/ martes 10 de mayo de 2022

Cárteles mexicanos reforman el narco en Colombia

Jalisco Nueva Generación o Sinaloa entregan semillas para una cocaína más pura y arman a guerrilleros

TUMACO. Los emisarios de los carteles mexicanos de la droga están participando más estrechamente en la producción de cocaína en Colombia, pagando a los cocaleros por adelantado sus cosechas e impulsando el cultivo de semillas altamente productivas, dijeron campesinos, funcionarios de seguridad y activistas.

Los principales carteles mexicanos como el de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación, que tienen grandes áreas de influencia en México y ejercen una violencia brutal por el control de las rutas de la droga, han comprado durante mucho tiempo cocaína a los grupos guerrilleros y a las bandas criminales de Colombia.

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Los carteles mexicanos comenzaron a impulsar cambios significativos en las adaptaciones de hoja de coca que se siembran, aumentando la producción de cocaína, incluso cuando la superficie cultivada se redujo, aseguraron fuentes policiales.

Su presencia también está incrementando la cantidad y la pureza de la cocaína que se trafica desde Colombia a EU y a Europa, según la Policía Nacional.

El aumento de la cosecha con las nuevas adaptaciones de hoja de coca es visible en las cifras anuales de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, con un incremento de la producción potencial de cocaína en los últimos tres años, pese a que la superficie sembrada disminuyó.

Los carteles mexicanos envían a personas para dirigir la producción, la compra y el transporte de los cargamentos de cocaína, dijo el general Fernando Murillo, jefe de la Dirección de Investigación Criminal de la Policía Nacional.

"Y esto lo están haciendo para generar tranquilidad y confianza, dicen ellos, en la pureza de la sustancia que se les está vendiendo. Para que se cumpla el fin, que es recibir este alcaloide en su destino final", explicó el oficial.

Cultivadores de coca, informantes y traficantes capturados han revelado a la policía cómo los emisarios mexicanos realizan controles de pureza, mantienen relaciones con todo el espectro de grupos armados ilegales colombianos, negocian los precios y supervisan los envíos.

En los últimos años, su unidad ha detectado 14 adaptaciones para aumentar la productividad. No hay pruebas de que las semillas estén modificadas genéticamente, sostuvo el oficial.

La ONU, fuentes policiales y militares, así como cultivadores y activistas de derechos humanos, coincidieron en que la mayor productividad se debe a una cuidadosa selección de variedades específicas de alto rendimiento.

Un cocalero del departamento de Norte de Santander, en la frontera con Venezuela, dijo que los representantes de un cartel mexicano y sus socios colombianos comenzaron a distribuir variedades más productivas hace dos años, ordenando a los campesinos sembrarlas.

Los carteles mexicanos suman otro elemento al complejo panorama de violencia en medio del conflicto armado de casi seis décadas que ha dejado 260 mil muertos en Colombia, al traer armas de gran potencia desde Estados Unidos para utilizarlas como pago a los grupos ilegales por los envíos de cocaína.

Los grupos delictivos mexicanos compran la base de coca y la cocaína de alta calidad a grupos armados ilegales colombianos como el Clan del Golfo, los rebeldes del Ejército de Liberación Nacional y antiguos miembros de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que rechazaron un acuerdo de paz de 2016, según fuentes de seguridad.

La presencia de emisarios mexicanos en medio de selvas y montañas de regiones cocaleras es visible, dijeron cuatro personas que viven en los departamentos de Cauca, Nariño y Norte de Santander, y otra que visitó recientemente Cauca.

Por otro lado, los traficantes mexicanos financian la construcción de laboratorios y centros de acopio desde donde se coordinan los envíos, según un informe de inteligencia policial y que también reportó la presencia en Colombia en menor escala de emisarios de los carteles Beltrán Leyva y los antiguos Zetas.

Las autoridades colombianas aseguran que un 60 por ciento de los cargamentos de la cocaína enviados por Pacífico son operaciones coordinadas por mexicanos.

TUMACO. Los emisarios de los carteles mexicanos de la droga están participando más estrechamente en la producción de cocaína en Colombia, pagando a los cocaleros por adelantado sus cosechas e impulsando el cultivo de semillas altamente productivas, dijeron campesinos, funcionarios de seguridad y activistas.

Los principales carteles mexicanos como el de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación, que tienen grandes áreas de influencia en México y ejercen una violencia brutal por el control de las rutas de la droga, han comprado durante mucho tiempo cocaína a los grupos guerrilleros y a las bandas criminales de Colombia.

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Los carteles mexicanos comenzaron a impulsar cambios significativos en las adaptaciones de hoja de coca que se siembran, aumentando la producción de cocaína, incluso cuando la superficie cultivada se redujo, aseguraron fuentes policiales.

Su presencia también está incrementando la cantidad y la pureza de la cocaína que se trafica desde Colombia a EU y a Europa, según la Policía Nacional.

El aumento de la cosecha con las nuevas adaptaciones de hoja de coca es visible en las cifras anuales de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, con un incremento de la producción potencial de cocaína en los últimos tres años, pese a que la superficie sembrada disminuyó.

Los carteles mexicanos envían a personas para dirigir la producción, la compra y el transporte de los cargamentos de cocaína, dijo el general Fernando Murillo, jefe de la Dirección de Investigación Criminal de la Policía Nacional.

"Y esto lo están haciendo para generar tranquilidad y confianza, dicen ellos, en la pureza de la sustancia que se les está vendiendo. Para que se cumpla el fin, que es recibir este alcaloide en su destino final", explicó el oficial.

Cultivadores de coca, informantes y traficantes capturados han revelado a la policía cómo los emisarios mexicanos realizan controles de pureza, mantienen relaciones con todo el espectro de grupos armados ilegales colombianos, negocian los precios y supervisan los envíos.

En los últimos años, su unidad ha detectado 14 adaptaciones para aumentar la productividad. No hay pruebas de que las semillas estén modificadas genéticamente, sostuvo el oficial.

La ONU, fuentes policiales y militares, así como cultivadores y activistas de derechos humanos, coincidieron en que la mayor productividad se debe a una cuidadosa selección de variedades específicas de alto rendimiento.

Un cocalero del departamento de Norte de Santander, en la frontera con Venezuela, dijo que los representantes de un cartel mexicano y sus socios colombianos comenzaron a distribuir variedades más productivas hace dos años, ordenando a los campesinos sembrarlas.

Los carteles mexicanos suman otro elemento al complejo panorama de violencia en medio del conflicto armado de casi seis décadas que ha dejado 260 mil muertos en Colombia, al traer armas de gran potencia desde Estados Unidos para utilizarlas como pago a los grupos ilegales por los envíos de cocaína.

Los grupos delictivos mexicanos compran la base de coca y la cocaína de alta calidad a grupos armados ilegales colombianos como el Clan del Golfo, los rebeldes del Ejército de Liberación Nacional y antiguos miembros de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que rechazaron un acuerdo de paz de 2016, según fuentes de seguridad.

La presencia de emisarios mexicanos en medio de selvas y montañas de regiones cocaleras es visible, dijeron cuatro personas que viven en los departamentos de Cauca, Nariño y Norte de Santander, y otra que visitó recientemente Cauca.

Por otro lado, los traficantes mexicanos financian la construcción de laboratorios y centros de acopio desde donde se coordinan los envíos, según un informe de inteligencia policial y que también reportó la presencia en Colombia en menor escala de emisarios de los carteles Beltrán Leyva y los antiguos Zetas.

Las autoridades colombianas aseguran que un 60 por ciento de los cargamentos de la cocaína enviados por Pacífico son operaciones coordinadas por mexicanos.

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