/ sábado 3 de febrero de 2018

De la Casa Blanca a la cama

Con 20 años de diferencia, los escándalos en la Presidencia ya no tienen las mismas repercusiones

WASHINGON, EU. "No tuve sexo con esta mujer". Esa mentira casi le cuesta la presidencia de Estados Unidos a Bill

Clinton. Dos décadas después, el actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, es acusado de comprar el silencio de una estrella porno. Y no pasa nada.

La falsa afirmación sobre la verdadera naturaleza de la relación del expresidente Bill Clinton con Monica Lewinsky terminó en un juicio político contra el 42o presidente estadounidense.

Pero en el caso de Trump, la noticia, que en un país como Estados Unidos podría hundir cualquier carrera política, apenas ha generado titulares.

Especialistas, analistas, historiadores y otros observadores de la política intentan explicar por qué una revelación así pasa tan desapercibida.

"Trump es una anomalía", dijo Tobe Berkovitz, profesor de la Universidad de Boston. "Mire a otros políticos, celebridades y periodistas atrapados por comportamientos menos impactantes o serios que Trump".

Stormy Daniels, nombre artístico de Stephanie Clifford, habría recibido 130 mil dólares de Trump a cambio de su silencio, según dijo el Wall Street Journal.

La Casa Blanca lo negó, pero la revista People In Touch publicó por primera vez la semana pasada una entrevista de 2011 en la que Clifford describe su relación con el entonces magnate inmobiliario.

DESINTERESADOS

El adulterio en la era Clinton involucraba a un presidente en funciones y a una pasante de la Casa Blanca, y todo ocurría muy cerca de la Oficina Oval.

Trump era solo un ciudadano en 2006 y la entrevista a Clifford no deja dudas de que la relación fue consensuada. Pero estaba casado y su esposa Melania hacía apenas cuatro meses que había dado a luz a su hijo menor, Barron.

En la sociedad estadounidense, puritana en muchos aspectos, la infidelidad no es bien vista. Pero Trump ya ha demostrado que los cánones usuales no se aplican para él.

En medio de la campaña presidencial de 2016, podría haber muerto políticamente después de la publicación de un video donde se jactó de agarrar a las mujeres "por el coño". También fue acusado por varias mujeres de haberlas acosado o agredido sexualmente.

Y sin embargo fue elegido como 45o presidente de Estados Unidos.

EU CACHONDO

La corresponsal de New York Magazine en Washington, Olivia Nuzzi, atribuyó esta débil reacción pública al "cansancio del escándalo", que se ha generalizado desde la llegada del republicano a la Casa Blanca hace un año.

Para Berkovitz también hay algo de eso. "Alguna gente puede haberse aburrido de este tipo de comportamiento cuando se trata de Trump", explicó.

"No es que haya un estándar diferente para Trump", dijo. "Así es como Trump reacciona a las acusaciones. Trump se quita los guantes y golpea el celular y comienza a tuitear".

A Berkovitz, esto le recuerda "irónicamente" a Clinton. El expresidente aplicó esta táctica desde la década de 1990, basada en el principio de que "no debemos dejar ninguna acusación sin respuesta".

Mientras tanto, Stormy Daniels aprovecha su notoriedad, mientras tiene una gira de striptease por el país llamada "Make America Horny Again" (Que Estados Unidos vuelva a estar cachondo).

WASHINGON, EU. "No tuve sexo con esta mujer". Esa mentira casi le cuesta la presidencia de Estados Unidos a Bill

Clinton. Dos décadas después, el actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, es acusado de comprar el silencio de una estrella porno. Y no pasa nada.

La falsa afirmación sobre la verdadera naturaleza de la relación del expresidente Bill Clinton con Monica Lewinsky terminó en un juicio político contra el 42o presidente estadounidense.

Pero en el caso de Trump, la noticia, que en un país como Estados Unidos podría hundir cualquier carrera política, apenas ha generado titulares.

Especialistas, analistas, historiadores y otros observadores de la política intentan explicar por qué una revelación así pasa tan desapercibida.

"Trump es una anomalía", dijo Tobe Berkovitz, profesor de la Universidad de Boston. "Mire a otros políticos, celebridades y periodistas atrapados por comportamientos menos impactantes o serios que Trump".

Stormy Daniels, nombre artístico de Stephanie Clifford, habría recibido 130 mil dólares de Trump a cambio de su silencio, según dijo el Wall Street Journal.

La Casa Blanca lo negó, pero la revista People In Touch publicó por primera vez la semana pasada una entrevista de 2011 en la que Clifford describe su relación con el entonces magnate inmobiliario.

DESINTERESADOS

El adulterio en la era Clinton involucraba a un presidente en funciones y a una pasante de la Casa Blanca, y todo ocurría muy cerca de la Oficina Oval.

Trump era solo un ciudadano en 2006 y la entrevista a Clifford no deja dudas de que la relación fue consensuada. Pero estaba casado y su esposa Melania hacía apenas cuatro meses que había dado a luz a su hijo menor, Barron.

En la sociedad estadounidense, puritana en muchos aspectos, la infidelidad no es bien vista. Pero Trump ya ha demostrado que los cánones usuales no se aplican para él.

En medio de la campaña presidencial de 2016, podría haber muerto políticamente después de la publicación de un video donde se jactó de agarrar a las mujeres "por el coño". También fue acusado por varias mujeres de haberlas acosado o agredido sexualmente.

Y sin embargo fue elegido como 45o presidente de Estados Unidos.

EU CACHONDO

La corresponsal de New York Magazine en Washington, Olivia Nuzzi, atribuyó esta débil reacción pública al "cansancio del escándalo", que se ha generalizado desde la llegada del republicano a la Casa Blanca hace un año.

Para Berkovitz también hay algo de eso. "Alguna gente puede haberse aburrido de este tipo de comportamiento cuando se trata de Trump", explicó.

"No es que haya un estándar diferente para Trump", dijo. "Así es como Trump reacciona a las acusaciones. Trump se quita los guantes y golpea el celular y comienza a tuitear".

A Berkovitz, esto le recuerda "irónicamente" a Clinton. El expresidente aplicó esta táctica desde la década de 1990, basada en el principio de que "no debemos dejar ninguna acusación sin respuesta".

Mientras tanto, Stormy Daniels aprovecha su notoriedad, mientras tiene una gira de striptease por el país llamada "Make America Horny Again" (Que Estados Unidos vuelva a estar cachondo).

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