, a las 24.17 horas, 72 kilómetros al sureste de Salina Cruz, Oaxaca, cuya magnitud fue de 6.1 y a 32 kilómetros de profundidad.

Y es que Chiapas es uno de los estados con mayor sismicidad en la República Mexicana. El origen de la misma se debe al contacto convergente entre dos importantes placas tectónicas: La placa de Cocos y la Placa del Caribe.

La interacción entre estas dos placas tiene lugar en la costa del Pacífico, frente a dicho estado.

De ahí que, en nuestro país, hasta 2016 Chiapas se encontraba en el segundo lugar en actividad sísmica a nivel nacional, con 880 eventos sísmicos, mientras que Oaxaca, en primer lugar, con mil 116 sismos y en tercer lugar, Guerrero, con 716. En abril de 2016.

El Sismológico Nacional señala respecto a esa zona que al iniciar el siglo XX se produjeron 3 grandes sismos superficiales con magnitudes mayores a 7 grados en las costas de Chiapas y Guatemala. El primero ocurrió cercano a la frontera México-Guatemala, el 19 de abril de 1902 (M 7.5); el segundo

el 23 de septiembre de 1902 (M 7.7) en la costa norte de Chiapas y el tercero el 14 de enero de 1903 (M 7.6) en la costa sur de Chiapas. Desde entonces se han producido otros tres grandes sismos, el 29 de abril de 1970 (M 7.3), el 10 de septiembre de 1993 (M 7.2) y el 7 de noviembre de 2012 (M 7.3).

Todos ellos ocurrieron en la parte sur de Chiapas.

En 2017 Chiapas ha registrado varios sismos también en Cintalapa, Arriaga, Tonalá, Maspatepec, Huixtla, Ciudad Hidalgo, Tapachula y Motozintla.

A su vez Oaxaca, con la mayoría en Salina Cruz, también en: Unión Hidalgo, Juchitán, Pinotepa, Matías Romero, Crucecita, Puerto Escondido, Río Grande, Tehuantepec, San Pedro Pochutla, Tlaxiaco, Miahuatlán e Ixtepec.

Y si bien los sismos son impredecibles hasta ahora, uno de gran magnitud había sido advertido como posibilidad de que ocurriera en México desde hace siete años, ante los sucesos en el Sistema de Fallas Motagua-Polichic, (que pasa por Oaxaca y Guerrero, hasta unirse con la zona de Subducción del Pacífico), límite entre la Placa Norteamericana y la del Caribe.

Desde 2010 los científicos contabilizaron que mientras en todo México no se registraban temblores, en Chiapas había cuatro diarios.

Fue el doctor Carlos Valdés González, entonces Jefe del Servicio Sismológico Nacional quien el 13 de enero de 2010 advirtió de la elevada probabilidad de que en nuestro país se registrara un sismo de magnitudes similares o superiores al de Haití (que fue de 7.3 grados), al estar conectado a la mencionada falla Motagua-Polochic, la cual representa la separación tectónica de la Placa Norteamericana y la Placa del Caribe.

Otra advertencia provino de César Cueto Tirado, entonces delegado regional del Instituto de Protección Civil de Chiapas, quien señaló que la entidad registraba un máximo histórico de 100 sismos en 24 días. En aquel tiempo, basado en las estadísticas del Servicio Sismológico Nacional en México, se habían detectado 256 sismos, de los cuales Chiapas llegaba al máximo histórico de 100.

No fue distinto en agosto pasado, cuando el mencionado Servicio Sismológico reportó la ocurrencia de 1,548 temblores cuyos epicentros se localizaron en los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca. Michoacán y Colima. Las magnitudes de los sismos reportados registradas eran desde 1.3 hasta 5.3.

Previamente otro de los de mayor intensidad había sucedido el 14 de junio de este año, de 7.0, con epicentro en Ciudad Hidalgo, Chiapas.

Acerca de las réplicas, la explicación del SSN es: “Cuando ocurre un sismo de magnitud considerable las rocas que se encuentran cerca de la zona de ruptura sufren un reacomodo, lo que genera una serie de temblores en la zona que reciben el nombre de réplicas. El número de las réplicas puede variar desde unos cuantos hasta cientos de eventos en los próximos días o semanas de ocurrido el temblor principal”.

Hay que advertir que la UNAM ha señalado que la República Mexicana se ubica en una región tectónicamente muy activa: son cinco placas que interactúan entre sí; una de las que producen la mayor cantidad de sismos es la de Cocos, que subduce por debajo de la de Norteamérica, y que abarca la mayor parte de la zona de subducción mexicana desde Jalisco hasta Chiapas. Esa tectónica seguirá produciendo terremotos de gran magnitud.

El gran sismo sucedido la noche del jueves 8, no ha sido el de mayor magnitud (en la Ciudad de México sí) a nivel nacional ya que otros han ocurrido en 1787, de entre 8.4 y 8.7 en las costas de Oaxaca; otro en las costas de Colima y Jalisco, en 1932, también de 8.2 y dos más un poco menores, como el de 1985, en las costas de Michoacán, de 8.1 y el de las costas de Colima, en 1995, de 8.1, de acuerdo al Servicio Sismológico Nacional.

