Lamentablemente, un niño de apenas dos años quedará marcado de por vida debido a las quemaduras que se produjo por rociarse gasolina accidentalmente en rostro y brazos.
Su madre no se percató que inocentemente se acercaba a la hornilla de leña donde cocinaba y tenía la botella con el inflamable.
Los hechos se registraron en una comunidad rural de Chapantongo, hasta donde acudieron paramédicos de Protección Civil para brindar apoyo prehospitalario al infante.
De acuerdo a información policial, sufrió quemaduras de primer y segundo grado en rostro y brazos, pues al jalar la botella y rociarse el combustible, el calor de la leña lo encendió de inmediato.
Por la magnitud de las heridas, el menor fue canalizado al área de urgencia del Hospital Regional Tula-Tepeji, donde se determinará si requiere traslado a un sanatorio de especialidades o será atendido ahí.
Policías preventivos levantaron el reporte y entrevista a los familiares para conocer la versión de los hechos y deslindar responsabilidades, una vez que se determine que efectivamente se trató de un accidente, se informó finalmente.