/ miércoles 21 de febrero de 2018

México pierde un 44% de agua

Los organismos operadores de agua en el país solo pueden hacer llegar a los hogares el 55.64% del agua que captan

La falta de lluvia arranca preocupaciones de ganaderos, como los de Ciudad Valles, en San Luis Potosí, pues el bajo nivel de las presas pronostica una sequía que será difícil de enfrentar. No obstante, en otros sitios del país el acceso al agua tiene más un tinte político que climático y ha enfrentado a grupos sociales y políticos pese a no existir escasez.

En Mexicali, la empresa Constellation Brands continúa la construcción de una planta que en su máxima capacidad utilizará 20 millones de metros cúbicos de agua, originalmente de pozo, y frente a la protesta social realizada por grupos de resistencia ha optado por utilizar líquido tratado por la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Mexicali.

Con todo, las protestas han continuado y hace solo unos días batallas campales enfrentaron a policías con decenas de manifestantes, pese a que el municipio cuenta con una dotación de aproximadamente mil 850 millones de metros cúbicos.

Otro caso en el que el acceso al vital líquido se vio politizado es el de la presa El Zapotillo, obra que ha contrapunteado a Jalisco y Guanajuato, luego de que tras un decreto federal el caudal del río Verde, originalmente abastecedor solo de la capital tapatía, fuera destinado al uso compartido, 75% para Jalisco y 25% para Guanajuato.

Tras años de trámites, la presa y un acueducto fueron licitados entre 2009 y 2011.

En Jalisco surgieron problemas sociales luego de que pobladores de Temacapulín, Acásico y Palmarejo reclamaron su derecho a mantenerse en su lugar de origen y se opusieron a que esos pueblos fueran inundados por el proyecto.

Caso de éxito En medio de Zacatecas, en la comunidad México Nuevo, Fresnillo, habitada por 200 familias, desde hace 20 años con su propio pozo de agua potable, que abastece 185 tomas domiciliarias, de las cuales 160 pagan puntualmente el servicio: 80 pesos mensuales.

No padecen escasez. “El pozo nos da un caudal suficiente para tener el vital líquido las 24 horas del día; lo encienden a las ocho y lo apagan entre las cuatro y cinco de la tarde, apenas se llena, se tiene que apagar”, dice el tesorero del Comité de Agua Potable, Jesús Sandoval.

“Procuramos cuidar el vital líquido, no desperdiciarla para tener el servicio siempre”.

La Comisión Federal de Electricidad emite recibos de hasta 15 mil pesos al ejido.

“Los que tenemos que pagar para evitar el corte del servicio de energía eléctrica, lo que nunca ha sucedido, siempre hemos pagado para tener agua”.

La falta de lluvia arranca preocupaciones de ganaderos, como los de Ciudad Valles, en San Luis Potosí, pues el bajo nivel de las presas pronostica una sequía que será difícil de enfrentar. No obstante, en otros sitios del país el acceso al agua tiene más un tinte político que climático y ha enfrentado a grupos sociales y políticos pese a no existir escasez.

En Mexicali, la empresa Constellation Brands continúa la construcción de una planta que en su máxima capacidad utilizará 20 millones de metros cúbicos de agua, originalmente de pozo, y frente a la protesta social realizada por grupos de resistencia ha optado por utilizar líquido tratado por la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Mexicali.

Con todo, las protestas han continuado y hace solo unos días batallas campales enfrentaron a policías con decenas de manifestantes, pese a que el municipio cuenta con una dotación de aproximadamente mil 850 millones de metros cúbicos.

Otro caso en el que el acceso al vital líquido se vio politizado es el de la presa El Zapotillo, obra que ha contrapunteado a Jalisco y Guanajuato, luego de que tras un decreto federal el caudal del río Verde, originalmente abastecedor solo de la capital tapatía, fuera destinado al uso compartido, 75% para Jalisco y 25% para Guanajuato.

Tras años de trámites, la presa y un acueducto fueron licitados entre 2009 y 2011.

En Jalisco surgieron problemas sociales luego de que pobladores de Temacapulín, Acásico y Palmarejo reclamaron su derecho a mantenerse en su lugar de origen y se opusieron a que esos pueblos fueran inundados por el proyecto.

Caso de éxito En medio de Zacatecas, en la comunidad México Nuevo, Fresnillo, habitada por 200 familias, desde hace 20 años con su propio pozo de agua potable, que abastece 185 tomas domiciliarias, de las cuales 160 pagan puntualmente el servicio: 80 pesos mensuales.

No padecen escasez. “El pozo nos da un caudal suficiente para tener el vital líquido las 24 horas del día; lo encienden a las ocho y lo apagan entre las cuatro y cinco de la tarde, apenas se llena, se tiene que apagar”, dice el tesorero del Comité de Agua Potable, Jesús Sandoval.

“Procuramos cuidar el vital líquido, no desperdiciarla para tener el servicio siempre”.

La Comisión Federal de Electricidad emite recibos de hasta 15 mil pesos al ejido.

“Los que tenemos que pagar para evitar el corte del servicio de energía eléctrica, lo que nunca ha sucedido, siempre hemos pagado para tener agua”.

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