/ lunes 21 de septiembre de 2020

Dinero electrónico dominará México... en 50 años

La desigualdad, la informalidad, y la necesidad de tener dinero en efectivo para enfrentar urgencias llevan a los mexicanos a preferir billetes y monedas sobre el pago electrónico

Durante muchos años, el dinero en efectivo ha sido la forma más común para hacer transacciones en México y en el mundo, pero hubo una época en la que no fue así. Hace casi un siglo, los tenderos y los mexicanos en general no confiaban en el dinero en efectivo, e incluso su adopción por algunas décadas fue voluntaria.

El pasado 1 de septiembre, el Banco de México (Banxico) cumplió 95 años desde su creación, y ese mismo día salió a la circulación el primer billete con el sello del organismo.

Su denominación fue de cinco pesos, y el primero fue entregado al entonces presidente Plutarco Elías Calles, el Jefe Máximo de la Revolución Mexicana, como recuerdo.

“Al tratarse de los primeros billetes impresos por Banxico, era necesario ganarse la aceptación y confianza de la sociedad. En un inicio, la aceptación de los billetes era voluntaria”, señaló Gerardo Esquivel, subgobgernador del organismo en su cuenta de Twitter.

“Lo que entonces valía eran los ‘pesos blancos’, porque cuando llegaron a la tienda los primeros billetes, yo decía ‘parecen hilachos, esto qué’”, dice Ernestina García, una jubilada que nació en 1923 y que hoy, ha visto pasar los pesos de plata, los billetes y monedas y hasta el pago electrónico.

A ella ni siquiera le gustan los cajeros automáticos. Todavía no entiende cómo funcionan.

La tienda que tenía su familia se ubicaba en una ranchería en Bathá y Barrios, Hidalgo, un poblado perteneciente al municipio de Nopala, que hasta la fecha vive en una de las pobrezas más extremas, con caminos de terracería y a media hora de Polotitlán, Estado de México, y más o menos el mismo tiempo de la cabecera municipal a la que pertenece.

2.5 millones de Terminales Punto de Venta existen en el país, de acuerdo con la CNBV

“Yo atendí la tienda cuando tenía 18 años (alrededor de 1941) y todavía se usaban los pesos de plata, los de cobre los veías tirados en la tierra y nadie les hacía caso”, recuerda.

Ernestina es la cuarta de siete hermanos, de quienes hoy sólo sobreviven dos.

Los pesos de plata, dice, le servían para tomar el tren de Huichapan, Hidalgo, a la Ciudad de México, cuando se mudó a la capital y cuando regresaba a visitar a Abraham García Villagrán, su padre. Ella los usaba para tomar el ferrocarril de pasajeros, que todavía llega a la estación Buenavista.

Era un México distinto. En la tienda de su familia, relata, vendían velas, cerillos, ¡petróleo crudo!, refrescos y hasta pulque. “Un poco de todo”.

Cuando empecé a trabajar, dice, ganaba 250 pesos a la quincena y sí alcanzaba para todo. Según su memoria, que se mantiene como testigo de casi un siglo de historia, “uy, los ‘pesos blancos’ se usaron todavía mucho después de la guerra (la Segunda Guerra Mundial)”.

Hoy, la historia de la transición del dinero circulante se repite: el Banco de México y la banca privada, así como los países del resto del mundo, tratan de eliminar el dinero en efectivo y usar el electrónico.

Para ello, el organismo implementó un sistema virtual de transacciones para hacer pagos entre personas y en los negocios. Se llama Cobro Digital (CoDi), pero su éxito hasta el momento ha sido moderado.

El objetivo del banco central era que para el cierre de este año hubiera 18.1 millones de usuarios del CoDi, pero la cifra apenas llega a 4.8 millones, según el último corte disponible en el Banxico, correspondiente al 14 de septiembre.

Lejos de esto, el uso de efectivo en México se ha acelerado durante la pandemia. De acuerdo con el banco central, en agosto, la base monetaria, es decir, el dinero en efectivo que tenemos los mexicanos en nuestras manos, alcanzó un billón 914 mil 937 millones de pesos, el número más alto en la historia del país, cuando el objetivo del banco y del mundo entero es caminar en el sentido contrario.

