/ viernes 19 de noviembre de 2021

Imelda ha sido excluida de los apoyos del gobierno federal

Al menos 200 mil pesos, requiere para recuperar parte de lo que perdió en la inundación, calcula

Cuando se le pregunta a Imelda Torres, si hay manera de calcular, en lo económico, lo que perdió a consecuencia de la inundación del 6 de septiembre pasado, o lo que requiere para amueblar su casa y adquirir enseres y ropa, casi salta y de inmediato dice: ”Por supuesto. Al menos 200 mil pesos. Acaba de comprar las tres recamaras de mi casa. Se lo que cuestan. Ya no tengo los muebles, pero si la deuda, porque los pedí a crédito. Y perdimos todo”.

Cira Imelda Torres Zayas, habita en la colonia Denguí, una de las más afectadas del municipio, donde 98 casas quedaron sumergidas bajo el agua. Y de la que poco se ha hablado y poca atención recibió de las organizaciones de la sociedad civil porque está ubicada en las inmediaciones de la cementera Cruz Azul y algunos de los propietarios son socios cooperativista o empleados de la planta.

Torres Zayas refiere que es Jubilada del Club Deportivo Cruz Azul y su esposo Mario Ignacio Ramírez García, alcanzó una pensión del Poder de la Judicatura, así que como resultado de una vida de trabajo lograron tener un patrimonio que les permitía vivir con comodidad, el cual prácticamente se perdió en su totalidad, cuando el agua ingreso a su casa hasta alcanzar el metro y medio, porque la construcción es de un piso.

“Solo salvamos la camioneta. Pero qué hacemos con dos pensiones, para recuperar todo”, señala

Con diligencia, a la par que explica cómo vivieron esa funesta noche, la mujer va mostrando los estragos de la inundación. Algunos muebles, la mayoría de madera con finos acabados, aparentemente se salvaron y aún están en pie, limpios, pero cuando se ven de cerca, ella hace notar que en realidad están debilitados de sus bases, por la humedad a que estuvieron expuestos.

“Aunque parecen, resulta que no eran de madera y al estar sumergidos un día, ya no servirán algunos. El carpintero dijo que por ejemplo la base de la mesa del comedor, habrá que cambiarla. Las recamaras, la sala y la máquina de coser, dos bombas de agua, se dañaron. El refri ya no funciona bien. El agua se llevó muchas cosas, en ello tres computadoras, la ropa, bueno, perdimos hasta la despensa. Acabábamos de ir al tianguis y el refrigerador se abrió, no sé cómo terminó en el piso y todas las cosas desparramadas”, narró.

De los apoyos gubernamentales recibidos y que espera recibir, en su lista aún solo está anotado el colchón que le entregó el gobierno municipal, al que asegura no le puede agradecer nada.

“Pero yo tenía recamaras nuevas, con cuatro camas y no he podido reponer ninguna. Porque no entregaron un colchón en el que está imposible para dormir. Se le botan los resortes y no tiene base. Había dicho el municipio que darían 1200 pesos por familia, fui a preguntar y resulta que no sería efectivo, sino en enseres, pero ese colchón no cuesta eso” comentó.

Refiere que a pesar de que la suya fue la primera vivienda que fue censada por la Secretaría del Bienestar, con el número 0534961 y es la representante de la calle Independencia, no aparece en el censo del gobierno federal y por tanto fue la única en su colonia que no recibió los 10 mil pesos.

“Pero no soy la única que no fue considerada, porque me mandaron que fuera la oficina de la Secretaría del Bienestar en Tula para que me inscribieran y había muchas personas en la misma situación”, asegura.

Y en la entrega de enseres domésticos, en este caso bases metálicas de camas, que entregó ayer a algunos vecinos de su colonia el personal de Secretaria en la Defensa Nacional, tampoco fue beneficiada.

Aunque no lo externó, había pesar en su mirada y su tono de voz, al haber sido excluida de los apoyos, porque ha sido una de las más activas para organizar los vecinos y porque externa, estas ayudas le permitirían ir recuperando su antigua forma de vida y sentirse mejor, pues asegura psicológicamente están muy mal.

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Y es que Imelda Torres, aún tienen la esperanza de que a los afectados el gobierno federal, les darán 35 mil y varios muebles. “No es mucho dinero, pero al menos uno podría comprar algunas de las cosas que más necesitamos, porque nos quedamos sin nada, sin ropa, sin calzones. Y podríamos comprar también al menos algunos botes de pintura.

