Pocas veces nos ponemos a pensar lo importante que es que, quienes se encargan de desempeñar las funciones de la administración pública de nuestro país, tengan las competencias y la experiencia necesarias para llevarla a cabo. La administración pública entraña una gran responsabilidad porque, a través de esta función del Estado, se crean las condiciones que permiten satisfacer las diferentes necesidades de la sociedad, desde las más básicas, como la salud, la educación, la alimentación, hasta las más elevadas como la libertad en todas sus manifestaciones. Dicho de otra manera, quienes aspiran a desempeñar cargos en la administración pública, deben cubrir un perfil mínimo que permita acreditar sus aptitudes y calificaciones para aspirar al cargo. Lo que ha venido ocurriendo desde que inició este sexenio, demuestra la ineficiencia de la mayoría de los que integran el gabinete presidencial, lo que ha traído consecuencias en todos los ámbitos, particularmente en el terreno económico y financiero.
Ejemplos palpables de la mala toma de decisiones del actual gobierno, son la cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México conflicto del que aún no acabamos de salir y del que tampoco alcanzamos a estimar sus consecuencias en lo laboral, social, económico, ambiental, etc.; la crisis de PEMEX, provocada entre cosas, por el notorio desconocimiento de la Secretaria de Energía, Rocío Nahle y su Director, el ingeniero agrónomo Octavio Romero Oropeza, que han causado pérdidas económicas por más del 5 mil millones de pesos, pérdidas originadas por la pésima estrategia implementada para el combate al huachicoleo; a este desastre se suma la caída en la calificación crediticia de la paraestatal y los señalamientos de la calificadora Fitch Ratings de que el plan del presidente López Obrador para rescatar PEMEX.
El reciente escándalo originado por las propuestas del titular del Ejecutivo para ocupar las cuatro vacantes de la Comisión Reguladora de Energía – órgano autónomo de la Secretaría de Energía encargado de coordinar el mercado en materia de energía y de hidrocarburos- y su evidente desconocimiento, tanto de los aspectos técnicos y operativos, o la propuesta de una diseñadora de modas como Secretaria Ejecutiva de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados. En ambos casos, por la importancia de sus funciones, los cargos públicos deben ser cubiertos, por personas cuya experiencia, conocimiento y probidad sean demostrables, pues cualquier decisión que asuman, debe estar basada en el debido respaldo técnico y profesional, lo que implica alto su sentido de responsabilidad y principios éticos. Como ciudadano mexicano y representante popular, estoy obligado a exigir que, cuando se designen funcionarios, se haga pensando, primero, en el tipo de responsabilidad que se confiere al servidor público y los resultados que se pretenden alcanzar.
