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Más allá de la Pirámide del Tecolote y el cerro del Xihuingo, considerado la segunda elevación más alta de Hidalgo, y cuya relevancia ha sido ampliamente difundida, en la zona arqueológica de Xihuingo, se halla un rico acervo de marcadores y petroglifos, como se les llama a las figuras que se hacen sobre roca por incisión; que dan cuenta del conocimiento astronómico y calendárico del México prehispánico.
Alrededor del mundo, estas inscripciones son un registro de actividad humana con sus diseños simbólicos, en forma de grabados esculpidos en roca realizados desgastando su capa superficial.
La mayoría de los petroglifos encontrados datan del período Neolítico de entre el 10 mil a los 3 mil antes de Cristo, que se caracteriza, en contraste con el período Paleolítico por el avance social, económico y político de las agrupaciones, así como por el sedentarismo.
Cabe señalar que, estas inscripciones son consideradas dentro del arte rupestre que incluye cualquier imagen grabada o pintada sobre superficies rocosas y que registren rastros de actividad humana antigua.
Luis Alonso León Estrada, jefe de resguardo de Bienes Culturales del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en Hidalgo, explicó a El Sol de Hidalgo, que estas inscripciones son el antecedente más cercano de los símbolos previos a la escritura.
En el caso de la Zona Arqueológica de Xihuingo, los pobladores prehispánicos de la zona aprovecharon el paisaje rocoso de esta área para crear estas inscripciones en roca, donde, las veredas que conducen hacia este entorno, atraviesan, alrededor de 500 montículos, aún por descubrir, que se considera pudieron pertenecer a pequeñas pirámides o adoratorios.
En los acantilados se hallan una serie de cruces punteadas semejantes a las de Teotihuacán, las cuales, de acuerdo a los guías y custodios de la zona, permiten discernir que eran empleadas de manera ritual, pero sobre todo para observar el espacio.
Numerosos petrograbados de diferentes épocas se localizan en las paredes rocosas cercanas, además de dos peñas en las que hay pinturas rupestres como El Tecolote, donde aparecen hombres armados de varas, y Las Tres Peñas, donde están plasmadas las huellas de manos humanas y otros símbolos geométricos que aún no han sido identificados.
El Xihuingo, fungió como un centro de observación astronómica durante la Época Prehispánica, donde sabios astrónomos se dedicaban a observar y registrar el paso de los astros en el firmamento con el fin de entender los ciclos estacionales.
Estos dibujos rupestres esculpidos sobre roca, representan cómputos para conocer la división del tiempo, por ejemplo, dijo, se perforaron 260 y 365 puntos que corresponden, respectivamente, a los días de los calendarios ritual y civil de los pueblos mesoamericanos.
En este sentido, refirió que, el uso de los calendarios en los pueblos mesoamericanos servía para indicar fechas de sus ceremonias religiosas y el inicio de las actividades agrícolas, además de que, la mayoría de estos marcadores son circulares; no obstante, también hay ovaladas y cuadradas.
“Algunas de estas piezas presentan círculos concéntricos u otros como muescas, puntos, espirales, signos de nahui ollin y estrellas”.
Por último, informó que, en la Época Prehispánica, el Xihuingo fue un sitio controlado directamente por Teotihuacán, debido al interés que tenía por regular la explotación de la obsidiana, además de que era considerado como un punto estratégico, pues se trata de un microvalle rodeado de cerros al Noreste y un gran volcán el cual tiene una vista al suroeste del Cerro Gordo, en cuyas faldas se extiende al Sur, Teotihuacán”.
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