La mayoría de quienes bailan danzón están familiarizados con los celulares. Las clases virtuales las mandan vía WhatsApp para que sea más fácil para quienes forma parte de los grupos.
Fueron los hijos y los nietos quienes desde hace tiempo les mostraron cómo se manejaba esta aplicación. Recibir y enviar mensajes, bajar los videos y las rutinas, entonces ya es cosa fácil.
La tecnología no está peleada para nada con los adultos en plenitud; varios de ellos incluso practican viendo videos en YouTube.
La edad no es impedimento para estar “conectado”, dicen. La única diferencia, es que no se ponen tan elegantes en casa, dicen entrevistados.
En el caso de las mujeres, los tacones y vestidos escotados o cubiertos, de tonos discretos o con mucho brillo a base de lentejuela y sus sombreros con plumas, todo eso espera en el closet.
Mientras que los varones, el calzado reluciente, el sombrero especial y el traje, aguardan igual entre la ropa, que ya por espacio de cuatro meses está tras las puertas del ropero.
Damas y caballeros esperan que una vez pasada la contingencia, sigan portándolo con gallardía.
“Ya habrá tiempo para sacar nuestras galas con las que solíamos bailar en La Floresta”, refiere Sara Mezas.
En tanto, enfatiza que lo importante es estar en casa y aunque sea en la sala o donde agarre el sonido del danzón se detengan a bailar.
“La pista de baile es especial, pero en esta contingencia, no hay de otra que ensayar en nuestro hogar para seguir perfeccionando la rutina”