Directivos y pugilistas de Hidalgo, así como familiares, rindieron homenaje póstumo a Humberto Hernández Martínez, quién triunfó en el boxeo amateur y profesional, ayer, en el gimnasio Benjamín, previo a su última morada, tras su fallecimiento el día jueves.
Desde muy pequeño se integró a la vida productiva para apoyar a su mamá, pues su papá falleció, de esta manera tuvo su primer trabajo como ayudante de carnicería, oficio que fue su fuente de empleo, con el tiempo tuvo su propia carnicería.
A la parte de cumplir con su oficio, se inscribió en el equipo de boxeo del cuerpo de bomberos de Pachuca, donde conoció al campeón nacional de este deporte, Francisco Acosta, quien se desempeñaba como entrenador.
El tener a una figura nacional como entrenador fue motivante para que don Beto, como era conocido en el medio deportivo, se superara en todos los aspectos. Gracias a su tenacidad y perseverancia, Humberto Hernández escaló muchos peldaños hasta convertirse en campeón del Torneo de los Guante de Oro, el 11 de diciembre de 1958.
Luego de varios torneos como amateur y con experiencia sobre el ring, el pugilista incursionó en el boxeo profesional con peleas en la Nueva Italia, Michoacán, en el Estado de México y Ciudad de México.
Cuando gozaba de plenitud, tuvo que dejar el boxeo por una enfermedad hereditaria en los ojos. Pero ahí no terminó su carrera deportiva, ya que incursionó como entrenador, en donde tuvo la oportunidad de compartir sus experiencias con las nuevas generaciones de boxeadores, con varios campeones estatales.