/ miércoles 5 de enero de 2022

Seriedad y responsabilidad en el 2022

El inicio de año es una oportunidad para que todas las personas retomen sus proyectos, concluyan aquellos que arrastran del año anterior y, mentalmente, se convierte en una posibilidad de empezar sin enfocarse en todo lo no logrados o los malos momentos que tuvieron periodos anteriores. Finalmente, se trata de una conclusión de ciclos que las podemos utilizar a nuestro favor para enfocarnos en cuestiones positivas y hacer de nuestras vidas un mejor espacio.

Cuando eso sucede en materia de administración pública, los pendientes se convierten en un apuro que deben concluirse a la brevedad, pero con el componente que deben trabajarse en prospectiva otros tantos temas pendientes que, por las necesidades de una población como la nuestra requieren del compromiso de todas y todos los actores políticos con seriedad, alejada de posiciones radicales y con la apertura suficiente al diálogo en el entendido que, como servidores públicos, no somos más que una representación de la voluntad popular.

El año 2022 pinta para ser un año de muchísimo trabajo para la administración pública en general y, desde luego, para el Congreso de la Unión.

El tema más urgente, por las consecuencias que puede ocasionar y por lo relevante a nivel mundial es el de la pandemia en el entendido que nos encontramos ya de lleno y dicho de forma oficial, en una cuarta ola que, sin ser tan violenta en cuanto a consecuencias fatales, sí posee una posibilidad de contagio mayor aún con todas las medidas. En ese rubro seremos coadyuvantes pero no consentidores de las medidas que se tomen desde la Secretaría de Salud, esperando que actúe de forma responsable y proteja la vida de las y los mexicanos.

Por lo anterior debemos saber, ahora sí, la capacidad del Instituto del Salud del Bienestar porque la cobertura que ya se había alcanzado con el Seguro Popular y que se prometió aumentar con esta nueva figura, deberá ser capaz de hacer frente a una pandemia que nos trajo un virus endémico.

Uno de los temas que requerirán muchas horas de estudio, de debate y de lograr un producto legislativo serio, es la reforma eléctrica enviada por el Titular del Ejecutivo y que debe versar sobre cómo beneficiar a millones de usuarios que pueden ver mermado su crecimiento desde la visión de pequeñas empresas, hasta las familias que han visto cómo se junta una inflación que no habíamos vivido en décadas, como para dejarles en manos de las permanentes ineficiencias de una empresa de participación estatal que ha cometido serias fallas en los últimos meses en cuanto al suministro se refiere. Ahí todas las voces deben ser escuchadas, todos los expertos deben ser consultados y todos los temas deben ser tocados transversalmente por cuestiones de desarrollo hacia el futuro.

Justo el tema de la inflación debe ser un aspecto que debe ser detenido a toda costa, ya que, después de una crisis como la que vivimos en que la salud y la economía fueron severamente golpeadas, es necesario contar con una macroeconomía sana que se refleje en los bolsillos de las y los mexicanos, lo cual no ha sido atendido a pesar de que aparentemente se protege más a quien menos tienen pero son los que más sufren.

Temas de infraestructura como el aeropuerto, la refinería y el tren maya deberán ser replanteados desde la utilidad y la suficiencia de recursos en un momento histórico en que la racionalización de recursos debe tocar todos los aspectos para evitar una catástrofe gubernamental. Las y los legisladores, como representantes de la población mexicana, habremos de estar muy de cerca en la revisión de proyectos que pretenden ser inconstitucionalmente blindados cuando todos debemos tener a la transparencia y rendición de cuentas.

Aspectos políticos, económicos, legislativos, judiciales y sociales, seguramente tendrán un movimiento importante a lo largo de estos meses y estamos claros que con compromiso hacia quien nos eligió, con debate de altura y con estudio profundo, se irán resolviendo logrando beneficiar al soberano por excelencia, es decir, al pueblo de México y no a intereses particulares o partidistas porque nuestro país está por encima de cualquier tendencia política.

