Las pitayas de cerro o monte que crecen en los ejidos o tierras comunales maduran en el mes noviembre, época donde estos frutos del monte comienzan a ser comidos por la fauna local como ardillas, conejos, armadillos, o pájaros como cenzontles, tortolitas o tutubixies o correcaminos.
Estos frutos son producto de cactáceas color verde parecidas a los cardones, pero más grandes y color verde, los cuales crecen con poca agua, y en terrenos tepetatosos o arenosos.
Las pitayas comienzan a florecer el mes de agosto, del cacto, brota una flor color rosa o rojiza que es señal de que el proceso de producción de las pitayas ha comenzado, en este momento los polinizadores como abejas, avispas y otros insectos pasan de flor en flor para recolectar el néctar y concluir el proceso de polinización.
Posteriormente de que la flor cumple su propósito y se seca, brota un botón o fruta la cual comienza a crecer hasta alcanzar el tamaño de una pelota de golf, este es el momento que los habitantes de esta región las cortan para consumirlas.
Para saber el proceso de maduración o que están en su punto para ser consumidas. las pitayas comienzan a tomar un color entre amarillo y verde, por lo que son cortadas.
Después de este proceso las pitayas que se encuentran cubiertas de espinas, son limpiadas con hierba y con ayuda de las manos se les quitan totalmente estas astillas.
Su sabor es agridulce, pero sabroso, se pueden consumir de manera natural ya que aportan vitaminas C, B (B1 o tiamina, B3 o niacina y B2 o riboflavina), potasio, hierro, calcio y fósforo, también se pueden combinar en ensalada, o en agua de sabor con algo de azúcar.