Creado a partir de un proceso para secar un crustáceo, conocido como acocil de ría, presente ampliamente en el Valle del Mezquital, se produce un “polvo proteico” rico en proteínas y ácidos grados, que bien puede aportar alto valor nutrimental a una familia que por sus condiciones económicas no pueden consumir carne ni una vez a la semana.
Así lo expuso la doctora en Acuacultura por el Centro de Investigación de Ensenada Baja California, Ana Nalely Cerón Ortiz, quien encabeza al equipo conformado por un biólogo, química fármaco-bióloga y técnico en Acuacultura, que ya patentaron su proyecto, con la asesoría del Citnova, el apoyo del Instituto Tecnológico Superior de Occidente de Hidalgo (ITSOEH) en Mixquiahuala y el Centro de estudios tecnológicos de aguas continentales de Tezontepec de Aldama, lo hicieron posible.
Fue en enero de este año que consiguieron la patente y actualmente se encuentran en el estudio de mercadotecnia y comercialización, de su polvo proteico que “huele y sabe a camarón”, será relativamente barato para sus potenciales consumidores.
“Equivale a comer carne roja” con lo que se evita el efecto del ácido úrico, al no tener los pigmentos y toxinas de los cárnicos, una alternativa “para los que no les gusta la carne”.
Una vez abierto el sobre con el polvo, debe refrigerarse.
Con la participación de un nutriólogo, determinar la cantidad que se puede consumir al día, apuntó.
Se puede mezclar con la comida, y dependiendo del desarrollo de la patente, se establecerá si al combinarse deba acentuarse el olor y sabor a camarón o enmascararse.
No es perceptible que se está comiendo.
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