“Las canicas ya no se venden como hace algunos años, su venta ha disminuido considerablemente”, dijeron algunos comerciantes.
“En la región de Tulancingo, era muy común que las vendieran incluso en las tiendas, sin necesidad de ir a papelerías o dulcerías, donde se les encuentra hoy solamente”, expresó Roberto Morales, encargado de una dulcería con más de 40 años instalada en el centro de Tulancingo.
El juego de las canica llegó a México en la época colonial, fue hasta hace algunos años, uno de los jugos preferidos por los niños mexicanos.
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Este tipo de juegos no es exclusivo de infantes, ya que adultos también gustan de practicarlo, el objetivo es la convivencia.
La palabra canica proviene del germano knicher, que significa, bola con la que juegan los niños, en nuestro país se les conoce también como cuirias o cuicas.
Estas bolitas pueden ser de diferentes materiales como piedra, barro o vidrio.
Se les clasifica dependiendo de sus características: los tiritos o ponches son de un solo color lo que los hace más resistentes a los choques que constantemente se dan.
El perico es de color blanco con líneas onduladas; las ágatas o tréboles son de color transparente con líneas onduladas de colores en el centro.
Casi todas son de tamaño regular y las de grandes dimensiones reciben el nombre de bombochas o toninas.
Los juegos más comunes son el triangulo, donde uno de los jugadores deberá sacar de la figura una canica, sin quedar dentro, ni golpear a las de sus oponentes; después de esto tendrá que colocarla nuevamente al interior para proceder a tocar la de sus contrincantes para ir eliminándolos de la partida.
Otros tipos de juegos son el hoyito, el círculo o el rombo donde prácticamente las reglas son las mismas.
El juego de canicas forma parte de los juegos tradicionales mexicanos que se resisten a desaparecer.
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