/ domingo 3 de noviembre de 2019

Los panteones en Hidalgo

Si usted viaja por nuestra entidad, se encontrará una serie de camposantos que la gente ha construido y delimitado para dar sepultura a sus muertos.

Va a encontrar algunos sumamente bellos, que son producto de la cultura y la devoción popular. Ya hemos dicho en otras ocasiones que los panteones tienen tanta antigüedad como el mismo hombre y que según las diferentes civilizaciones que ha habido han hecho de los lugares de descanso para sus muertos verdaderas obras de arte, por lo monumental o por lo típico y tradicional. Los panteones de Hidalgo son visitados cada año al menos por los deudos que llevan sus ofrendas, consistentes en flores, y en muchas ocasiones comida que según sus creencias comparten con los difuntitos que vienen a degustar los guisados que los vivos preparan para los muertos pero que al final, el día 3 de Noviembre, los vivos se comen lo que no se comieron los muertos.

En la región de La Huasteca, el festejo raya en el paroxismo, es decir es bellísimo visitar un panteón huasteco en 2 de noviembre, la cantidad de flores, candelas, y ofrendas que se ven es espectacular, y no digamos al atardecer cuando el sol se va y las velas, veladoras y candelas se posesionan del paisaje. La devoción y el respeto de los paisanos huastecos es ejemplar, pasan años y años y no olvidan a sus muertos.

Y en la zona Tepehua, por allá en los municipios de San Bartloo Tutotepec, Huehuetla, Tenanago de Doria, existe la tradición llamada de la “Llorada del Hueso” que es algo rarísimo. Los indígenas desentierran los huesos de sus muertos y los limpian y vuelven a guardar con toda devoción y respeto. Lo hacen orando y cantando y después arreglan las removidas tumbas y prácticamente los vuelven a sepultar.

Los festejos en la Huasteca se llaman “El Xantolo” y son ya famosos a nivel internacional. La palabra Xantolo proviene del latín “Sanctorum”, por iniciar en el día de Todos los Santos de acuerdo al calendario Católico. La palabra de degeneró hasta Xantolo y se ha quedado ya definitiva para recordar los festejos de los días de Muertos. También en estos días prepara la gente platillos muy especiales, tamales gigantes llamados Zacahuil y otros más pequeños y dulces. Todo esto es una gran riqueza nuestra que debemos admirar y respetar.

En Pachuca, se ha popularizado otra linda tradición que es la de montar en los domicilios o en las oficinas, altares para honrar a los muertos de cada uno, con flores de Cempaxuchitl, arcos de colores, papel picado y una serie de tradiciones que se colocan en forma ordenada y que producen una expresión plástica y de tradición.

Por eso pedimos cada año que no se realice en el Panteón de San Bartolo una especie de pachanga en que algunos jóvenes ignorantes van a juguetear entre las tumbas y faltan al respeto a nuestros muertos. Todo esto propiciado por el Ayuntamiento para ganar unos cuantos pesos pero también para ganar el desprecio de los electores.

Si usted viaja por nuestra entidad, se encontrará una serie de camposantos que la gente ha construido y delimitado para dar sepultura a sus muertos.

Va a encontrar algunos sumamente bellos, que son producto de la cultura y la devoción popular. Ya hemos dicho en otras ocasiones que los panteones tienen tanta antigüedad como el mismo hombre y que según las diferentes civilizaciones que ha habido han hecho de los lugares de descanso para sus muertos verdaderas obras de arte, por lo monumental o por lo típico y tradicional. Los panteones de Hidalgo son visitados cada año al menos por los deudos que llevan sus ofrendas, consistentes en flores, y en muchas ocasiones comida que según sus creencias comparten con los difuntitos que vienen a degustar los guisados que los vivos preparan para los muertos pero que al final, el día 3 de Noviembre, los vivos se comen lo que no se comieron los muertos.

En la región de La Huasteca, el festejo raya en el paroxismo, es decir es bellísimo visitar un panteón huasteco en 2 de noviembre, la cantidad de flores, candelas, y ofrendas que se ven es espectacular, y no digamos al atardecer cuando el sol se va y las velas, veladoras y candelas se posesionan del paisaje. La devoción y el respeto de los paisanos huastecos es ejemplar, pasan años y años y no olvidan a sus muertos.

Y en la zona Tepehua, por allá en los municipios de San Bartloo Tutotepec, Huehuetla, Tenanago de Doria, existe la tradición llamada de la “Llorada del Hueso” que es algo rarísimo. Los indígenas desentierran los huesos de sus muertos y los limpian y vuelven a guardar con toda devoción y respeto. Lo hacen orando y cantando y después arreglan las removidas tumbas y prácticamente los vuelven a sepultar.

Los festejos en la Huasteca se llaman “El Xantolo” y son ya famosos a nivel internacional. La palabra Xantolo proviene del latín “Sanctorum”, por iniciar en el día de Todos los Santos de acuerdo al calendario Católico. La palabra de degeneró hasta Xantolo y se ha quedado ya definitiva para recordar los festejos de los días de Muertos. También en estos días prepara la gente platillos muy especiales, tamales gigantes llamados Zacahuil y otros más pequeños y dulces. Todo esto es una gran riqueza nuestra que debemos admirar y respetar.

En Pachuca, se ha popularizado otra linda tradición que es la de montar en los domicilios o en las oficinas, altares para honrar a los muertos de cada uno, con flores de Cempaxuchitl, arcos de colores, papel picado y una serie de tradiciones que se colocan en forma ordenada y que producen una expresión plástica y de tradición.

Por eso pedimos cada año que no se realice en el Panteón de San Bartolo una especie de pachanga en que algunos jóvenes ignorantes van a juguetear entre las tumbas y faltan al respeto a nuestros muertos. Todo esto propiciado por el Ayuntamiento para ganar unos cuantos pesos pero también para ganar el desprecio de los electores.