/ lunes 10 de junio de 2024

Es el PRI un pesado lastre

A lo largo y ancho de la república mexicana han dejado de servir políticamente los colores patrios. No porque el verde, el blanco y el rojo de la bandera nacional carezcan de importancia para nuestro pueblo.

Aun cuando son muy representativos para nuestra patria y generen en nosotros el sentido de pertenencia y de nacionalidad, estos colores ya no influyen en el electorado a la hora de votar para elegir a los gobernantes y representantes populares.

Durante décadas algunas personas que se forjaron en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) desprestigiaron con su actuar el emblema, el logotipo de ese instituto político, que lleva los tres colores mencionados.

Un partido que hoy es sinónimo de corrupción ante la sociedad mexicana. Es un instituto político que hizo muchas cosas buenas y que forjó el México en el que vivimos, en el cual hay avances muy importantes, pero en el que el desarrollo se frenó por la ambición de unos cuántos que han cometido actos indebidos para robarse el dinero del pueblo, de una u otra forma.

El PRI se ha convertido en un lastre muy pesado para muchas otras personas que sí lo quieren y que actúan con apego a sus estatutos y dentro del marco de la ley buscando el beneficio de los mexicanos, pero que hoy sus actos honrados y bien intencionados ya no les alcanzan para ganar la confianza de los electores que, sin duda alguna, se dejan llevar más por lo malo que han hecho otros de los militantes del Revolucionario Institucional.

Bastaría con preguntarle a Xóchitl Gálvez, excandidata presidencial, qué opina del PRI, qué vio en el tricolor ahora que estuvo inmersa en ese partido.

ABANDONAR AL REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL

En años pasados, en décadas anteriores, ha quedado testimonio de cómo muchos de los líderes del priismo en México abandonaron ese barco, ya sea porque no había una oportunidad para ellos en las filas tricolores o porque en realidad consideraban que nuestro país necesitaba de otro modelo para hacer política y para ayudar a la gente.

A la par de que eso sucedía, mientras que algunos dirigentes y militantes dejaban al PRI, surgieron muchos otros institutos políticos. Uno de ellos es el Partido de la Revolución Democrática (PRD) que en la actualidad también vive una crisis severa.

Otro es Morena, en el cual militan muchos expriistas -algunos incluso señalados de presuntamente cometer actos de corrupción- y al que hoy prácticamente se le puede llamar el nuevo partido hegemónico.

Y todavía hay muchos que dejarán al tricolor para sumarse a algún otro de los partidos existentes o incluso para fundar otro más, así que cada día es más viable que desaparezca el PRI.

¿SE ACABARÁN LOS GRANDES PROBLEMAS?

Nos dicen que hay mucha gente que se pregunta si a partir de que Morena gobierne prácticamente en todos los estados de la república se acabarán o menguarán los principales problemas del país, tales como la inseguridad, el huachicol, la pobreza y el desempleo.

¿Será que cambiar al partido que nos gobierna sea la solución de todo lo que nos preocupa como ciudadanos?

Seguramente no. Y la respuesta que ya nos imaginamos de parte de los gobernantes, sean del partido que sean, es que seis años no alcanzan para arreglar a nuestro querido México y que el dinero público no es suficiente para atender y resolver todo de una buena vez.

¡Viva México!


A lo largo y ancho de la república mexicana han dejado de servir políticamente los colores patrios. No porque el verde, el blanco y el rojo de la bandera nacional carezcan de importancia para nuestro pueblo.

Aun cuando son muy representativos para nuestra patria y generen en nosotros el sentido de pertenencia y de nacionalidad, estos colores ya no influyen en el electorado a la hora de votar para elegir a los gobernantes y representantes populares.

Durante décadas algunas personas que se forjaron en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) desprestigiaron con su actuar el emblema, el logotipo de ese instituto político, que lleva los tres colores mencionados.

Un partido que hoy es sinónimo de corrupción ante la sociedad mexicana. Es un instituto político que hizo muchas cosas buenas y que forjó el México en el que vivimos, en el cual hay avances muy importantes, pero en el que el desarrollo se frenó por la ambición de unos cuántos que han cometido actos indebidos para robarse el dinero del pueblo, de una u otra forma.

El PRI se ha convertido en un lastre muy pesado para muchas otras personas que sí lo quieren y que actúan con apego a sus estatutos y dentro del marco de la ley buscando el beneficio de los mexicanos, pero que hoy sus actos honrados y bien intencionados ya no les alcanzan para ganar la confianza de los electores que, sin duda alguna, se dejan llevar más por lo malo que han hecho otros de los militantes del Revolucionario Institucional.

Bastaría con preguntarle a Xóchitl Gálvez, excandidata presidencial, qué opina del PRI, qué vio en el tricolor ahora que estuvo inmersa en ese partido.

ABANDONAR AL REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL

En años pasados, en décadas anteriores, ha quedado testimonio de cómo muchos de los líderes del priismo en México abandonaron ese barco, ya sea porque no había una oportunidad para ellos en las filas tricolores o porque en realidad consideraban que nuestro país necesitaba de otro modelo para hacer política y para ayudar a la gente.

A la par de que eso sucedía, mientras que algunos dirigentes y militantes dejaban al PRI, surgieron muchos otros institutos políticos. Uno de ellos es el Partido de la Revolución Democrática (PRD) que en la actualidad también vive una crisis severa.

Otro es Morena, en el cual militan muchos expriistas -algunos incluso señalados de presuntamente cometer actos de corrupción- y al que hoy prácticamente se le puede llamar el nuevo partido hegemónico.

Y todavía hay muchos que dejarán al tricolor para sumarse a algún otro de los partidos existentes o incluso para fundar otro más, así que cada día es más viable que desaparezca el PRI.

¿SE ACABARÁN LOS GRANDES PROBLEMAS?

Nos dicen que hay mucha gente que se pregunta si a partir de que Morena gobierne prácticamente en todos los estados de la república se acabarán o menguarán los principales problemas del país, tales como la inseguridad, el huachicol, la pobreza y el desempleo.

¿Será que cambiar al partido que nos gobierna sea la solución de todo lo que nos preocupa como ciudadanos?

Seguramente no. Y la respuesta que ya nos imaginamos de parte de los gobernantes, sean del partido que sean, es que seis años no alcanzan para arreglar a nuestro querido México y que el dinero público no es suficiente para atender y resolver todo de una buena vez.

¡Viva México!