/ lunes 25 de octubre de 2021

Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres y niñas

El Día Naranja que conmemoramos cada 25 de mes fue proclamado en 2008 por la ONU para generar conciencia sobre la importancia de atender, prevenir y sancionar la violencia contra mujeres y niñas; para lograrlo es necesario seguir sumando voluntades a esta lucha que incluye desde luego las voces de la sociedad civil organizada, activistas, instituciones públicas, académicas y del sector privado.

Si bien la violencia contra las mujeres tiene diversas facetas tanto en lo privado (hogar, pareja, familia) como en lo público (escuela, trabajo, comunidad, gobierno), en el plano político-electoral tenemos identificadas al menos 30 conductas que pueden ser consultadas detalladamente en el documento que realizamos en este Instituto, el “ABC para identificar la Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género” disponible en https://n9.cl/wl9ch

Hablar de la violencia política contra las mujeres por razón de género (VPMRG) es referirnos a todas aquellas acciones —u omisiones— tanto en la esfera pública o privada, que busquen o tenga por objeto o resultado limitar, anular o menoscabar el ejercicio de los derechos político electorales de una o varias mujeres; incluye también el acceso al ejercicio de un cargo o actividad, el libre desarrollo de la función pública, la toma de decisiones así como el acceso y ejercicio de las prerrogativas y espacios en medios de comunicación en las etapas de precandidaturas y candidaturas en un proceso electoral, así como en el ejercicio del cargo.

La VPMRG se constituye como un delito electoral y en la actualidad ya ha causado la nulidad de elecciones, en este caso del ayuntamiento de Iliatenco en el estado de Guerrero en la cual se comprobó violencia política ejercida contra de la candidata Ruperta Nicolás Hilario, una mujer indígena me’phaa que perdió únicamente por 53 votos (0.97% de la votación total ); fue atacada con mensajes misóginos que aparecieron en carreteras y bardas localizadas en zonas de gran afluencia para las y los votantes que acudieron a las casillas a votar el pasado 6 de junio; el mensaje era claro: “Las mujeres no saben gobernar”, “Ninguna mujer al poder”, “Las viejas no sirven para gobierno” entre otras lamentables expresiones.

Hoy más que nunca es necesario redoblar esfuerzos en el combate a todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres y niñas; es fundamental ejercer correctamente el presupuesto destinado en el fortalecimiento de los liderazgos femeninos, de promover valores democráticos como el respeto, la igualdad, y la honestidad que nos permitan derribar los estereotipos y prejuicios que originan este tipo de violencia y discriminación contra las mujeres en razón de género.

Que no quede duda: las mujeres sí sabemos gobernar, sí sabemos legislar, sí sabemos dirigir, sí votamos y sí contamos. En la lucha contra la violencia contra las mujeres, ni un paso atrás.

El Día Naranja que conmemoramos cada 25 de mes fue proclamado en 2008 por la ONU para generar conciencia sobre la importancia de atender, prevenir y sancionar la violencia contra mujeres y niñas; para lograrlo es necesario seguir sumando voluntades a esta lucha que incluye desde luego las voces de la sociedad civil organizada, activistas, instituciones públicas, académicas y del sector privado.

Si bien la violencia contra las mujeres tiene diversas facetas tanto en lo privado (hogar, pareja, familia) como en lo público (escuela, trabajo, comunidad, gobierno), en el plano político-electoral tenemos identificadas al menos 30 conductas que pueden ser consultadas detalladamente en el documento que realizamos en este Instituto, el “ABC para identificar la Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género” disponible en https://n9.cl/wl9ch

Hablar de la violencia política contra las mujeres por razón de género (VPMRG) es referirnos a todas aquellas acciones —u omisiones— tanto en la esfera pública o privada, que busquen o tenga por objeto o resultado limitar, anular o menoscabar el ejercicio de los derechos político electorales de una o varias mujeres; incluye también el acceso al ejercicio de un cargo o actividad, el libre desarrollo de la función pública, la toma de decisiones así como el acceso y ejercicio de las prerrogativas y espacios en medios de comunicación en las etapas de precandidaturas y candidaturas en un proceso electoral, así como en el ejercicio del cargo.

La VPMRG se constituye como un delito electoral y en la actualidad ya ha causado la nulidad de elecciones, en este caso del ayuntamiento de Iliatenco en el estado de Guerrero en la cual se comprobó violencia política ejercida contra de la candidata Ruperta Nicolás Hilario, una mujer indígena me’phaa que perdió únicamente por 53 votos (0.97% de la votación total ); fue atacada con mensajes misóginos que aparecieron en carreteras y bardas localizadas en zonas de gran afluencia para las y los votantes que acudieron a las casillas a votar el pasado 6 de junio; el mensaje era claro: “Las mujeres no saben gobernar”, “Ninguna mujer al poder”, “Las viejas no sirven para gobierno” entre otras lamentables expresiones.

Hoy más que nunca es necesario redoblar esfuerzos en el combate a todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres y niñas; es fundamental ejercer correctamente el presupuesto destinado en el fortalecimiento de los liderazgos femeninos, de promover valores democráticos como el respeto, la igualdad, y la honestidad que nos permitan derribar los estereotipos y prejuicios que originan este tipo de violencia y discriminación contra las mujeres en razón de género.

Que no quede duda: las mujeres sí sabemos gobernar, sí sabemos legislar, sí sabemos dirigir, sí votamos y sí contamos. En la lucha contra la violencia contra las mujeres, ni un paso atrás.

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