El Banxico aclaró que este incremento se debe “en parte a factores asociados a las medidas sanitarias implementadas en el país, que habrían aumentado la demanda de efectivo por parte del público como medio de pago”.

“La gente prefiere tener el dinero en la mano para poder pagar en cualquier lado, ya sean comercios formales o informales, porque en el país todavía no se han generalizado las terminales de punto de venta, que sirven para cobrar con tarjetas de débito, crédito o hasta de vales”, dijo Abraham Vergara Contreras, consultor de negocios y catedrático especializado en finanzas.

De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, en México existen casi 2.5 millones de Terminales de Punto de Venta, y abarcaron siete de cada 10 municipios. Esto no representa ni la mitad de los 5.5 millones de negocios existentes, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

En el país, 98 de cada 100 operaciones con dinero se hacen en efectivo, lo que contrasta con las iniciativas de países como Noruega o Canadá, que pretenden desaparecerlo de forma definitiva en 2030, mientras que Suecia, que curiosamente fue el primer país del que se tiene registro del uso de dinero en efectivo respaldado por un banco central, podría ser también el primero que retire de circulación los billetes y las monedas. Su meta es que desaparezca en 2025, añade.

“Yo no entiendo cómo la gente paga ahora con el celular, mi hija me dice que ya todo lo hacen con ese aparato, pero hay que ver las mentes de ahora”, remata Ernestina García.

Foto: Roberto Hernández

EN MÉXICO NO HAY FECHA

El dinero electrónico, a través de la tecnología blockchain, permite rastrear el origen y destino de cada centavo que se mueve a través de transferencias electrónicas en el mundo. Esto, dice Adolfo Ruiz, director general de Comunicación y Relaciones Públicas del Banco Ve por Más (Bx+), permite combatir ilícitos como el lavado de dinero, el desvío de recursos o la corrupción misma.

Pero, para Abraham Vergara, la generalización del uso de esta tecnología puede tardar hasta 50 años, debido a la falta de infraestructura, pero sobre todo, a la desigualdad económica.

“Hay quienes dicen que los mexicanos prefieren tener un smartphone que comida en el estómago, pero eso no es cierto, y si lo tienen, tal vez no tienen datos. Mientras no se combata la desigualdad, la generalización del uso del dinero electrónico no va a llegar a México. Este proceso puede tardar 40 o 50 años, sin exagerar”, dice el analista a El Sol de México.

Otro factor, coinciden los analistas, es el temor generalizado a que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) fiscalice los ingresos de todos los mexicanos a través de sus cuentas bancarias y cobre más impuestos.

LAS OTRAS REVOLUCIONES

Conforme avanzaron las civilizaciones, el intercambio de bienes y servicios se hizo complicado. Al inicio, dice Adolfo Ruiz, era el trueque.

El origen de las necesidades del dinero surge como una medida que fuera apropiada para el intercambio de las mercancías, porque antes era muy común la parte del trueque, pero era injusta, porque yo te cambiaba una vaca por cuatro gallinas y no se consideraban ni el peso ni la medida”, comentó.

Después inició el pagar con granos de cacao, granos de café, y había otro tipo de equivalencias, como los kilos de arroz.

Abraham Vergara añade que los primeros vestigios de monedas aparecieron en Mesopotamia, pero, la gran diferencia respecto al dinero que existe hoy es que en ese entonces estaban respaldados por el valor del metal.

“La mayoría de las veces estaban hechos por oro o plata, incluso, algunas eran de cobre, pero el valor de las monedas estaba respaldado precisamente por el metal”, comenta.

Así pasaron siglos y fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial, con la Conferencia de Bretton Woods, realizada en julio de 1944, cuando el mundo oficializó el valor del dinero respaldado en las reservas internacionales en dólares, la moneda más utilizada para financiar la recuperación de los países que perdieron el conflicto bélico y dejó de utilizar el oro, y por lo tanto las monedas en metales preciosos, como referencia oficial.

