“Nosotros no usamos la armas, nos acribillan peor, a sabiendas que nuestras armas no disparan balas, nuestras armas disparan verdades”, estas fueron las palabras vivas que sentenció Cándido Ríos Vázquez mejor conocido en su pueblo como el “Pabuche”, en un video publicado el 13 de agosto en su cuenta de Facebook.
Detesto las religiones, creo en mi Dios todopoderoso, nadie me paga por hacer esto, por naturaleza soy un periodista después de ser trailero 16 años
Cándido Ríos Vázquez, El "Pabuche”
“Cuando escribo tengo mi errores pero no de lo que escribo sino en faltas de ortografía puntos y coma. Pero lo importante es que no existen puntos y coma que hay que quitar, todo es fundamental todo está conectado con la lengua y la mente, pues no soy un estudiado, a los madrazos estudié sexto año de primaria, mi escuela ha sido la ley de la vida”. De esta manera defendió su capacidad por difundir su realidad.
El periodista asesinado estuvo comprometido con el cánon del oficio que desgrana pepitas de verdad, hasta el último día de su existencia, pues horas antes de ser ejecutado, dejó su última historia siempre pensando lo que pasaba con el otro y los otros de su pueblo del municipio de Hueyapan de Ocampo, Veracruz.
El último video que publicó revela parte de su aguerrida personalidad y fuera de cualquier título para ufanarse; “gloria a Dios que por naturaleza soy un redentor, no me acobijo de grupos antorchistas, ni de asociaciones civiles, ni de ser un mustio la sociedad con el afán de buscar una honra, una gloria, un triunfo. unos honores”.
De aspecto humilde, se regocija en su última evidencia con vida de pesar más en lo moral que en lo económico al hacer pública una denuncia que vincula por presuntos actos de corrupción al diputado Jorge Carvallo Delfín, una magistrada de San Andrés Tuxtla, al exalcalde de Hueyapan, Gaspar Gómez Jiménez, quien según el diario Imagen del Golfo, amenazó de muerte al periodista.
“Yo le hablo a mi pueblo, yo no necesito ser ‘Pabuche’ en política, yo los 365 días hago el bien sin ver a quien, sirvo de lleno a la sociedad como es mi deber hacerlo, valiéndome madre mi vida, mi libertad, las torturas que me han dado”. De esta manera define su compromiso como si rezara cual tatuaje en alguna parte de su cuerpo, como la cruz que se tatuó en el brazo y se bañó de sangre tras su muerte.