/ martes 2 de junio de 2020

NUEVA NORMALIDAD

El INEGI ha informado que 2 millones de empleos formales se han perdido y no se tiene cifra exacta de cuántos empleos informales


El señor Presidente decidió que a partir de este lunes se regrese a las actividades, no solamente las consideradas esenciales, sino abrir algunas más, en pleno pico de contagios.

Tristemente, así lo decidió el Ejecutivo, a pesar del escenario catastrófico donde los hospitales están a su máxima capacidad y la mayoría de los ciudadanos no logran entender la importancia de la sana distancia y de la necesidad de quedarse en casa para resguardase de la enfermedad, y se justifica, pues la mayoría de los mexicanos dependen económicamente de lo que generan día a día, por lo que resulta complicado dejar de salir a trabajar, especialmente al no haber estrategias claras por parte del gobierno federal para contener esta situación, al menos no lo son en materia económica y sanitaria, entonces difícilmente podrían los ciudadanos quedarse en casa o aguantar más tiempo en la cuarentena sin apoyo del gobierno, sin contar con que, muchos de ellos, por no decir la mayoría de los que tenían algún empleo fueron despedidos pues tampoco se tuvo voluntad del orden federal para ayudar con incentivos o apoyos fiscales, o a través de algún fondo para sostener a todas aquellas empresas que se ven afectadas por la contingencia, las que están teniendo serias dificultades para soportar el pago de nómina y las prestaciones para su personal.

Sin embargo, el Presidente ya dio el banderazo de la nueva normalidad bajo un esquema que es incierto y a todas luces carece de sustento técnicosanitario, es, una decisión más como otras muchas en las que solo porque él ya decidió que es tiempo de volver a la actividad económica, sin importar el punto crítico de contagios en el que nos encontramos, pero como ya es costumbre, seguramente en algunos días el señor Presidente podrá cambiar de opinión, o, si así lo prefiere, utilizará a sus adversarios políticos a quienes llama conservadores solo por ser críticos de su gobierno o a los comunicadores que le señalan las inconsistencias para refutar en contra de ellos haciéndolos culpables de lo que pueda pasar con sus imprudentes decisiones.

Hoy, el INEGI ha informado que se han perdido 2 millones de empleos formales y, no tenemos cifras ciertas del número de empleos informales que se han perdido, se habla de que pueden ser cifras cercanas a los 10 millones.

La inconformidad ciudadana es cada vez más evidente, aunque el Presidente la quiera minimizar, pero su mandato sigue perdiendo el apoyo y la confianza de miles y miles de personas que le dieron su voto.

Así pues, hoy ya estamos en una nueva etapa, pero en una etapa en la que el riesgo es mayor.

En este momento, debemos seguir siendo precavidos, no nos queda más que asumir con responsabilidad personal esta situación pues nuestro país no tiene presidente, así se ve y así se siente, una patria sin un líder que anteponga los intereses de sus gobernados antes de sus caprichos, ocurrencias y desaciertos.

El INEGI ha informado que 2 millones de empleos formales se han perdido y no se tiene cifra exacta de cuántos empleos informales


El señor Presidente decidió que a partir de este lunes se regrese a las actividades, no solamente las consideradas esenciales, sino abrir algunas más, en pleno pico de contagios.

Tristemente, así lo decidió el Ejecutivo, a pesar del escenario catastrófico donde los hospitales están a su máxima capacidad y la mayoría de los ciudadanos no logran entender la importancia de la sana distancia y de la necesidad de quedarse en casa para resguardase de la enfermedad, y se justifica, pues la mayoría de los mexicanos dependen económicamente de lo que generan día a día, por lo que resulta complicado dejar de salir a trabajar, especialmente al no haber estrategias claras por parte del gobierno federal para contener esta situación, al menos no lo son en materia económica y sanitaria, entonces difícilmente podrían los ciudadanos quedarse en casa o aguantar más tiempo en la cuarentena sin apoyo del gobierno, sin contar con que, muchos de ellos, por no decir la mayoría de los que tenían algún empleo fueron despedidos pues tampoco se tuvo voluntad del orden federal para ayudar con incentivos o apoyos fiscales, o a través de algún fondo para sostener a todas aquellas empresas que se ven afectadas por la contingencia, las que están teniendo serias dificultades para soportar el pago de nómina y las prestaciones para su personal.

Sin embargo, el Presidente ya dio el banderazo de la nueva normalidad bajo un esquema que es incierto y a todas luces carece de sustento técnicosanitario, es, una decisión más como otras muchas en las que solo porque él ya decidió que es tiempo de volver a la actividad económica, sin importar el punto crítico de contagios en el que nos encontramos, pero como ya es costumbre, seguramente en algunos días el señor Presidente podrá cambiar de opinión, o, si así lo prefiere, utilizará a sus adversarios políticos a quienes llama conservadores solo por ser críticos de su gobierno o a los comunicadores que le señalan las inconsistencias para refutar en contra de ellos haciéndolos culpables de lo que pueda pasar con sus imprudentes decisiones.

Hoy, el INEGI ha informado que se han perdido 2 millones de empleos formales y, no tenemos cifras ciertas del número de empleos informales que se han perdido, se habla de que pueden ser cifras cercanas a los 10 millones.

La inconformidad ciudadana es cada vez más evidente, aunque el Presidente la quiera minimizar, pero su mandato sigue perdiendo el apoyo y la confianza de miles y miles de personas que le dieron su voto.

Así pues, hoy ya estamos en una nueva etapa, pero en una etapa en la que el riesgo es mayor.

En este momento, debemos seguir siendo precavidos, no nos queda más que asumir con responsabilidad personal esta situación pues nuestro país no tiene presidente, así se ve y así se siente, una patria sin un líder que anteponga los intereses de sus gobernados antes de sus caprichos, ocurrencias y desaciertos.

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