Las marchas por su naturaleza son para que la sociedad ocupe un espacio público y cuestione una decisión gubernamental y no a convocatoria del Estado para beneficiarse, la gente no debe ser utilizada en ese sentido, opinó el integrante del Colegio de Ciencia Política y Sociales de Hidalgo, José Luis Ruiz Torres, a propósito de las manifestaciones más recientes en la capital del país.

En la última, del domingo 27 de noviembre, se tergiversaron los objetivos porque se usó dinero público y fue “raro” que la convocatoria provenga del Estado, “cuando las marchas son para cuestionarlo sobre sus sistemas político, económicos; las marchas no provienen del Estado, sino de la ciudadanía que opina sobre la toma de decisiones”, añadió.

Dijo que es trascendental que el espacio público sea ocupado por los civiles, incentiva la participación ciudadana y eleva el debate; en un panorama social es socializar los temas de la agenda gubernamental.

Pero al parecer, en la del 13 de noviembre (para defender al Instituto Federal Electoral) y la del domingo (en apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador por su cuarto año de mandato), “era importante más el número de asistentes que el tema de la marcha”, opinó.

Continuó: “no son un mal ejercicio porque los ciudadanos necesitan espacios de intervención y son tangibles los resultados”, en la primera se logró frenar una reforma electoral y en la segunda “fue una respuesta a la anterior, como en una pelea, y el estado demostró su músculo”.

Consideró que la sociedad debe preguntarse: “para qué marchamos, quién convoca: grupos de derecha o de izquierda, pero el Estado no puede controlar la plaza pública para su beneficio”.

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En una respuesta personal, recordó que participó en la del movimiento #Yosoy132 y “por muchos factores no acudo” a las más recientes.