/ domingo 18 de abril de 2021

Niños y niñas migrantes

La migración internacional es uno de los problemas más complejos de atender porque involucra diversos factores, particularmente la voluntad de diversas naciones.

Quienes más recienten los efectos colaterales de este fenómeno son las niñas, niños y adolescentes.

Ya sea que vayan acompañados o solos, los menores de edad enfrentan serios peligros durante su camino hacia otros lugares, de manera particular hacia Estados Unidos, en el que están expuestos a pasar hambre, frio, no tener acceso a servicios básicos, ser detenidos, reclutados por la delincuencia organizada, sufrir maltratos, discriminación y hasta violencia sexual.

La mayor parte de estos niños deben abandonar sus hogares, sus estudios y su entorno para migrar y unirse a sus padres o acompañarlos en busca de mejores oportunidades, sin embargo, los peligros son mayores que la propia situación que viven. Alrededor de 9 mil niños y niñas mexicanos son repatriados cada año de Estados Unidos hacia nuestro país ,de los cuales, la mayoría viajaba sin la compañía de un adulto, a los que se suman miles más que logran su ingreso pero que en el camino ven afectado severamente su desarrollo y vulnerados sus derechos.

Otro foco rojo son los niños centroamericanos que ingresan a México por la frontera sur y que recorren un peligroso camino hacia nuestra frontera norte, donde, lamentablemente, en muchas ocasiones son víctima de trata de personas y otros delitos de índole sexual.

Para atender este grave problema, que además no ha sido lo suficientemente visibilizado, se deben implementar diversos programas y estrategias que atiendan de manera integral la situación, como el establecimiento de albergues a puertas abiertas, hogares de acogida temporal, escuelas itinerantes e incluso una red de atención legal, médica y psicológica que garantice el diagnóstico y tratamiento de los efectos colaterales de la migración.

Infancia es destino, reza una antigua frase, lamentablemente las niñas y niños migrantes marcan sus primeros años de vida de manera adversa, por lo que el problema debe atenderse con seriedad y voluntad.

La migración internacional es uno de los problemas más complejos de atender porque involucra diversos factores, particularmente la voluntad de diversas naciones.

Quienes más recienten los efectos colaterales de este fenómeno son las niñas, niños y adolescentes.

Ya sea que vayan acompañados o solos, los menores de edad enfrentan serios peligros durante su camino hacia otros lugares, de manera particular hacia Estados Unidos, en el que están expuestos a pasar hambre, frio, no tener acceso a servicios básicos, ser detenidos, reclutados por la delincuencia organizada, sufrir maltratos, discriminación y hasta violencia sexual.

La mayor parte de estos niños deben abandonar sus hogares, sus estudios y su entorno para migrar y unirse a sus padres o acompañarlos en busca de mejores oportunidades, sin embargo, los peligros son mayores que la propia situación que viven. Alrededor de 9 mil niños y niñas mexicanos son repatriados cada año de Estados Unidos hacia nuestro país ,de los cuales, la mayoría viajaba sin la compañía de un adulto, a los que se suman miles más que logran su ingreso pero que en el camino ven afectado severamente su desarrollo y vulnerados sus derechos.

Otro foco rojo son los niños centroamericanos que ingresan a México por la frontera sur y que recorren un peligroso camino hacia nuestra frontera norte, donde, lamentablemente, en muchas ocasiones son víctima de trata de personas y otros delitos de índole sexual.

Para atender este grave problema, que además no ha sido lo suficientemente visibilizado, se deben implementar diversos programas y estrategias que atiendan de manera integral la situación, como el establecimiento de albergues a puertas abiertas, hogares de acogida temporal, escuelas itinerantes e incluso una red de atención legal, médica y psicológica que garantice el diagnóstico y tratamiento de los efectos colaterales de la migración.

Infancia es destino, reza una antigua frase, lamentablemente las niñas y niños migrantes marcan sus primeros años de vida de manera adversa, por lo que el problema debe atenderse con seriedad y voluntad.

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