/ domingo 30 de agosto de 2020

También hay grandes músicos hidalguenses

Ahora que hemos estado repasando libros y autores de Hidalgo, también nos percatamos que hemos pasado por alto a los músicos, y en Hidalgo hay varios sobresalientes.

La música ya es lo que conocemos en cuanto a la polifonía a la variedad de sonidos y tonos cuando el Estado se erige en 1869, así que desde entonces en el siglo XIX empiezan a destacar varios músicos nuestros. Vamos a recordar a algunos, empezando por el Dr. Aniceto Ortega del Villar, oriundo de Tulancingo, quien formó el Club Filarmónico Mexicano, que sería conocido como Sociedad Filarmónica Mexicana en 1866, y de ella se fundaría la Escuela de Música que, transcurrido el tiempo, llegaría a ser el actual Conservatorio Nacional. Por aquel tiempo era conocido como “El Chopin mexicano”. Compuso en 1863 la “Marcha Zaragoza” que es considerada como su obra cumbre y un canto de guerra, un himno patriótico para los liberales durante la intervención francesa. Junto con su “Marcha Republicana”, son las composiciones más conocidas del Dr. Aniceto Ortega, ambas fueron estrenadas en un concierto ofrecido por la Sociedad Filarmónica Mexicana en el Gran Teatro Nacional el 1 de octubre de 1867 con la presencia del presidente Benito Juárez. La “Marcha Zaragoza” fue interpretada por las bandas militares alemanas al entrar triunfantes a París en 1871. Su ópera “Guatimotzin” es considerada como el primer fruto de la gran corriente nacionalista musical de México, y fue estrenada el 13 de septiembre de 1871. Murió en 1875.

Otro músico muy importante de Hidalgo fue el huichapense Abundio Martínez Martínez, que nació el 8 de febrero de 1864. Durante su niñez ayudaba a su padre don José María del Pilar Martínez –que era carpintero y director de la banda musical de Huichapan–. A muy temprana edad era ya componente de la banda dirigida por su padre. Tiempo después radicó en la ciudad de Pachuca, donde integró una orquesta de señoritas, discípulas de él. Fue autor de unas 200 piezas musicales que se popularizaron a fines del siglo XIX y a principios del XX, aún en el extranjero, donde las bandas de todo el mundo interpretaban su música. “Arpa de Oro” fue dedicada al general Porfirio Díaz; “En Alta Mar”, vals que fue de texto en los barcos de Alemania, ; los valses “Onda Cristalina”, “Muchachas y Flores”, “Noche Apacible” y “Consuelo”; así como la marcha “Congreso Panamericano”, el chotis “Para los Ángeles”, el paso doble “Torero Hidalguense”, en honor del diestro hidalguense Vicente Segura y, en lugar privilegiado, el famoso paso doble flamenco de estilo andaluz “Hidalguense”, que ha sido considerado como el Himno al Estado de Hidalgo. Abundio Martínez murió a los 50 años de edad en la más completa miseria en la Ciudad de México.

Se termina el espacio y solo hemos visto la vida y las obras de dos músicos hidalguenses. Vamos a seguir porque son muchos los hombres que han enorgullecido el panorama musical hidalguense.

Ahora que hemos estado repasando libros y autores de Hidalgo, también nos percatamos que hemos pasado por alto a los músicos, y en Hidalgo hay varios sobresalientes.

La música ya es lo que conocemos en cuanto a la polifonía a la variedad de sonidos y tonos cuando el Estado se erige en 1869, así que desde entonces en el siglo XIX empiezan a destacar varios músicos nuestros. Vamos a recordar a algunos, empezando por el Dr. Aniceto Ortega del Villar, oriundo de Tulancingo, quien formó el Club Filarmónico Mexicano, que sería conocido como Sociedad Filarmónica Mexicana en 1866, y de ella se fundaría la Escuela de Música que, transcurrido el tiempo, llegaría a ser el actual Conservatorio Nacional. Por aquel tiempo era conocido como “El Chopin mexicano”. Compuso en 1863 la “Marcha Zaragoza” que es considerada como su obra cumbre y un canto de guerra, un himno patriótico para los liberales durante la intervención francesa. Junto con su “Marcha Republicana”, son las composiciones más conocidas del Dr. Aniceto Ortega, ambas fueron estrenadas en un concierto ofrecido por la Sociedad Filarmónica Mexicana en el Gran Teatro Nacional el 1 de octubre de 1867 con la presencia del presidente Benito Juárez. La “Marcha Zaragoza” fue interpretada por las bandas militares alemanas al entrar triunfantes a París en 1871. Su ópera “Guatimotzin” es considerada como el primer fruto de la gran corriente nacionalista musical de México, y fue estrenada el 13 de septiembre de 1871. Murió en 1875.

Otro músico muy importante de Hidalgo fue el huichapense Abundio Martínez Martínez, que nació el 8 de febrero de 1864. Durante su niñez ayudaba a su padre don José María del Pilar Martínez –que era carpintero y director de la banda musical de Huichapan–. A muy temprana edad era ya componente de la banda dirigida por su padre. Tiempo después radicó en la ciudad de Pachuca, donde integró una orquesta de señoritas, discípulas de él. Fue autor de unas 200 piezas musicales que se popularizaron a fines del siglo XIX y a principios del XX, aún en el extranjero, donde las bandas de todo el mundo interpretaban su música. “Arpa de Oro” fue dedicada al general Porfirio Díaz; “En Alta Mar”, vals que fue de texto en los barcos de Alemania, ; los valses “Onda Cristalina”, “Muchachas y Flores”, “Noche Apacible” y “Consuelo”; así como la marcha “Congreso Panamericano”, el chotis “Para los Ángeles”, el paso doble “Torero Hidalguense”, en honor del diestro hidalguense Vicente Segura y, en lugar privilegiado, el famoso paso doble flamenco de estilo andaluz “Hidalguense”, que ha sido considerado como el Himno al Estado de Hidalgo. Abundio Martínez murió a los 50 años de edad en la más completa miseria en la Ciudad de México.

Se termina el espacio y solo hemos visto la vida y las obras de dos músicos hidalguenses. Vamos a seguir porque son muchos los hombres que han enorgullecido el panorama musical hidalguense.