/ lunes 8 de enero de 2024

Acuerdos por encima de acuerdos en Morena

Hoy en día uno de los asuntos más complejos en la política nacional es lograr acuerdos, respetarlos y cumplirlos. Esta es una problemática que se sufre entre partidos políticos, pero sobre todo al interior de dichas organizaciones.

En los últimos años, especialmente en épocas de definición de candidaturas de los diferentes procesos electorales que se han vivido, hemos visto cómo los institutos políticos se fragmentan debido a que las dirigencias nacionales o estatales no respetan los acuerdos asumidos.

Muchas de las escisiones registradas en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), por ejemplo, se deben a que quienes han abandonado sus filas consideran que no se les respeta, se les ignora, mientras que una cúpula se adueña de las pocas candidaturas que pueden tener éxito en las urnas.

En el caso del estado de Hidalgo, son pocos los cargos de representación popular que se estima podrán ganar en este 2024 tanto el PRI, como Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD). Por ello es que muchos de sus militantes que están dispuestos a contender se quedarán en el camino.

Lo mismo puede pasar incluso con algunos aspirantes del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), del Trabajo (PT) o Nueva Alianza (Panalh).

Y por supuesto que el Morena no escapa a ello. Es la fuerza política que tiene el mayor número de personas que aspiran a una alcaldía o a una diputación local. Incluso este factor generó que la dirigencia nacional morenista llamara la atención a la estatal por las largas listas para cada una de los cargos en juego.

Un primer acuerdo en Morena fue que los precandidatos surgirían de las encuestas. Y así se cumplió en el caso de quienes aspiran al Senado de la República. Sólo que hubo inconformidades, no todos creyeron o confiaron en que las personas seleccionadas sean tan populares.

Luego se interrumpió el proceso en el caso de quienes aspiran a una diputación federal. Se supone que ya habían hecho las encuestas, pero no dieron a conocer los resultados. Lo pospusieron para una mejor ocasión.

NO RESPETARON LOS ACUERDOS ORIGINALES

Sólo que más tarde indicaron que ya no se basarían en encuestas, sino que las precandidaturas restantes, como las de diputaciones federales y locales, además de aquellas para las 84 presidencias municipales, surgirán de acuerdos.

Sin duda se trata de una tarea titánica porque sentarse a dialogar implica negociar y establecer nuevos acuerdos, nuevos compromisos entre quienes compiten y las dirigencias estatal y nacional. Y cada caso es diferente. En cada municipio las circunstancias son distintas.

Pensemos por ejemplo en la alcaldía de Jaltocán, en donde siete de los aspirantes a la precandidatura ya se unieron para exigir que el abanderado salga sólo de entre ellos y advierten que no aceptarán ninguna imposición.

Es decir que si eligen a alguien ajeno a ellos, entonces habrá sido impuesto y en consecuencia habrá inconformidad e incluso podrían generar un movimiento en contra de ese candidato o candidata.

¿CUMPLIRÁN LOS NUEVOS ACUERDOS?

Los nuevos compromisos que se generen tendrán que cumplirse para conservar la calma interior en Morena. Y deberán ser bien negociados. Se debe repartir bien el pastel para que los diferentes grupos o personas reciban algún beneficio a cambio de ceder para que sea el previamente elegido quien asuma la candidatura.

De esta forma se cancela la vía de la popularidad, que no siempre ha dado buenos resultados, ya que Morena ha tenido congresistas con total desconocimiento del tema legislativo, pero que ganaron en las urnas.

Y al mismo tiempo se abre la posibilidad de impulsar a cuadros que podrían tener un mejor perfil para el desempeño de los cargos en juego, pero que no son reconocidos por la sociedad, pero el riesgo es que pierdan en las urnas.


Hoy en día uno de los asuntos más complejos en la política nacional es lograr acuerdos, respetarlos y cumplirlos. Esta es una problemática que se sufre entre partidos políticos, pero sobre todo al interior de dichas organizaciones.

En los últimos años, especialmente en épocas de definición de candidaturas de los diferentes procesos electorales que se han vivido, hemos visto cómo los institutos políticos se fragmentan debido a que las dirigencias nacionales o estatales no respetan los acuerdos asumidos.

Muchas de las escisiones registradas en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), por ejemplo, se deben a que quienes han abandonado sus filas consideran que no se les respeta, se les ignora, mientras que una cúpula se adueña de las pocas candidaturas que pueden tener éxito en las urnas.

En el caso del estado de Hidalgo, son pocos los cargos de representación popular que se estima podrán ganar en este 2024 tanto el PRI, como Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD). Por ello es que muchos de sus militantes que están dispuestos a contender se quedarán en el camino.

Lo mismo puede pasar incluso con algunos aspirantes del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), del Trabajo (PT) o Nueva Alianza (Panalh).

Y por supuesto que el Morena no escapa a ello. Es la fuerza política que tiene el mayor número de personas que aspiran a una alcaldía o a una diputación local. Incluso este factor generó que la dirigencia nacional morenista llamara la atención a la estatal por las largas listas para cada una de los cargos en juego.

Un primer acuerdo en Morena fue que los precandidatos surgirían de las encuestas. Y así se cumplió en el caso de quienes aspiran al Senado de la República. Sólo que hubo inconformidades, no todos creyeron o confiaron en que las personas seleccionadas sean tan populares.

Luego se interrumpió el proceso en el caso de quienes aspiran a una diputación federal. Se supone que ya habían hecho las encuestas, pero no dieron a conocer los resultados. Lo pospusieron para una mejor ocasión.

NO RESPETARON LOS ACUERDOS ORIGINALES

Sólo que más tarde indicaron que ya no se basarían en encuestas, sino que las precandidaturas restantes, como las de diputaciones federales y locales, además de aquellas para las 84 presidencias municipales, surgirán de acuerdos.

Sin duda se trata de una tarea titánica porque sentarse a dialogar implica negociar y establecer nuevos acuerdos, nuevos compromisos entre quienes compiten y las dirigencias estatal y nacional. Y cada caso es diferente. En cada municipio las circunstancias son distintas.

Pensemos por ejemplo en la alcaldía de Jaltocán, en donde siete de los aspirantes a la precandidatura ya se unieron para exigir que el abanderado salga sólo de entre ellos y advierten que no aceptarán ninguna imposición.

Es decir que si eligen a alguien ajeno a ellos, entonces habrá sido impuesto y en consecuencia habrá inconformidad e incluso podrían generar un movimiento en contra de ese candidato o candidata.

¿CUMPLIRÁN LOS NUEVOS ACUERDOS?

Los nuevos compromisos que se generen tendrán que cumplirse para conservar la calma interior en Morena. Y deberán ser bien negociados. Se debe repartir bien el pastel para que los diferentes grupos o personas reciban algún beneficio a cambio de ceder para que sea el previamente elegido quien asuma la candidatura.

De esta forma se cancela la vía de la popularidad, que no siempre ha dado buenos resultados, ya que Morena ha tenido congresistas con total desconocimiento del tema legislativo, pero que ganaron en las urnas.

Y al mismo tiempo se abre la posibilidad de impulsar a cuadros que podrían tener un mejor perfil para el desempeño de los cargos en juego, pero que no son reconocidos por la sociedad, pero el riesgo es que pierdan en las urnas.