/ miércoles 13 de octubre de 2021

Todo nuestro esfuerzo a nuestras niñas

Hace un par de días conmemoramos a nivel internacional el Día Internacional de la Niña, lo cual surge como una iniciativa impulsada por la Asamblea General de Naciones Unidas a fin de reconocer los derechos de ese sector poblacional y tomar conciencia de los problemas que enfrentan en todas las partes del mundo.

El trabajo infantil, aspectos educativas, su integración en la economía, la discriminación, los distintos tipos de violencia, la salud y otros aspectos de la vida cotidiana impactan de manera diferente en nuestras niñas, razón por la cual debemos tener muy claros los retos que se tienen y los que se vienen en un escenario de búsqueda de igualdad sustantiva que permita a las niñas desarrollarse en un entorno que sigue siendo muy desfavorable en muchas partes del mundo y, desde luego, en nuestro país.

Teniendo en mente siempre su crecimiento, su desarrollo y, sobretodo, su seguridad, en el Senado de la República he sido de las principales que ha alzado la voz para mejores condiciones de ellas, además de pedir formas de protección ante cualquier tipo de violencia que amenace su tranquilidad y seguridad.

La Ley Olimpia fue la columna central de la lucha que tienen las mujeres contra la violencia de género que tanto les aqueja. Las niñas que en buena medida se deben acoplar a los escenarios digitales se encuentran en grave riesgo de ser vulnerada su tranquilidad, su privacidad y su integridad. Tenemos múltiples casos en que niñas y adolescentes son enganchadas por criminales con fines de explotación a través de redes sociales.

Asimismo, la exposición de imágenes de índole sexual son circunstancias que han llevado a adolescentes a perder la vida, por ello es que, de forma unánime, aprobamos la Ley Olimpia con la clara finalidad de castigar esas conductas lesivas que pueden arruinar la vida entera de una persona que entregó su confianza y tranquilidad.

Mi voz ha sonado fuerte y constante en temas que han afectado directamente a niñas, adolescentes y a familias en general, con el recorte de apoyos económicos a través del Programa PROSPERA o el de Estancias Infantiles, pidiendo que esos recursos vuelvan porque se ha demostrado lo útiles que son para la tranquilidad de niñas y mujeres adolescentes.

A sabiendas de la inseguridad que viven las mujeres y niñas en nuestro país se ha generado un consenso que permitió fortalecer las medidas de protección ante los actos de violencia que sufran, de tal manera que no teman por su vida y se pueda hacer justicia a la brevedad.

Entendemos que aún falta emparejar aún más el piso para que el desarrollo de nuestras niñas sea absolutamente integral y no sufran más ni de carencias ni de violencia, ya que ellas se formarán como jefas de familia, como jefas de empresa, como políticas encumbradas y como tomadoras de decisiones en general aportando el componente de la empatía, de la sensibilidad y de la honestidad que les caracteriza.

No existe otra forma que proyectemos una mejor nación si no volcamos todos nuestros esfuerzos en las niñas que se posicionarán en nuestras esferas de acción, por lo que más allá de discursos, como servidoras y servidores públicos, debemos hacer lo necesario para impulsarlas y protegerlas por el bien de nuestro querido México.

Hace un par de días conmemoramos a nivel internacional el Día Internacional de la Niña, lo cual surge como una iniciativa impulsada por la Asamblea General de Naciones Unidas a fin de reconocer los derechos de ese sector poblacional y tomar conciencia de los problemas que enfrentan en todas las partes del mundo.

El trabajo infantil, aspectos educativas, su integración en la economía, la discriminación, los distintos tipos de violencia, la salud y otros aspectos de la vida cotidiana impactan de manera diferente en nuestras niñas, razón por la cual debemos tener muy claros los retos que se tienen y los que se vienen en un escenario de búsqueda de igualdad sustantiva que permita a las niñas desarrollarse en un entorno que sigue siendo muy desfavorable en muchas partes del mundo y, desde luego, en nuestro país.

Teniendo en mente siempre su crecimiento, su desarrollo y, sobretodo, su seguridad, en el Senado de la República he sido de las principales que ha alzado la voz para mejores condiciones de ellas, además de pedir formas de protección ante cualquier tipo de violencia que amenace su tranquilidad y seguridad.

La Ley Olimpia fue la columna central de la lucha que tienen las mujeres contra la violencia de género que tanto les aqueja. Las niñas que en buena medida se deben acoplar a los escenarios digitales se encuentran en grave riesgo de ser vulnerada su tranquilidad, su privacidad y su integridad. Tenemos múltiples casos en que niñas y adolescentes son enganchadas por criminales con fines de explotación a través de redes sociales.

Asimismo, la exposición de imágenes de índole sexual son circunstancias que han llevado a adolescentes a perder la vida, por ello es que, de forma unánime, aprobamos la Ley Olimpia con la clara finalidad de castigar esas conductas lesivas que pueden arruinar la vida entera de una persona que entregó su confianza y tranquilidad.

Mi voz ha sonado fuerte y constante en temas que han afectado directamente a niñas, adolescentes y a familias en general, con el recorte de apoyos económicos a través del Programa PROSPERA o el de Estancias Infantiles, pidiendo que esos recursos vuelvan porque se ha demostrado lo útiles que son para la tranquilidad de niñas y mujeres adolescentes.

A sabiendas de la inseguridad que viven las mujeres y niñas en nuestro país se ha generado un consenso que permitió fortalecer las medidas de protección ante los actos de violencia que sufran, de tal manera que no teman por su vida y se pueda hacer justicia a la brevedad.

Entendemos que aún falta emparejar aún más el piso para que el desarrollo de nuestras niñas sea absolutamente integral y no sufran más ni de carencias ni de violencia, ya que ellas se formarán como jefas de familia, como jefas de empresa, como políticas encumbradas y como tomadoras de decisiones en general aportando el componente de la empatía, de la sensibilidad y de la honestidad que les caracteriza.

No existe otra forma que proyectemos una mejor nación si no volcamos todos nuestros esfuerzos en las niñas que se posicionarán en nuestras esferas de acción, por lo que más allá de discursos, como servidoras y servidores públicos, debemos hacer lo necesario para impulsarlas y protegerlas por el bien de nuestro querido México.