El Judas del presidente Andrés Manuel López Obrador fue el penúltimo de nueve en quemarse, arremolinándose los pequeños, para ganar algunos de los premios que son colgados en el muñeco, representando a Judas Iscariote, el traicionero de Jesús.

Organizada por la familia Alarcón Galindo, hoy encabezada por los hermanos Alejandro y César, desde hace 43 años, en el arco de la entrada de este barrio exminero se reúnen familias para continuar con esta tradición.

Nueve muñecos de carrizo y cartón hechos en Atotonilco el Grande, fungieron como los Judas, aquel personaje bíblico que traicionó a Jesús y, en la tradición mexicana, generalmente, tienen la figura de algún personaje público no querido.

Los Judas son elaborados tipo piñata porque en ellos le son puestos productos enlatados, fueron elaborados con la imagen del presidente y un expresidente, Carlos Salinas de Gortari, diablos y muñecos.

Los alimentos enlatados, alrededor de 25 a 35, colocados en el exterior de cada figura, fueron de sardina, atún, verduras, frijoles, entre otros, envueltos en una bolsa de plástico transparente que, a su vez, pendían de cada uno de los Judas.

Colgados de un lazo procedía la “quema”, culminado el fuego, la gente se “peleaba” para ganarse los premios. Cada uno de los muñecos era dirigido para mujeres, hombres y niños. En uno de ellos, un adolescente resultó herido de la cabeza, porque recibió un golpe de una lata, sin gravedad.

Entre cada “quema” la familia Alarcón hizo rifa de varios electrodomésticos. Posteriormente, se donaron pelotas y varios regalos, donados por el señor Ignacio Peña y Felipe Salinas.

César Alarcón, descendiente del fundador de esta tradicional Quema de Judas, agradeció Israel Félix, secretario Ejecutivo de la Política Pública Estatal y a Yolanda Tellería, presidenta municipal de Pachuca, por su apoyo.