Hidalgo, principal productor de aguamiel

ALTIPLANO DE HIDALGO.- Citando al investigador Mario Alberto Velázquez, el cronista municipal de Tepeapulco, Miguel Ángel Monroy, aseveró que en 2018 Hidalgo fue considerado como el principal productor de aguamiel pulquero en el país, con 194 mil 579 toneladas, lo que se traduce, dijo, en 194 millones 579 mil litros.

El también escritor aseguró que estas cifras representan el 78.14 por ciento de la producción en México y que en el estado existen 6 mil 152 hectáreas sembradas con maguey pulquero, sobre la que se estima que el valor de la producción total supera los 980 mil pesos.

Aunque el municipio de El Cardonal es considerado como el principal productor de aguamiel, aseguró que el más rico es el del Altiplano debido a las características geográficas.

Desde tiempos remotos el uso del maguey ha sido una constante en la historia cultural del Altiplano y de los habitantes de la zona conocida como Mesoamérica, ya que fue una de las primeras plantas en ser cultivadas en América Media, sobre la que existen evidencias de su utilización desde el siglo seis antes de Cristo.

En el Altiplano, gracias a sus bondades, el maguey pulquero se convirtió en una fuente económica de gran importancia que tomó a la producción de subsistencia y autoconsumo.

“El maguey es uno de los recursos más rentables ya que no requiere de mayores cuidados, sus posibilidades de utilización y la gran tradición cultural son elementos que contribuyeron a su aprovechamiento”.

Señaló que el también denominado “Árbol de las Maravillas” por el padre José de Acosta, cuenta con más de 250 especies de agaves localizadas entre el norte de la república y Centroamérica, entre los cuales se encuentran los textileros, mezcaleros, y pulqueros, estos últimos localizados en la zona del Altiplano Central de México.

“El Árbol de las Maravillas, recibió esta denominación debido a su cantidad de usos… Fue Bernardino de Sahagún quien contabilizó más de 700 y los relató en sus memorias”.

Su comercialización y fuerza económica fue tanta que se creó una aduana en la Ciudad de México y Puebla donde se cobraba “el derecho real del pulque y contribución a las pulquerías”.

“En el siglo 19 se decretaron normas para regularizar el comercio, transportación y consumo del pulque. La demanda era tanta que hay registros de que en 1900 se produjeron más de 264 millones de litros”.

Años más tarde, una saturación del mercado de la capital provocó una baja en los precios de la segunda mitad del siglo 19 y con la introducción del ferrocarril a partir de 1880 se posibilitó el traslado del pulque a mercados más lejanos.

“Esa saturación se afrontó en el siglo 20 con la introducción de la cerveza, época en que se convirtió en la bebida que desplazaría al pulque”.

Sin embargo, aseguró, “la cebada y el maguey no están peleados”, de hecho, mientras se cuenta con antecedentes del consumo y uso del maguey desde la época prehispánica, de la cebada, en 1554, en los inicios de la Colonia, cuando se produce la cerveza.

Claudia Islas Méndez, directora de Turismo en Tepeapulco y coordinadora de la agrupación Vigías del Patrimonio Cultural, refirió que según el Inegi en 2003 en Hidalgo en el ciclo agrícola 2001-2002 de las más de 470 mil hectáreas cultivadas en el estado el 25.9 por ciento fueron de cebada lo que representa 121 mil 670 hectáreas.

En contraste, dijo, en agosto de 2018, de acuerdo a la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedagroh), Hidalgo fue considerado el primer lugar a nivel nacional en la producción de maguey pulquero, por encima de Tlaxcala, Puebla y el Estado de México.

Aseguró que en coordinación con las instancias estatales, municipales y productores se ha logrado establecer en el estado una producción de más de 3 millones de magueyes a través del esquema de viveros.

“En todo el Altiplano, se están desarrollando programas de producción para acelerar la posibilidad de reforestar”.

En cuanto a su uso dentro de la gastronomía, Miguel Ángel Monroy, aseguró que el maguey y sus derivados son inmanentes de la comida local, y afirmó “Los barbacoeros y mixioteros no se los han acabado, pero si están despreocupados de sembrar lo que consumen”.

“Hemos expropiado las tierras del maguey, es tiempo de devolverle lo que le pertenece”, y señaló que si bien tanto la cutícula del maguey como sus pencas se siguen empleando se debe normar su plantación en correlación con su uso.

Detalló que se está avivando la cultura por la reforestación del maguey no solo por su uso en la gastronomía sino por su impacto en la preservación de la flora y fauna.

Aseveró que el Altiplano el cultivo del maguey y la cebada son uno de los principales motores económicos; no obstante, dijo, existen nuevos como la producción de tunas con la Unión Mexicana de Productores de Nopal, Tuna y Maguey.