/ miércoles 4 de marzo de 2020

Todo lo que sube tiene que bajar

SAPERE AUDE


Interesante la encuesta que el día de ayer se dio a conocer sobre el desplome en la popularidad del titular del ejecutivo, la pérdida de alrededor de 20 puntos de aceptación en relación con el año anterior nos indica que las cosas no marchan bien y que aquella tierra prometida solamente se ha visto materializada en los datos y el México que el Mesías ha decidió querer ver.

Con la falta de capacidad para conducir al país, el desplome de la popularidad del Presidente era cuestión de tiempo, los errores han sido muchos y las consecuencias han sido graves. Con la falta de crecimiento económico, con el imparable incremento de la violencia e inseguridad, con el discurso de polarización del pueblo bueno y el pueblo malo, aunado a muchos excesos que hoy se siguen cometiendo desde las altas esferas del gobierno, se comprueba que la soberbia, la concentración de poder y la incompetencia, le está costando a México lo mismo o más, que la corrupción.

Yes que aún no se dan a conocer las casas blancas, los socavones o las estafas maestras de este sexenio en curso, lo que si se ha dado a conocer, son las malas decisiones en el ejercicio del gobierno que perjudican a millones de mexicanos, para muestra habría que ver el ultimo informe de Pemex, donde las pérdidas de la paraestatal ascienden a 34 mil millones de dólares, una cifra que equivale a los presupuestos del 2020 en Educación, Salud, Defensa Nacional, Marina yAgricultura juntos y aún con eso se ha decidido destinar 8 mil millones de dorales para la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, cifra que seguramente incrementará con el paso de los años para quedar en los 14 o 15 mil millones de dólares. Negocio obviamente nada rentable.

O como la cancelación del aeropuerto, que nos costó a los mexicanos prácticamente lo mismo que si se hubiera decidido concluir el proyecto y que dejó mucha incertidumbre para inversiones futuras, o como la caída en la recaudación de impuestos del año pasado que tuvo un impacto negativo en los gobiernos de todos los niveles y que implicó la carencia de obras y servicios para millones de ciudadanos, o como la venta del avión presidencial, que nos costó más de 30 millones de pesos su estancia en Estados Unidos y que hoy no hayan como deshacerse de él; por cierto, muy cuestionable la institucionalización de los mocheso la extorción de la que fueron víctimas los empresarios invitados a una cena con tamales y atole para obligarlos a comprar boletos para la rifa del avión en donde el premio mayor no será un avión.

Después de analizar las encuestas de la popularidad de AMLO y su terquedad como el mismo lo ha repetido en diferentes eventos públicos y privados, no me queda duda que su popularidad seguirá bajando y la credibilidad en el gobierno correrá la misma suerte, llegará un punto en que la popularidad del Presidente pasará a segundo plano y lo verdaderamente importante será sacar adelante a México y contribuir a que la ciudadanía tome protagonismo y empiece a incidir en la toma de decisiones para que no corramos la suerte de algunos países de América Latina.

Habría que estar muy pendientes de la reacción de Andrés Manuel, por supuesto la primera será la minimización o descalificación de los datos, y esa sería, la de menores consecuencias, las preocupantes son las que han tomado los populistas a lo largo de la historia, ante la baja popularidad comienza la cacería de brujas, ante la poca aprobación comienzan las restricciones de libertades democráticas, ante los reclamos comienzan las persecuciones y desapariciones de opositores, ante la desesperación comienza la locura.

SAPERE AUDE


Interesante la encuesta que el día de ayer se dio a conocer sobre el desplome en la popularidad del titular del ejecutivo, la pérdida de alrededor de 20 puntos de aceptación en relación con el año anterior nos indica que las cosas no marchan bien y que aquella tierra prometida solamente se ha visto materializada en los datos y el México que el Mesías ha decidió querer ver.

Con la falta de capacidad para conducir al país, el desplome de la popularidad del Presidente era cuestión de tiempo, los errores han sido muchos y las consecuencias han sido graves. Con la falta de crecimiento económico, con el imparable incremento de la violencia e inseguridad, con el discurso de polarización del pueblo bueno y el pueblo malo, aunado a muchos excesos que hoy se siguen cometiendo desde las altas esferas del gobierno, se comprueba que la soberbia, la concentración de poder y la incompetencia, le está costando a México lo mismo o más, que la corrupción.

Yes que aún no se dan a conocer las casas blancas, los socavones o las estafas maestras de este sexenio en curso, lo que si se ha dado a conocer, son las malas decisiones en el ejercicio del gobierno que perjudican a millones de mexicanos, para muestra habría que ver el ultimo informe de Pemex, donde las pérdidas de la paraestatal ascienden a 34 mil millones de dólares, una cifra que equivale a los presupuestos del 2020 en Educación, Salud, Defensa Nacional, Marina yAgricultura juntos y aún con eso se ha decidido destinar 8 mil millones de dorales para la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, cifra que seguramente incrementará con el paso de los años para quedar en los 14 o 15 mil millones de dólares. Negocio obviamente nada rentable.

O como la cancelación del aeropuerto, que nos costó a los mexicanos prácticamente lo mismo que si se hubiera decidido concluir el proyecto y que dejó mucha incertidumbre para inversiones futuras, o como la caída en la recaudación de impuestos del año pasado que tuvo un impacto negativo en los gobiernos de todos los niveles y que implicó la carencia de obras y servicios para millones de ciudadanos, o como la venta del avión presidencial, que nos costó más de 30 millones de pesos su estancia en Estados Unidos y que hoy no hayan como deshacerse de él; por cierto, muy cuestionable la institucionalización de los mocheso la extorción de la que fueron víctimas los empresarios invitados a una cena con tamales y atole para obligarlos a comprar boletos para la rifa del avión en donde el premio mayor no será un avión.

Después de analizar las encuestas de la popularidad de AMLO y su terquedad como el mismo lo ha repetido en diferentes eventos públicos y privados, no me queda duda que su popularidad seguirá bajando y la credibilidad en el gobierno correrá la misma suerte, llegará un punto en que la popularidad del Presidente pasará a segundo plano y lo verdaderamente importante será sacar adelante a México y contribuir a que la ciudadanía tome protagonismo y empiece a incidir en la toma de decisiones para que no corramos la suerte de algunos países de América Latina.

Habría que estar muy pendientes de la reacción de Andrés Manuel, por supuesto la primera será la minimización o descalificación de los datos, y esa sería, la de menores consecuencias, las preocupantes son las que han tomado los populistas a lo largo de la historia, ante la baja popularidad comienza la cacería de brujas, ante la poca aprobación comienzan las restricciones de libertades democráticas, ante los reclamos comienzan las persecuciones y desapariciones de opositores, ante la desesperación comienza la locura.