Salvo que tuvo fiebre durante la madrugada del viernes, la paramédico voluntaria de la Cruz Roja Pachuca Sur, Sandra Elena Naranjo Mercado, se siente bien y “más segura” de hacer traslados de personas sospechosas de contagio de Covid-19, luego de haber sido vacunada.
Con 12 años de pertenecer al organismo mexicano de socorro, narró que el termómetro marcó 38 grados en su cuerpo en la noche, horas después de ser inmunizada en el Hospital General de Pachuca el jueves, mismo día que correspondió a otros 91 compañeros de ella, provenientes de otras delegaciones. “Es importante (la vacuna) porque hago traslados de pacientes con Covid-19 y para tranquilidad de nuestras familias”, resaltó, quien en el día realizó hasta cuatro servicios de ese tipo.
Para que le aplicaran el biológico, debió firmar una hoja de consentimiento y llenar un formato, luego escaneó un código “QR” para quedar inscrita a nivel nacional dentro del listado de inyectados y le proporcionaron un número que usa aplicación móvil de mensajería para consultar cualquier duda al respecto.
“Así lo hice en la madrugada, cuando me dio fiebre. Cedió la temperatura, de todas maneras hice caso a la recomendación que me dieron por mensaje de tomar un paracetamol de 500 milígramos, amanecí bien”, explicó. Le inyectaron en el brazo izquierdo porque es diestra, si fuera zurda, la aplican en el brazo opuesto, ya que se siente un dolor y si no mueve uno la extremidad superior, es mejor, indicó.
“La gente que no cree (en el nuevo coronavirus), es molesto que no use cubrebocas, gel y lavado de manos”, y se asumió como promotora de la vacuna. Aún inmunizada, debe aplicar las medidas sanitarias, porque aunque ella lo contraiga y “no me va dar”, es posible que contagie a otras personas, apuntó. “Para que no pierda eficacia la vacuna, debo regresar en 21 días por la segunda dosis, el refuerzo porque ahorita estamos al 50 por ciento de protección”.