El inicio de año es una oportunidad para que todas las personas retomen sus proyectos, concluyan aquellos que arrastran del año anterior y, mentalmente, se convierte en una posibilidad de empezar sin enfocarse en todo lo no logrados o los malos momentos que tuvieron periodos anteriores. Finalmente, se trata de una conclusión de ciclos que las podemos utilizar a nuestro favor para enfocarnos en cuestiones positivas y hacer de nuestras vidas un mejor espacio.

Cuando eso sucede en materia de administración pública, los pendientes se convierten en un apuro que deben concluirse a la brevedad, pero con el componente que deben trabajarse en prospectiva otros tantos temas pendientes que, por las necesidades de una población como la nuestra requieren del compromiso de todas y todos los actores políticos con seriedad, alejada de posiciones radicales y con la apertura suficiente al diálogo en el entendido que, como servidores públicos, no somos más que una representación de la voluntad popular.

El año 2022 pinta para ser un año de muchísimo trabajo para la administración pública en general y, desde luego, para el Congreso de la Unión.

El tema más urgente, por las consecuencias que puede ocasionar y por lo relevante a nivel mundial es el de la pandemia en el entendido que nos encontramos ya de lleno y dicho de forma oficial, en una cuarta ola que, sin ser tan violenta en cuanto a consecuencias fatales, sí posee una posibilidad de contagio mayor aún con todas las medidas. En ese rubro seremos coadyuvantes pero no consentidores de las medidas que se tomen desde la Secretaría de Salud, esperando que actúe de forma responsable y proteja la vida de las y los mexicanos.

Por lo anterior debemos saber, ahora sí, la capacidad del Instituto del Salud del Bienestar porque la cobertura que ya se había alcanzado con el Seguro Popular y que se prometió aumentar con esta nueva figura, deberá ser capaz de hacer frente a una pandemia que nos trajo un virus endémico.

Uno de los temas que requerirán muchas horas de estudio, de debate y de lograr un producto legislativo serio, es la reforma eléctrica enviada por el Titular del Ejecutivo y que debe versar sobre cómo beneficiar a millones de usuarios que pueden ver mermado su crecimiento desde la visión de pequeñas empresas, hasta las familias que han visto cómo se junta una inflación que no habíamos vivido en décadas, como para dejarles en manos de las permanentes ineficiencias de una empresa de participación estatal que ha cometido serias fallas en los últimos meses en cuanto al suministro se refiere. Ahí todas las voces deben ser escuchadas, todos los expertos deben ser consultados y todos los temas deben ser tocados transversalmente por cuestiones de desarrollo hacia el futuro.

Justo el tema de la inflación debe ser un aspecto que debe ser detenido a toda costa, ya que, después de una crisis como la que vivimos en que la salud y la economía fueron severamente golpeadas, es necesario contar con una macroeconomía sana que se refleje en los bolsillos de las y los mexicanos, lo cual no ha sido atendido a pesar de que aparentemente se protege más a quien menos tienen pero son los que más sufren.

Temas de infraestructura como el aeropuerto, la refinería y el tren maya deberán ser replanteados desde la utilidad y la suficiencia de recursos en un momento histórico en que la racionalización de recursos debe tocar todos los aspectos para evitar una catástrofe gubernamental. Las y los legisladores, como representantes de la población mexicana, habremos de estar muy de cerca en la revisión de proyectos que pretenden ser inconstitucionalmente blindados cuando todos debemos tener a la transparencia y rendición de cuentas.

Aspectos políticos, económicos, legislativos, judiciales y sociales, seguramente tendrán un movimiento importante a lo largo de estos meses y estamos claros que con compromiso hacia quien nos eligió, con debate de altura y con estudio profundo, se irán resolviendo logrando beneficiar al soberano por excelencia, es decir, al pueblo de México y no a intereses particulares o partidistas porque nuestro país está por encima de cualquier tendencia política.