Cuando se le pregunta a Imelda Torres, si hay manera de calcular, en lo económico, lo que perdió a consecuencia de la inundación del 6 de septiembre pasado, o lo que requiere para amueblar su casa y adquirir enseres y ropa, casi salta y de inmediato dice: ”Por supuesto. Al menos 200 mil pesos. Acaba de comprar las tres recamaras de mi casa. Se lo que cuestan. Ya no tengo los muebles, pero si la deuda, porque los pedí a crédito. Y perdimos todo”.

Cira Imelda Torres Zayas, habita en la colonia Denguí, una de las más afectadas del municipio, donde 98 casas quedaron sumergidas bajo el agua. Y de la que poco se ha hablado y poca atención recibió de las organizaciones de la sociedad civil porque está ubicada en las inmediaciones de la cementera Cruz Azul y algunos de los propietarios son socios cooperativista o empleados de la planta.

Torres Zayas refiere que es Jubilada del Club Deportivo Cruz Azul y su esposo Mario Ignacio Ramírez García, alcanzó una pensión del Poder de la Judicatura, así que como resultado de una vida de trabajo lograron tener un patrimonio que les permitía vivir con comodidad, el cual prácticamente se perdió en su totalidad, cuando el agua ingreso a su casa hasta alcanzar el metro y medio, porque la construcción es de un piso.

“Solo salvamos la camioneta. Pero qué hacemos con dos pensiones, para recuperar todo”, señala

Con diligencia, a la par que explica cómo vivieron esa funesta noche, la mujer va mostrando los estragos de la inundación. Algunos muebles, la mayoría de madera con finos acabados, aparentemente se salvaron y aún están en pie, limpios, pero cuando se ven de cerca, ella hace notar que en realidad están debilitados de sus bases, por la humedad a que estuvieron expuestos.

“Aunque parecen, resulta que no eran de madera y al estar sumergidos un día, ya no servirán algunos. El carpintero dijo que por ejemplo la base de la mesa del comedor, habrá que cambiarla. Las recamaras, la sala y la máquina de coser, dos bombas de agua, se dañaron. El refri ya no funciona bien. El agua se llevó muchas cosas, en ello tres computadoras, la ropa, bueno, perdimos hasta la despensa. Acabábamos de ir al tianguis y el refrigerador se abrió, no sé cómo terminó en el piso y todas las cosas desparramadas”, narró.

De los apoyos gubernamentales recibidos y que espera recibir, en su lista aún solo está anotado el colchón que le entregó el gobierno municipal, al que asegura no le puede agradecer nada.

“Pero yo tenía recamaras nuevas, con cuatro camas y no he podido reponer ninguna. Porque no entregaron un colchón en el que está imposible para dormir. Se le botan los resortes y no tiene base. Había dicho el municipio que darían 1200 pesos por familia, fui a preguntar y resulta que no sería efectivo, sino en enseres, pero ese colchón no cuesta eso” comentó.

Refiere que a pesar de que la suya fue la primera vivienda que fue censada por la Secretaría del Bienestar, con el número 0534961 y es la representante de la calle Independencia, no aparece en el censo del gobierno federal y por tanto fue la única en su colonia que no recibió los 10 mil pesos.

“Pero no soy la única que no fue considerada, porque me mandaron que fuera la oficina de la Secretaría del Bienestar en Tula para que me inscribieran y había muchas personas en la misma situación”, asegura.

Y en la entrega de enseres domésticos, en este caso bases metálicas de camas, que entregó ayer a algunos vecinos de su colonia el personal de Secretaria en la Defensa Nacional, tampoco fue beneficiada.

Aunque no lo externó, había pesar en su mirada y su tono de voz, al haber sido excluida de los apoyos, porque ha sido una de las más activas para organizar los vecinos y porque externa, estas ayudas le permitirían ir recuperando su antigua forma de vida y sentirse mejor, pues asegura psicológicamente están muy mal.

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Y es que Imelda Torres, aún tienen la esperanza de que a los afectados el gobierno federal, les darán 35 mil y varios muebles. “No es mucho dinero, pero al menos uno podría comprar algunas de las cosas que más necesitamos, porque nos quedamos sin nada, sin ropa, sin calzones. Y podríamos comprar también al menos algunos botes de pintura.

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