/ jueves 24 de agosto de 2023

¿Confías en las instituciones?

Las Instituciones reglamentan las interacciones que tenemos los ciudadanos y por las cuales se cumple el estado de derecho, pero, ¿qué sucede cuando la mayoría de los ciudadanos tenemos una nula o limitada confianza en ellas?, principalmente se da una falta de legitimidad de las acciones que emprenden y, por tanto, se crea apatía y rechazo hacia ellas.

Este fenómeno tiene una raíz muy particular y única; la corrupción, esa manifestación casi imposible de erradicar en el servicio público, que aqueja en diferentes medidas a todos los gobiernos del mundo, en nuestro estado, Hidalgo, hemos sido testigos de diversos casos, como el que actualmente investiga la administración en curso, llamada estafa siniestra, sin embargo, no únicamente se da en el poder ejecutivo, legislativo o judicial, también en los organismos autónomos.

En el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo, se han realizado denuncias ciudadanas que se han publicado en diversos medios y que tienen que ver con la comisión de faltas administrativas graves, posiblemente constitutivas de cohecho, tráfico de influencias y encubrimiento, aunado a la muy baja confianza ciudadana que tiene la institución para la organización de las elecciones.

También, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo, desde hace unas semanas ha estado bajo escrutinio público, pues organizaciones civiles han realizado señalamientos a la titular tales como: No tener capacidad para el cargo, no proteger a las víctimas, revictimizar a quienes acuden a la comisión, proteger a visitadores involucrados en hechos violentos, entre otros.

Estas acciones, entre muchas otras, son particularmente las que limitan la confianza de los ciudadanos en las instituciones y resultado de ello se da la percepción de la ciudadanía de un estado que ha fallado en todas y cada una de sus responsabilidades, principalmente en seguridad y acceso a la justicia.

Un primer paso para combatir la desconfianza es que quienes están al frente de las instituciones sean congruentes, entre lo que piensan, lo que dicen y lo que hacen, con ello los resultados de su encargo mejorarán y quizá la ciudadanía confiemos de nuevo en nuestros gobiernos, en la dignificación de la política y en las instituciones; o ¿usted qué opina?, recuerde que puede escribirme a miradaciudadanamx@gmail.com


Las Instituciones reglamentan las interacciones que tenemos los ciudadanos y por las cuales se cumple el estado de derecho, pero, ¿qué sucede cuando la mayoría de los ciudadanos tenemos una nula o limitada confianza en ellas?, principalmente se da una falta de legitimidad de las acciones que emprenden y, por tanto, se crea apatía y rechazo hacia ellas.

Este fenómeno tiene una raíz muy particular y única; la corrupción, esa manifestación casi imposible de erradicar en el servicio público, que aqueja en diferentes medidas a todos los gobiernos del mundo, en nuestro estado, Hidalgo, hemos sido testigos de diversos casos, como el que actualmente investiga la administración en curso, llamada estafa siniestra, sin embargo, no únicamente se da en el poder ejecutivo, legislativo o judicial, también en los organismos autónomos.

En el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo, se han realizado denuncias ciudadanas que se han publicado en diversos medios y que tienen que ver con la comisión de faltas administrativas graves, posiblemente constitutivas de cohecho, tráfico de influencias y encubrimiento, aunado a la muy baja confianza ciudadana que tiene la institución para la organización de las elecciones.

También, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo, desde hace unas semanas ha estado bajo escrutinio público, pues organizaciones civiles han realizado señalamientos a la titular tales como: No tener capacidad para el cargo, no proteger a las víctimas, revictimizar a quienes acuden a la comisión, proteger a visitadores involucrados en hechos violentos, entre otros.

Estas acciones, entre muchas otras, son particularmente las que limitan la confianza de los ciudadanos en las instituciones y resultado de ello se da la percepción de la ciudadanía de un estado que ha fallado en todas y cada una de sus responsabilidades, principalmente en seguridad y acceso a la justicia.

Un primer paso para combatir la desconfianza es que quienes están al frente de las instituciones sean congruentes, entre lo que piensan, lo que dicen y lo que hacen, con ello los resultados de su encargo mejorarán y quizá la ciudadanía confiemos de nuevo en nuestros gobiernos, en la dignificación de la política y en las instituciones; o ¿usted qué opina?, recuerde que puede escribirme a miradaciudadanamx@gmail.com