El pequeño Dios del Amor, hijo de Venus y Marte, Cupido, como era conocido en la mitología romana, y Eros, en la griega, es uno de los pocos dioses antiguos que sobreviven al paso del tiempo y del que, anualmente, cuando se acerca el Día del Amor y la Amistad o San Valentín, es rememorado como estandarte del amor y el romanticismo.
Alma Licona Oliver, psicóloga de la Salud, indicó que la leyenda toma parte con el nacimiento de Cupido, quien tuvo que ser escondido por su madre en los bosques de Chipre, debido a que Júpiter, intentó asesinarlo pues estaba seguro que su existencia traería catástrofe y caos para la vida.
"Sin embargo, permitió que Cupido se mantuviera a salvo en el bosque y ahí, fue amamantado por fieras y criado por ninfas, quienes lo hicieron libre, pero sin la capacidad de razonar".
El pequeño Cupido, se formó hermoso como su madre y audaz como su padre por lo que creó un arco con madera proveniente de un fresno y flechas de ciprés con las que comenzó a trabajar en su puntería.
Cuando Venus se percató de esta habilidad le regaló un nuevo arco y flechas, pero éstas además de ser de oro y plomo tenían un don: ningún dios o mortal sería inmune a sus flechas, si disparaba las de oro concedía el amor, pero si usaba las de plomo, sería capaz de provocar odio y olvido.
Con el paso de los años, Venus comenzó a preocuparse porque Cupido no crecía, hasta que nació su hijo Anteros, dios de la pasión. "La leyenda cuenta que cuando Cupido estaba con Anteros, se transformaba en un joven con una belleza nunca antes vista, pero que tan pronto se desapartaban, Cupido volvía a ser un niño con los ojos vendados que disparaba sus flechas intempestivamente".
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Refirió que, de acuerdo a ambas Mitologías, la Romana o Griega, Cupido es representado como un niño con alas, para indicar que el amor suele pasar pronto, y con los ojos vendados para probar que el amor no ve el mérito o demérito de la persona a quien se dirige, ni sus defectos, mientras se fija en ella.
