Yacanex, un guerrero que luchó por amor

TULANCINGO, ENTRE LOS PUEBLOS LLEVADOS A LA GUERRA

ABRAHAM ASCENCIO

  · domingo 10 de febrero de 2019

Acercamiento de lámina Códice Xolotl, donde se puede observar a Yacanex luchando contra Huetzin . / TLACHIA. UNAM

En el libro titulado “Galería de antiguos Príncipes Mejicanos”, escrita en 1821 por Carlos María de Bustamante, se describió parte de la vida de los últimos gobernantes Toltecas y Chichimecas, pero ninguna como la del noble Yacanex, que fue a la guerra por amor.

El conflicto comenzó cuando el rey Xólotl otorgó diferentes pueblos incluyendo en Tepetlaoztoc y tributos a Huetzin, hijo de Nopaltzin, además de ofrecer la mano de Atotoxtli, quien se distinguía por su gran belleza, hija segunda de Achitomel, rey de Culhuacan.

Todo lo anterior hizo enfurecer a Yacazozolotl o Yacanex, líder de Tepetlaoztoc, quien veía invadido y subyugado a su pueblo, y además arrebatado el amor de su enamorada Atotoxtli.

Esta parte de la historia es bellamente descrita por de Bustamante y continúa así:

“¡Plegue a Dios que la temeridad de Yacanex no lo suma en lo hondo de la desdicha! ¡Atotoztli, tú eres la Elena del Anáhuac, y tus lindos ojos van a hacer derramar torrentes de lágrimas que inunden las llanuras de Huexotla!”.

Yacanex reunió un numeroso ejército, con la asociación de distintos pueblos de la cuenca de México como Metztitlan, Toltepec y Tollantzinco; según Torquemada, se sumó un enorme ejército de teochichimecas.

En la lámina tres del Códice Xolotl aparece claramente pintada la batalla. Los personajes se atavían para la guerra. Yacanex porta un tocado de plumas y lleva un arco con flecha. Huetzin se defiende con una larga lanza.

Al final, Yacanex fue derrotado y obligado a huir al Panuco, su ejército fue vencido y se convirtieron en tributarios del Imperio de Texcoco, imperio que controló el centro del Anáhuac y el paso al golfo.

La guerra por una mujer culminó con lo que pudo ser el fin de imperio de Texcoco, el cual logró gestar la triple alianza con Tenochtitlan y Tlacopan; de haber ganado Yacanex, la historia hubiera sido distinta.

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