/ jueves 17 de septiembre de 2020

Soy un optimista compulsivo: Guillermo Arriaga

El escritor mexicano recibió el premio Alfaguara desde de manera simbólica por su novela Salvar el fuego  

A través de una pantalla, Guillermo Arriaga (Ciudad de México, 1958) recibió de manera simbólica el Premio Alfaguara de Novela 2020 por Salvar el fuego, después de seis meses de que se publicará el fallo del jurado. La pandemia de Covid-19 impidió que el novelista pudiera viajar de México a España para participar en la ceremonia de entrega que se realizó en el marco del Hay Festival Segovia, de manera presencial.

Pilar Reyes, directora editorial de Alfaguara, confesó que ha sido un año complicado para el premio, pues el fallo se realizó en enero pasado y en marzo se anunció el ganador justo cuando el confinamiento mundial iniciaba. Desde entonces la ceremonia de entrega había sido postergada, mientras la recepción de la novela ha tenido mayor impacto a través de redes sociales e incluso clubs de lectura virtuales.

Dotado con 175 mil dólares y una estatuilla del escultor español Martín Chirino, el premio celebra la creatividad de lenguaje, narrativa y proyección de la realidad que Arriaga imprime en la novela, una historia de amor tortuosa enmarcada en el clima de violencia y caos del México contemporáneo. Una historia, señala el autor, donde lo mismo se habla de pasión, celos, amor, odio que de arte, ética, violencia, asesinatos y criminales.

“La novela es una reflexión sobre todos aquellos parámetros de felicidad que nos inoculan desde que somos chicos; esa felicidad no proviene de tus propias motivaciones o impulsos sino que vienen de fuera y para muchos empiezan a ser poco satisfactoria esa noción de felicidad. Qué es salvar el fuego: es salvar lo que nadie te puede arrebatar, lo que nadie te puede trastocar”, reflexionó Arriaga en una charla con Pepa Fernández, periodista española.

El también guionista de la película Amores perros confesó que ha sido una novela extraña en el sentido de ser una de las más revisadas y reeditadas por él y por servir de puente con lectores de otras latitudes inimaginables de alcanzar de manera presencial. La historia es una suerte de epicentro de lectores digitales, refirió.

“Este libro sale en un momento complicado que es la pandemia y soy un optimista compulsivo y he tratado de darle la vuelta a las cosas. Este libro me ha permitido dialogar con otras personas que en otras circunstancias no hubiera podido dialogar. Hay un círculo virtual de lectores de 250 personas organizada por una Youtuber y hay gente de Europa y todo el mundo, y es el primer libro en el que tengo un diálogo activo con lectores y lectoras y claro va a marcar para siempre mi experiencia como escritor”, refirió el autor que señaló como maestros literarios a William Shakespeare, Gabriel García Márquez y a Jorge Luis Borges.

Arriaga reescribió seis veces la novela y 12 veces más para hacer edición de texto. Un trabajo que, aseguró, se convierte en una suerte de feria de juegos, pues desconoce el futuro de sus escritos. Además inventó 300 palabras en un esfuerzo por encontrar el vocablo exacto que definiera las emociones de sus personajes.

Arriaga lamentó la crisis derivada de la pandemia y consideró que al menos en México la emergencia sanitaria evidenció la desigualdad social del país. “Como el libro que empieza con un manifiesto, este país se divide en dos: los que se pueden encerrar y los que no, y para los que no se pueden encerrar ha sido terrible; la mortandad ha sido tres veces más en hospitales públicos y la pandemia ha aflorado las diferencias económicas y sociales del país”, concluyó.





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A través de una pantalla, Guillermo Arriaga (Ciudad de México, 1958) recibió de manera simbólica el Premio Alfaguara de Novela 2020 por Salvar el fuego, después de seis meses de que se publicará el fallo del jurado. La pandemia de Covid-19 impidió que el novelista pudiera viajar de México a España para participar en la ceremonia de entrega que se realizó en el marco del Hay Festival Segovia, de manera presencial.

Pilar Reyes, directora editorial de Alfaguara, confesó que ha sido un año complicado para el premio, pues el fallo se realizó en enero pasado y en marzo se anunció el ganador justo cuando el confinamiento mundial iniciaba. Desde entonces la ceremonia de entrega había sido postergada, mientras la recepción de la novela ha tenido mayor impacto a través de redes sociales e incluso clubs de lectura virtuales.

Dotado con 175 mil dólares y una estatuilla del escultor español Martín Chirino, el premio celebra la creatividad de lenguaje, narrativa y proyección de la realidad que Arriaga imprime en la novela, una historia de amor tortuosa enmarcada en el clima de violencia y caos del México contemporáneo. Una historia, señala el autor, donde lo mismo se habla de pasión, celos, amor, odio que de arte, ética, violencia, asesinatos y criminales.

“La novela es una reflexión sobre todos aquellos parámetros de felicidad que nos inoculan desde que somos chicos; esa felicidad no proviene de tus propias motivaciones o impulsos sino que vienen de fuera y para muchos empiezan a ser poco satisfactoria esa noción de felicidad. Qué es salvar el fuego: es salvar lo que nadie te puede arrebatar, lo que nadie te puede trastocar”, reflexionó Arriaga en una charla con Pepa Fernández, periodista española.

El también guionista de la película Amores perros confesó que ha sido una novela extraña en el sentido de ser una de las más revisadas y reeditadas por él y por servir de puente con lectores de otras latitudes inimaginables de alcanzar de manera presencial. La historia es una suerte de epicentro de lectores digitales, refirió.

“Este libro sale en un momento complicado que es la pandemia y soy un optimista compulsivo y he tratado de darle la vuelta a las cosas. Este libro me ha permitido dialogar con otras personas que en otras circunstancias no hubiera podido dialogar. Hay un círculo virtual de lectores de 250 personas organizada por una Youtuber y hay gente de Europa y todo el mundo, y es el primer libro en el que tengo un diálogo activo con lectores y lectoras y claro va a marcar para siempre mi experiencia como escritor”, refirió el autor que señaló como maestros literarios a William Shakespeare, Gabriel García Márquez y a Jorge Luis Borges.

Arriaga reescribió seis veces la novela y 12 veces más para hacer edición de texto. Un trabajo que, aseguró, se convierte en una suerte de feria de juegos, pues desconoce el futuro de sus escritos. Además inventó 300 palabras en un esfuerzo por encontrar el vocablo exacto que definiera las emociones de sus personajes.

Arriaga lamentó la crisis derivada de la pandemia y consideró que al menos en México la emergencia sanitaria evidenció la desigualdad social del país. “Como el libro que empieza con un manifiesto, este país se divide en dos: los que se pueden encerrar y los que no, y para los que no se pueden encerrar ha sido terrible; la mortandad ha sido tres veces más en hospitales públicos y la pandemia ha aflorado las diferencias económicas y sociales del país”, concluyó.





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