/ domingo 5 de abril de 2020

No se nos pase la mano

Veo el avance y los estragos del coronavirus en diversas naciones del mundo.

Veo por la televisión a las familias guardadas, observando con responsabilidad las indicaciones de las autoridades.

Y veo la lluvia de talento expresado en comentarios, recomendaciones, oraciones y canciones.

Escucho la incomodidad de niños, hombres y mujeres que están sufriendo a causa de este coronavirus. Escucho comentarios afirmando que existe el coronavirus, que sí es toda una realidad, pero que fue sembrado.

Y escucho los pleitos entre las naciones, aprovechando la realidad para fortalecer sus economías. Les preocupa mucho la economía.

Pienso en el valor del sufrimiento ante Dios, de quien sin deberla, están viviendo miles de hermanos en el mundo.

Pienso en la maldad de quienes aprovechan la lucha por la vida de todos nosotros, para fortalecer su economía, para sumar ingresos o para agrandar su poder.

Y pienso en la oportunidad que tenemos para practicar la caridad, la misericordia, ante el grande sufrimiento del hermano y ante sus diversas necesidades.

Propongo no exagerar al hablar del virus para no causar miedo a nadie porque el miedo no favorece a nadie.

Propongo reflexionar en la realidad que estamos viviendo para quedarnos con lo bueno. Dice el dicho que no hay mal que por bien no venga.

Y propongo no causemos disgusto a nadie; propongo que nos tengamos paciencia en este tiempo de contingencia.

Veo el avance y los estragos del coronavirus en diversas naciones del mundo.

Veo por la televisión a las familias guardadas, observando con responsabilidad las indicaciones de las autoridades.

Y veo la lluvia de talento expresado en comentarios, recomendaciones, oraciones y canciones.

Escucho la incomodidad de niños, hombres y mujeres que están sufriendo a causa de este coronavirus. Escucho comentarios afirmando que existe el coronavirus, que sí es toda una realidad, pero que fue sembrado.

Y escucho los pleitos entre las naciones, aprovechando la realidad para fortalecer sus economías. Les preocupa mucho la economía.

Pienso en el valor del sufrimiento ante Dios, de quien sin deberla, están viviendo miles de hermanos en el mundo.

Pienso en la maldad de quienes aprovechan la lucha por la vida de todos nosotros, para fortalecer su economía, para sumar ingresos o para agrandar su poder.

Y pienso en la oportunidad que tenemos para practicar la caridad, la misericordia, ante el grande sufrimiento del hermano y ante sus diversas necesidades.

Propongo no exagerar al hablar del virus para no causar miedo a nadie porque el miedo no favorece a nadie.

Propongo reflexionar en la realidad que estamos viviendo para quedarnos con lo bueno. Dice el dicho que no hay mal que por bien no venga.

Y propongo no causemos disgusto a nadie; propongo que nos tengamos paciencia en este tiempo de contingencia.

ÚLTIMASCOLUMNAS
domingo 30 de agosto de 2020

Necesitamos más disciplina

VEO, ESCUCHO, PIENSO Y PROPONGO

Don Domingo Díaz Martínez

domingo 16 de agosto de 2020

La Ley Divina

VEO, ESCUCHO, PIENSO Y PROPONGO

Don Domingo Díaz Martínez

domingo 12 de julio de 2020

El miedo

VEO, ESCUCHO, PIENSO Y PROPONGO

Don Domingo Díaz Martínez

domingo 28 de junio de 2020

¿Medicina suficiente?

VEO, ESCUCHO, PIENSO Y PROPONGO

Don Domingo Díaz Martínez

domingo 07 de junio de 2020

“Es tiempo de regresar a los pobres lo robado”

VEO, ESCUCHO, PIENSO Y PROPONGO

Don Domingo Díaz Martínez

domingo 17 de mayo de 2020

“Queremos Vivir”

VEO, ESCUCHO, PIENSO Y PROPONGO

Don Domingo Díaz Martínez

domingo 01 de marzo de 2020

Recibir

Veo, escucho, pienso y propongo

Don Domingo Díaz Martínez

sábado 15 de febrero de 2020

2020

VEO, ESCUCHO, PIENSO Y PROPONGO

Don Domingo Díaz Martínez

Cargar Más