La comunidad charra de Cuautepec y la región reconocieron como parte fundamental para el crecimiento del deporte nacional en la zona, al charro Rolando Samperio, originario del municipio de Epazoyucan,quien a principios de la década de las noventas arribó a Ahuazotepec, Puebla, pero hizo amigos en este lado del estado de Hidalgo.
En ese entonces, Samperio introdujo a los charros locales algunas novedades en las suertes, como un floreo sofisticado que llamaba mucho la atención por su calidad técnica.
Gracias a su amistad con charros, sobre todo del municipio de Cuautepec, sus conocimientos fueron adquiridos por quienes iniciaban en el deporte nacional y ahora son grandes exponentes de la región y otros puntos del país.
Además, los charros mayores aprovecharon también su influencia para reforzar sus conocimientos y desempeño en los lienzos de la región.
Samperio dio un impulso a la charrería de Cuautepec, pero también en Tulancingo y Santiago Tulantepec, ya que su desempeño era el del llamado “charro completo”, trayendo la charrería de manera profesional.
Quienes lo conocen, lo describen como un charro profesional: que no toma, que se cuida y hace deporte, y es de los primeros pagados en Cuautepec, además de fungir también como director técnico del equipo de San Antonio.
“Los charros que traen más floreo en Tulancingo y Cuautepec fueron alumnos de él, saliendo de la charrería básica; Rolando traía un floreo muy profesional, que puso en otros niveles a la charrería y marcó época en la región”, señaló el promotor de la charrería en Cuautepec, Raúl Arteaga Ríos.
En Tulancingo fue conocido porque también practicaba en el lienzo de Jaltepec, donde también compartió sus conocimientos. Sin embargo,su mayor influencia se quedó en los cuautepequenses, donde cambia el rumbo de la charrería en este municipio