Foto: Alejandro Aguilar





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Durante muchos años, el dinero en efectivo ha sido la forma más común para hacer transacciones en México y en el mundo, pero hubo una época en la que no fue así. Hace casi un siglo, los tenderos y los mexicanos en general no confiaban en el dinero en efectivo, e incluso su adopción por algunas décadas fue voluntaria.

El pasado 1 de septiembre, el Banco de México (Banxico) cumplió 95 años desde su creación, y ese mismo día salió a la circulación el primer billete con el sello del organismo.

Su denominación fue de cinco pesos, y el primero fue entregado al entonces presidente Plutarco Elías Calles, el Jefe Máximo de la Revolución Mexicana, como recuerdo.

“Al tratarse de los primeros billetes impresos por Banxico, era necesario ganarse la aceptación y confianza de la sociedad. En un inicio, la aceptación de los billetes era voluntaria”, señaló Gerardo Esquivel, subgobgernador del organismo en su cuenta de Twitter.

“Lo que entonces valía eran los ‘pesos blancos’, porque cuando llegaron a la tienda los primeros billetes, yo decía ‘parecen hilachos, esto qué’”, dice Ernestina García, una jubilada que nació en 1923 y que hoy, ha visto pasar los pesos de plata, los billetes y monedas y hasta el pago electrónico.

A ella ni siquiera le gustan los cajeros automáticos. Todavía no entiende cómo funcionan.

La tienda que tenía su familia se ubicaba en una ranchería en Bathá y Barrios, Hidalgo, un poblado perteneciente al municipio de Nopala, que hasta la fecha vive en una de las pobrezas más extremas, con caminos de terracería y a media hora de Polotitlán, Estado de México, y más o menos el mismo tiempo de la cabecera municipal a la que pertenece.

2.5 millones de Terminales Punto de Venta existen en el país, de acuerdo con la CNBV

“Yo atendí la tienda cuando tenía 18 años (alrededor de 1941) y todavía se usaban los pesos de plata, los de cobre los veías tirados en la tierra y nadie les hacía caso”, recuerda.

Ernestina es la cuarta de siete hermanos, de quienes hoy sólo sobreviven dos.

Los pesos de plata, dice, le servían para tomar el tren de Huichapan, Hidalgo, a la Ciudad de México, cuando se mudó a la capital y cuando regresaba a visitar a Abraham García Villagrán, su padre. Ella los usaba para tomar el ferrocarril de pasajeros, que todavía llega a la estación Buenavista.

Era un México distinto. En la tienda de su familia, relata, vendían velas, cerillos, ¡petróleo crudo!, refrescos y hasta pulque. “Un poco de todo”.

Cuando empecé a trabajar, dice, ganaba 250 pesos a la quincena y sí alcanzaba para todo. Según su memoria, que se mantiene como testigo de casi un siglo de historia, “uy, los ‘pesos blancos’ se usaron todavía mucho después de la guerra (la Segunda Guerra Mundial)”.

Hoy, la historia de la transición del dinero circulante se repite: el Banco de México y la banca privada, así como los países del resto del mundo, tratan de eliminar el dinero en efectivo y usar el electrónico.

Para ello, el organismo implementó un sistema virtual de transacciones para hacer pagos entre personas y en los negocios. Se llama Cobro Digital (CoDi), pero su éxito hasta el momento ha sido moderado.

El objetivo del banco central era que para el cierre de este año hubiera 18.1 millones de usuarios del CoDi, pero la cifra apenas llega a 4.8 millones, según el último corte disponible en el Banxico, correspondiente al 14 de septiembre.

Lejos de esto, el uso de efectivo en México se ha acelerado durante la pandemia. De acuerdo con el banco central, en agosto, la base monetaria, es decir, el dinero en efectivo que tenemos los mexicanos en nuestras manos, alcanzó un billón 914 mil 937 millones de pesos, el número más alto en la historia del país, cuando el objetivo del banco y del mundo entero es caminar en el sentido contrario.

