/ domingo 21 de noviembre de 2021

Tratan de volver a su vida normal

El obispo de Tula, Juan Pedro Juárez Meléndez, destacó la ayuda que los feligreses realizan para la restauración

TULA DE ALLENDE, Hgo.- “Ante la emergencia en el momento de la pasada inundación ocurrida hace casi tres meses, se manifestó mucha solidaridad no solo de las tres esferas de gobierno sino también de mucha gente de buena voluntad de Tula y sus alrededores, personas creyentes y no creyentes, que ayudaron de manera individual o en grupos para atender de manera emergente las necesidades más apremiantes y básicas de todos los hermanos damnificados”.

Así lo expresó, ayer en la tarde, el obispo de Tula, Juan Pedro Juárez Meléndez, quien agregó que igualmente organizaciones civiles, empresas e instituciones públicas y privadas se sumaron a esta noble causa de ayudar al prójimo cuando más lo necesitaba tras el desbordamiento de las aguas negras del Río Tula en esta ciudad.

El entrevistado mencionó que la ayuda fluyó inmediatamente tras suceder la contingencia en la mancha urbana de Tula así como en demás poblaciones asentadas a la orilla del Río Tula hasta el municipio de Ixmiquilpan.

Desde alimento, ropa, medicamentos, enseres domésticos y otros artículos de primera necesidad estuvieron aportando los habitantes de Hidalgo y hasta de otras entidades del país, luego de acontecer la inundación el pasado seis de septiembre por la noche.

El líder religioso dijo que de parte de la iglesia católica de Tula sus integrantes estuvieron repartiendo a la población por más de un mes de forma diaria alrededor de trescientas comidas calientes, además de desayunos y cenas, que aportaron las parroquias vecinas a Tula.

“En esta labor participaron muchas personas voluntarias de las mismas iglesias en labores de limpieza de casas y calles, incluyendo alumnos del seminario Felipe de Jesús que se unieron a las jornadas y todo esto fue urgente en la primera semana después de ocurrir la inundación” indicó el obispo de Tula.

Aseguró que posteriormente, muchos habitantes damnificados pudieron regresar a sus hogares dejando los albergues temporales que fueron instalados y tratando de continuar en su vida ordinaria con todas las limitantes y dificultades que se siguen afrontando aún a casi tres meses de que sucedió el desastre aquí.

También te puede interesar: Más apoyos a familias de fallecidos en IMSS Tula

Juan Pedro Juárez señaló que los equipos de pastoral social de las parroquias de Tula y sus alrededores siguen coordinándose para atender las necesidades que continúan presentándose. Sobre si hay o no presuntos culpables de la contingencia, dijo que serán las autoridades correspondientes quienes deben responderlo.

TULA DE ALLENDE, Hgo.- “Ante la emergencia en el momento de la pasada inundación ocurrida hace casi tres meses, se manifestó mucha solidaridad no solo de las tres esferas de gobierno sino también de mucha gente de buena voluntad de Tula y sus alrededores, personas creyentes y no creyentes, que ayudaron de manera individual o en grupos para atender de manera emergente las necesidades más apremiantes y básicas de todos los hermanos damnificados”.

Así lo expresó, ayer en la tarde, el obispo de Tula, Juan Pedro Juárez Meléndez, quien agregó que igualmente organizaciones civiles, empresas e instituciones públicas y privadas se sumaron a esta noble causa de ayudar al prójimo cuando más lo necesitaba tras el desbordamiento de las aguas negras del Río Tula en esta ciudad.

El entrevistado mencionó que la ayuda fluyó inmediatamente tras suceder la contingencia en la mancha urbana de Tula así como en demás poblaciones asentadas a la orilla del Río Tula hasta el municipio de Ixmiquilpan.

Desde alimento, ropa, medicamentos, enseres domésticos y otros artículos de primera necesidad estuvieron aportando los habitantes de Hidalgo y hasta de otras entidades del país, luego de acontecer la inundación el pasado seis de septiembre por la noche.

El líder religioso dijo que de parte de la iglesia católica de Tula sus integrantes estuvieron repartiendo a la población por más de un mes de forma diaria alrededor de trescientas comidas calientes, además de desayunos y cenas, que aportaron las parroquias vecinas a Tula.

“En esta labor participaron muchas personas voluntarias de las mismas iglesias en labores de limpieza de casas y calles, incluyendo alumnos del seminario Felipe de Jesús que se unieron a las jornadas y todo esto fue urgente en la primera semana después de ocurrir la inundación” indicó el obispo de Tula.

Aseguró que posteriormente, muchos habitantes damnificados pudieron regresar a sus hogares dejando los albergues temporales que fueron instalados y tratando de continuar en su vida ordinaria con todas las limitantes y dificultades que se siguen afrontando aún a casi tres meses de que sucedió el desastre aquí.

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Juan Pedro Juárez señaló que los equipos de pastoral social de las parroquias de Tula y sus alrededores siguen coordinándose para atender las necesidades que continúan presentándose. Sobre si hay o no presuntos culpables de la contingencia, dijo que serán las autoridades correspondientes quienes deben responderlo.

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