El sucedido al oeste de Pijijiapan, Chiapas, el pasado jueves a las 23.49 horas fue de 8.2 grados y a 58 kilómetros de profundidad. Al tiempo se registró otro, a las 24.17 horas, 72 kilómetros al sureste de Salina Cruz, Oaxaca, cuya magnitud fue de 6.1 y a 32 kilómetros de profundidad.

Y es que Chiapas es uno de los estados con mayor sismicidad en la República Mexicana. El origen de la misma se debe al contacto convergente entre dos importantes placas tectónicas: La placa de Cocos y la Placa del Caribe.

La interacción entre estas dos placas tiene lugar en la costa del Pacífico, frente a dicho estado.

De ahí que, en nuestro país, hasta 2016 Chiapas se encontraba en el segundo lugar en actividad sísmica a nivel nacional, con 880 eventos sísmicos, mientras que Oaxaca, en primer lugar, con mil 116 sismos y en tercer lugar, Guerrero, con 716. En abril de 2016.

El Sismológico Nacional señala respecto a esa zona que al iniciar el siglo XX se produjeron 3 grandes sismos superficiales con magnitudes mayores a 7 grados en las costas de Chiapas y Guatemala. El primero ocurrió cercano a la frontera México-Guatemala, el 19 de abril de 1902 (M 7.5); el segundo

el 23 de septiembre de 1902 (M 7.7) en la costa norte de Chiapas y el tercero el 14 de enero de 1903 (M 7.6) en la costa sur de Chiapas. Desde entonces se han producido otros tres grandes sismos, el 29 de abril de 1970 (M 7.3), el 10 de septiembre de 1993 (M 7.2) y el 7 de noviembre de 2012 (M 7.3).

Todos ellos ocurrieron en la parte sur de Chiapas.

En 2017 Chiapas ha registrado varios sismos también en Cintalapa, Arriaga, Tonalá, Maspatepec, Huixtla, Ciudad Hidalgo, Tapachula y Motozintla.

A su vez Oaxaca, con la mayoría en Salina Cruz, también en: Unión Hidalgo, Juchitán, Pinotepa, Matías Romero, Crucecita, Puerto Escondido, Río Grande, Tehuantepec, San Pedro Pochutla, Tlaxiaco, Miahuatlán e Ixtepec.

Y si bien los sismos son impredecibles hasta ahora, uno de gran magnitud había sido advertido como posibilidad de que ocurriera en México desde hace siete años, ante los sucesos en el Sistema de Fallas Motagua-Polichic, (que pasa por Oaxaca y Guerrero, hasta unirse con la zona de Subducción del Pacífico), límite entre la Placa Norteamericana y la del Caribe.

Desde 2010 los científicos contabilizaron que mientras en todo México no se registraban temblores, en Chiapas había cuatro diarios.

Fue el doctor Carlos Valdés González, entonces Jefe del Servicio Sismológico Nacional quien el 13 de enero de 2010 advirtió de la elevada probabilidad de que en nuestro país se registrara un sismo de magnitudes similares o superiores al de Haití (que fue de 7.3 grados), al estar conectado a la mencionada falla Motagua-Polochic, la cual representa la separación tectónica de la Placa Norteamericana y la Placa del Caribe.

Otra advertencia provino de César Cueto Tirado, entonces delegado regional del Instituto de Protección Civil de Chiapas, quien señaló que la entidad registraba un máximo histórico de 100 sismos en 24 días. En aquel tiempo, basado en las estadísticas del Servicio Sismológico Nacional en México, se habían detectado 256 sismos, de los cuales Chiapas llegaba al máximo histórico de 100.

No fue distinto en agosto pasado, cuando el mencionado Servicio Sismológico reportó la ocurrencia de 1,548 temblores cuyos epicentros se localizaron en los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca. Michoacán y Colima. Las magnitudes de los sismos reportados registradas eran desde 1.3 hasta 5.3.

Previamente otro de los de mayor intensidad había sucedido el 14 de junio de este año, de 7.0, con epicentro en Ciudad Hidalgo, Chiapas.

Acerca de las réplicas, la explicación del SSN es: “Cuando ocurre un sismo de magnitud considerable las rocas que se encuentran cerca de la zona de ruptura sufren un reacomodo, lo que genera una serie de temblores en la zona que reciben el nombre de réplicas. El número de las réplicas puede variar desde unos cuantos hasta cientos de eventos en los próximos días o semanas de ocurrido el temblor principal”.

Hay que advertir que la UNAM ha señalado que la República Mexicana se ubica en una región tectónicamente muy activa: son cinco placas que interactúan entre sí; una de las que producen la mayor cantidad de sismos es la de Cocos, que subduce por debajo de la de Norteamérica, y que abarca la mayor parte de la zona de subducción mexicana desde Jalisco hasta Chiapas. Esa tectónica seguirá produciendo terremotos de gran magnitud.

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