El Banxico aclaró que este incremento se debe “en parte a factores asociados a las medidas sanitarias implementadas en el país, que habrían aumentado la demanda de efectivo por parte del público como medio de pago”.

“La gente prefiere tener el dinero en la mano para poder pagar en cualquier lado, ya sean comercios formales o informales, porque en el país todavía no se han generalizado las terminales de punto de venta, que sirven para cobrar con tarjetas de débito, crédito o hasta de vales”, dijo Abraham Vergara Contreras, consultor de negocios y catedrático especializado en finanzas.

De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, en México existen casi 2.5 millones de Terminales de Punto de Venta, y abarcaron siete de cada 10 municipios. Esto no representa ni la mitad de los 5.5 millones de negocios existentes, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

En el país, 98 de cada 100 operaciones con dinero se hacen en efectivo, lo que contrasta con las iniciativas de países como Noruega o Canadá, que pretenden desaparecerlo de forma definitiva en 2030, mientras que Suecia, que curiosamente fue el primer país del que se tiene registro del uso de dinero en efectivo respaldado por un banco central, podría ser también el primero que retire de circulación los billetes y las monedas. Su meta es que desaparezca en 2025, añade.

“Yo no entiendo cómo la gente paga ahora con el celular, mi hija me dice que ya todo lo hacen con ese aparato, pero hay que ver las mentes de ahora”, remata Ernestina García.

Foto: Roberto Hernández

EN MÉXICO NO HAY FECHA

El dinero electrónico, a través de la tecnología blockchain, permite rastrear el origen y destino de cada centavo que se mueve a través de transferencias electrónicas en el mundo. Esto, dice Adolfo Ruiz, director general de Comunicación y Relaciones Públicas del Banco Ve por Más (Bx+), permite combatir ilícitos como el lavado de dinero, el desvío de recursos o la corrupción misma.

Pero, para Abraham Vergara, la generalización del uso de esta tecnología puede tardar hasta 50 años, debido a la falta de infraestructura, pero sobre todo, a la desigualdad económica.

“Hay quienes dicen que los mexicanos prefieren tener un smartphone que comida en el estómago, pero eso no es cierto, y si lo tienen, tal vez no tienen datos. Mientras no se combata la desigualdad, la generalización del uso del dinero electrónico no va a llegar a México. Este proceso puede tardar 40 o 50 años, sin exagerar”, dice el analista a El Sol de México.

Otro factor, coinciden los analistas, es el temor generalizado a que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) fiscalice los ingresos de todos los mexicanos a través de sus cuentas bancarias y cobre más impuestos.

LAS OTRAS REVOLUCIONES

Conforme avanzaron las civilizaciones, el intercambio de bienes y servicios se hizo complicado. Al inicio, dice Adolfo Ruiz, era el trueque.

El origen de las necesidades del dinero surge como una medida que fuera apropiada para el intercambio de las mercancías, porque antes era muy común la parte del trueque, pero era injusta, porque yo te cambiaba una vaca por cuatro gallinas y no se consideraban ni el peso ni la medida”, comentó.

Después inició el pagar con granos de cacao, granos de café, y había otro tipo de equivalencias, como los kilos de arroz.

Abraham Vergara añade que los primeros vestigios de monedas aparecieron en Mesopotamia, pero, la gran diferencia respecto al dinero que existe hoy es que en ese entonces estaban respaldados por el valor del metal.

“La mayoría de las veces estaban hechos por oro o plata, incluso, algunas eran de cobre, pero el valor de las monedas estaba respaldado precisamente por el metal”, comenta.

Así pasaron siglos y fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial, con la Conferencia de Bretton Woods, realizada en julio de 1944, cuando el mundo oficializó el valor del dinero respaldado en las reservas internacionales en dólares, la moneda más utilizada para financiar la recuperación de los países que perdieron el conflicto bélico y dejó de utilizar el oro, y por lo tanto las monedas en metales preciosos, como referencia oficial.

Foto: Alejandro Aguilar





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