/ domingo 6 de mayo de 2018

EU tendrá un "arrepentimiento histórico" si abandona acuerdo nuclear, advierte Irán

El mandatario Iraní, Hasan Rohani dijo que su país no negociará sus "armas defensivas con nadie"

Irán lanzó ayer una temible amenaza a Estados Unidos al prevenirle que "muy pronto" se arrepentirá si abandona el acuerdo nuclear firmado en 2015 en Viena y adopta nuevas sanciones contra el régimen de los ayatolás.

“Tenemos planes para cada decisión” del presidente norteamericano Donald Trump. “Si Estados Unidos se retira del JCPOA (siglas en inglés del acuerdo nuclear) muy pronto tendrá un arrepentimiento histórico", afirmó el jefe de Estado iraní, Hasan Rohani, en un mensaje divulgado por la web oficial de la Presidencia.

Foto: AFP

 

En su discurso, Rohani reiteró por lo demás la posición de Teherán, reafirmando que su país no negociará sus "armas defensivas con nadie".

"Produciremos y almacenaremos misiles y armas en la medida que sea necesario, a nadie le importa la decisión que tome el pueblo de Irán (con respecto a ese tema)", indicó.

 

Esas frases fueron interpretadas como una insinuación de que, en caso de ruptura del acuerdo de Viena, el régimen de los ayatolás podría  —por su parte—  retirarse del Tratado de No Proliferación (TNP). Esa amenaza constituye una constante de la llamada “diplomacia nuclear” de Teherán, pues ya la utilizó en 2006 tras el descubrimiento de su programa atómico secreto. En las últimas semanas, esa perspectiva fue nuevamente insinuada por los sectores más conservadores del régimen.

También deja abierta la posibilidad de acelerar su programa de misiles de medio y largo alcance  —ya experimentados—  y un cohete balístico intercontinental (el Shahab-5).

La multiplicación de amenazas iraníes traduce, por una parte, el temor de Teherán de que Trump cumpla su promesa de retirarse del acuerdo. Por otro lado, refleja una intensa lucha dentro del régimen, que se hizo visible con el eclipse del ministro de Relaciones Exteriores, Mohammad Javad Zarif, artífice del acuerdo de 2015.

 

Zarif sufre ahora una maniobra de pinzas: el retorno del boomerang que marca el previsible fracaso del tratado y el recelo de los conservadores cercanos al líder supremo, ayatolá Ali Jamenei, por temor a que puede convertirse en una seria alternativa para suceder a Rohani en las próximas elecciones presidenciales.

 

A los conservadores no le disgustaría un fracaso del ala moderada del régimen  —responsable el acuerdo de 2015—, que dejaría a los conservadores con las manos libres para reactivar su programa nuclear y el desarrollo de sus nuevos misiles. Pero, al mismo tiempo, crearía la ventana de oportunidad que espera el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu para justificar una “operación preventiva” contra Irán.

 

En Washington, la presencia de dos conocidos halcones junto a Trump  —el nuevo secretario de Estado, Mike Pompeo, y el secretario de Seguridad Nacional, John Bolton—  no garantiza la moderación, el tacto ni el talento diplomático que requiere una situación como la actual.

El principal motor de esa dinámica infernal es la amenaza de Trump, cada vez más concreta, de abandonar ese acuerdo concebido para impedir que el régimen de Teherán desarrolle un programa nuclear con fines militares y pueda dotarse de la bomba.

La decisión de Trump, que debe ser anunciada antes del sábado 12 de mayo, creó enorme inquietud entre los otros signatarios del acuerdo: Rusia y China, pero sobre todo los tres europeos (Francia, Gran Bretaña y Alemania) temen el comienzo de una vertiginosa escalada que abrase como una llamarada toda la región de Oriente Medio.

Irán lanzó ayer una temible amenaza a Estados Unidos al prevenirle que "muy pronto" se arrepentirá si abandona el acuerdo nuclear firmado en 2015 en Viena y adopta nuevas sanciones contra el régimen de los ayatolás.

“Tenemos planes para cada decisión” del presidente norteamericano Donald Trump. “Si Estados Unidos se retira del JCPOA (siglas en inglés del acuerdo nuclear) muy pronto tendrá un arrepentimiento histórico", afirmó el jefe de Estado iraní, Hasan Rohani, en un mensaje divulgado por la web oficial de la Presidencia.

Foto: AFP

 

En su discurso, Rohani reiteró por lo demás la posición de Teherán, reafirmando que su país no negociará sus "armas defensivas con nadie".

"Produciremos y almacenaremos misiles y armas en la medida que sea necesario, a nadie le importa la decisión que tome el pueblo de Irán (con respecto a ese tema)", indicó.

 

Esas frases fueron interpretadas como una insinuación de que, en caso de ruptura del acuerdo de Viena, el régimen de los ayatolás podría  —por su parte—  retirarse del Tratado de No Proliferación (TNP). Esa amenaza constituye una constante de la llamada “diplomacia nuclear” de Teherán, pues ya la utilizó en 2006 tras el descubrimiento de su programa atómico secreto. En las últimas semanas, esa perspectiva fue nuevamente insinuada por los sectores más conservadores del régimen.

También deja abierta la posibilidad de acelerar su programa de misiles de medio y largo alcance  —ya experimentados—  y un cohete balístico intercontinental (el Shahab-5).

La multiplicación de amenazas iraníes traduce, por una parte, el temor de Teherán de que Trump cumpla su promesa de retirarse del acuerdo. Por otro lado, refleja una intensa lucha dentro del régimen, que se hizo visible con el eclipse del ministro de Relaciones Exteriores, Mohammad Javad Zarif, artífice del acuerdo de 2015.

 

Zarif sufre ahora una maniobra de pinzas: el retorno del boomerang que marca el previsible fracaso del tratado y el recelo de los conservadores cercanos al líder supremo, ayatolá Ali Jamenei, por temor a que puede convertirse en una seria alternativa para suceder a Rohani en las próximas elecciones presidenciales.

 

A los conservadores no le disgustaría un fracaso del ala moderada del régimen  —responsable el acuerdo de 2015—, que dejaría a los conservadores con las manos libres para reactivar su programa nuclear y el desarrollo de sus nuevos misiles. Pero, al mismo tiempo, crearía la ventana de oportunidad que espera el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu para justificar una “operación preventiva” contra Irán.

 

En Washington, la presencia de dos conocidos halcones junto a Trump  —el nuevo secretario de Estado, Mike Pompeo, y el secretario de Seguridad Nacional, John Bolton—  no garantiza la moderación, el tacto ni el talento diplomático que requiere una situación como la actual.

El principal motor de esa dinámica infernal es la amenaza de Trump, cada vez más concreta, de abandonar ese acuerdo concebido para impedir que el régimen de Teherán desarrolle un programa nuclear con fines militares y pueda dotarse de la bomba.

La decisión de Trump, que debe ser anunciada antes del sábado 12 de mayo, creó enorme inquietud entre los otros signatarios del acuerdo: Rusia y China, pero sobre todo los tres europeos (Francia, Gran Bretaña y Alemania) temen el comienzo de una vertiginosa escalada que abrase como una llamarada toda la región de Oriente Medio.

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