/ jueves 24 de diciembre de 2020

Noche de Navidad, noche de reflexión y de esperanza

ACERVO


Hoy 24 de diciembre, es nochebuena y nos reuniremos en el cobijo de nuestras casas para vivir la Navidad en compañía de la familia más cercana. Sin duda alguna, esta noche del 2020 será distinta, agridulce de sobre manera y nos llevará a situarnos en una retrospectiva invariable ligada a la sentida pérdida de familiares y amigos que en el curso de la pandemia sanitaria por el COVID-19 han dejado este plano terrenal y gozar de la paz eterna, como así lo creemos quienes profesamos la fe católica.

Hemos conocido el exhorto de las autoridades de salud en el ámbito federal y local para preservar el resguardo social en esta época decembrina. Los contagios de Coronavirus se han recrudecido y las decisiones de la autoridad son regionalizadas para controlar el alza de casos. Son medidas duras pero puntuales para cuidar a la población hidalguense y es en la comunidad y en cada hogar en donde se tiene el poder de cortar los contagios, la cadena de transmisión y por ende, evitar la propagación del virus.

La nochebuena nos hará vivir la navidad en una dimensión que me atrevo a considerar que no habíamos experimentado en los últimos 100 años. Valoraremos esta noche lo más importante que tenemos que es nuestra salud y hacemos votos por la pronta recuperación de la recuperación de miles de seres humanos que justo en ese momento sortean batallas muy invasivas para salvar la vida. Esa vida que tanto apreciamos y que desafortunadamente entre modismos y dinámicas variadas nos ha llevado a dejar lo más por lo menos. La Navidad será ocasión natural de agradecer nuestra condición de mexicanos y de hidalguenses, de reafirmar nuestra condición de pueblo trabajador, particularmente familiar y de raíces profundas en nuestras tradiciones que nos dan historia, autenticidad y prestigio como país y como Estado.

Somos millones de mexicanos y miles de hidalguenses los que creemos en el trabajo honrado, en la superación constante y en la generación de mejores condiciones de desarrollo humano para nosotros y nuestras comunidades.

Este ciclo anual nos ha representado retos auténticamente inimaginables y la templanza con la que como sociedad hemos afrontado las amenazas en lo sanitario y en lo socioeconómico nos debe llevar al plano de nuevamente comprobar que somos sociedades que nos mantenemos unidas aún en las desgracias que se nos presenten. La familia es y seguirá siendo el eje principal de nuestra vida, esa familia que se ha extendido al paso de los años en amigos fraternales que hoy no podremos ver, deben ser nuestro mayor tesoro en lo sentimental y cada casa de Hidalgo y de México seguramente se replicará enaltecer los valores más auténticos de la Navidad traídos con una pandemia en el medio.

El valor humano de todas y de todos nosotros será consuelo de los más afligidos en esta noche, el valor humano de quienes hoy ya no se encuentran entre nosotros físicamente se mantiene en espíritu y en legado. Honremos en nuestros pensamientos y acciones a esas personas que tanto dieron por su familia, por sus amigos y por sus comunidades.

En Navidad se celebra el nacimiento de Jesús de Nazaret, el hombre que pudo con su vida y obra crear la presente era cristiana. Que sea esta celebración en la cual renazca la esperanza y aunque compleja en estas circunstancias aciagas, nuestro optimismo debe permanecer en nuestra vida, siempre con la idea de tener mejores días y apacibles noches. Aunque en contrasentido posiblemente, deseo desde este espacio de opinión que todas y todos tengamos una navidad con buena salud, paz, armonía y llena de bendiciones. Abrazo fraterno.

ACERVO


Hoy 24 de diciembre, es nochebuena y nos reuniremos en el cobijo de nuestras casas para vivir la Navidad en compañía de la familia más cercana. Sin duda alguna, esta noche del 2020 será distinta, agridulce de sobre manera y nos llevará a situarnos en una retrospectiva invariable ligada a la sentida pérdida de familiares y amigos que en el curso de la pandemia sanitaria por el COVID-19 han dejado este plano terrenal y gozar de la paz eterna, como así lo creemos quienes profesamos la fe católica.

Hemos conocido el exhorto de las autoridades de salud en el ámbito federal y local para preservar el resguardo social en esta época decembrina. Los contagios de Coronavirus se han recrudecido y las decisiones de la autoridad son regionalizadas para controlar el alza de casos. Son medidas duras pero puntuales para cuidar a la población hidalguense y es en la comunidad y en cada hogar en donde se tiene el poder de cortar los contagios, la cadena de transmisión y por ende, evitar la propagación del virus.

La nochebuena nos hará vivir la navidad en una dimensión que me atrevo a considerar que no habíamos experimentado en los últimos 100 años. Valoraremos esta noche lo más importante que tenemos que es nuestra salud y hacemos votos por la pronta recuperación de la recuperación de miles de seres humanos que justo en ese momento sortean batallas muy invasivas para salvar la vida. Esa vida que tanto apreciamos y que desafortunadamente entre modismos y dinámicas variadas nos ha llevado a dejar lo más por lo menos. La Navidad será ocasión natural de agradecer nuestra condición de mexicanos y de hidalguenses, de reafirmar nuestra condición de pueblo trabajador, particularmente familiar y de raíces profundas en nuestras tradiciones que nos dan historia, autenticidad y prestigio como país y como Estado.

Somos millones de mexicanos y miles de hidalguenses los que creemos en el trabajo honrado, en la superación constante y en la generación de mejores condiciones de desarrollo humano para nosotros y nuestras comunidades.

Este ciclo anual nos ha representado retos auténticamente inimaginables y la templanza con la que como sociedad hemos afrontado las amenazas en lo sanitario y en lo socioeconómico nos debe llevar al plano de nuevamente comprobar que somos sociedades que nos mantenemos unidas aún en las desgracias que se nos presenten. La familia es y seguirá siendo el eje principal de nuestra vida, esa familia que se ha extendido al paso de los años en amigos fraternales que hoy no podremos ver, deben ser nuestro mayor tesoro en lo sentimental y cada casa de Hidalgo y de México seguramente se replicará enaltecer los valores más auténticos de la Navidad traídos con una pandemia en el medio.

El valor humano de todas y de todos nosotros será consuelo de los más afligidos en esta noche, el valor humano de quienes hoy ya no se encuentran entre nosotros físicamente se mantiene en espíritu y en legado. Honremos en nuestros pensamientos y acciones a esas personas que tanto dieron por su familia, por sus amigos y por sus comunidades.

En Navidad se celebra el nacimiento de Jesús de Nazaret, el hombre que pudo con su vida y obra crear la presente era cristiana. Que sea esta celebración en la cual renazca la esperanza y aunque compleja en estas circunstancias aciagas, nuestro optimismo debe permanecer en nuestra vida, siempre con la idea de tener mejores días y apacibles noches. Aunque en contrasentido posiblemente, deseo desde este espacio de opinión que todas y todos tengamos una navidad con buena salud, paz, armonía y llena de bendiciones. Abrazo fraterno.