/ miércoles 3 de agosto de 2022

Llamado urgente a la civilidad y respeto

Giovani Sartori, uno de los politólogos más importantes de las últimas décadas, cuando se refiere a los partidos políticos se refiere a ellos como facciones del poder que no precisamente son antagónicas a quien gobierna, ya que, de hecho, la idea del partido político es representar a un sector determinado de la sociedad en el entendido que en él se agrupan personas con los mismos intereses e ideología. Además, en la concepción de esa figura, el especialista puntualiza, quizá sea lo más importante, que esos espacios erigidos como partidos políticos son la vía de expresión dual por excelencia, ya que, por un lado, son el canal de comunicación de las peticiones ciudadanas al gobierno y, por otro lado, atendiendo al lugar que ocupan en un sistema, sirve para llevar la información emanada de los gobiernos a la ciudadanía.

Está claro que, aunque no es la única forma de participación política, sobre todo en los últimos años que las candidaturas independientes han tenido un repunte considerable, estos institutos son la vía más común de participación por parte de las personas que aspiran a dirigir ideales a través de grupos o, incluso, de ejercer el poder por medio de un cargo público. De ahí el peso que tienen socialmente.

También es de la mayor importancia entender que la Constitución Política de nuestro país define a los partidos políticos como entidades de interés público. Lo anterior, desde luego porque, como ya vimos, son los emisarios de la participación política en nuestro país, pero por encima de ello, porque reciben recursos públicos que ya sabemos que no son pocos. De ahí que el interés generalizado aparezca porque aún sin ser militante de tal o cual partido, el dinero del soberano, del pueblo, se invierte en esas formas de organización política.

Entonces aquel pretexto de respetar la vida interna de los partidos y no opinar al respecto es una falacia en el sentido de que parte de la libertad ciudadana es pedir que rindan cuentas todas aquellas instituciones que reciben dinero público, ya que, de lo contrario, se vuelven caldos de cultivo para negocios personales o, como vimos el fin de semana pasada, para prácticas antidemocráticas y violentas.

Lo que sucedió durante las elecciones internas de MORENA es una llamada de atención grave para un instituto que, aunque se dice cercano a la gente, en realidad este tipo de actos inexplicables vulneran el sentido democrático que tanto nos ha costado construir como país y, sin importar si se trata de ese partido, del PRI, del PAN, del PRD, de MC o du cualquier otro federal o local, debemos alzar la voz para erradicar ese tipo de costumbres que tanto lastiman a nuestro país.

Además, esto tiene aún mayor peso cuando algunos personajes afines al partido han manifestado su repudio a prácticas del pasado como el acarreo y la compra de votos, situación que fue aceptada por varios líderes y que nos hace cuestionar sobre la legitimidad de esas decisiones y, en general, de las acciones emprendidas desde esa postura política.

Respetando siempre la autonomía de los partidos y la libertad de agruparse para ejercer la política, hacemos un llamado a todas y todos los integrantes de los partidos políticos para que entendamos de una vez por todas que el privilegio de formar parte de un instituto de esas magnitudes y de ocupar cargos públicos, no es algo dado de forma espontánea, sino que es producto de años de lucha que el soberano, el pueblo de México, nos delegó para tener un mejor país, un espacio lleno de acuerdos y de decisiones que beneficien a todas y todos, por ello llamamos a la civilidad y al respeto a las ideas de otros, sin importar si somos gobierno o no.

Giovani Sartori, uno de los politólogos más importantes de las últimas décadas, cuando se refiere a los partidos políticos se refiere a ellos como facciones del poder que no precisamente son antagónicas a quien gobierna, ya que, de hecho, la idea del partido político es representar a un sector determinado de la sociedad en el entendido que en él se agrupan personas con los mismos intereses e ideología. Además, en la concepción de esa figura, el especialista puntualiza, quizá sea lo más importante, que esos espacios erigidos como partidos políticos son la vía de expresión dual por excelencia, ya que, por un lado, son el canal de comunicación de las peticiones ciudadanas al gobierno y, por otro lado, atendiendo al lugar que ocupan en un sistema, sirve para llevar la información emanada de los gobiernos a la ciudadanía.

Está claro que, aunque no es la única forma de participación política, sobre todo en los últimos años que las candidaturas independientes han tenido un repunte considerable, estos institutos son la vía más común de participación por parte de las personas que aspiran a dirigir ideales a través de grupos o, incluso, de ejercer el poder por medio de un cargo público. De ahí el peso que tienen socialmente.

También es de la mayor importancia entender que la Constitución Política de nuestro país define a los partidos políticos como entidades de interés público. Lo anterior, desde luego porque, como ya vimos, son los emisarios de la participación política en nuestro país, pero por encima de ello, porque reciben recursos públicos que ya sabemos que no son pocos. De ahí que el interés generalizado aparezca porque aún sin ser militante de tal o cual partido, el dinero del soberano, del pueblo, se invierte en esas formas de organización política.

Entonces aquel pretexto de respetar la vida interna de los partidos y no opinar al respecto es una falacia en el sentido de que parte de la libertad ciudadana es pedir que rindan cuentas todas aquellas instituciones que reciben dinero público, ya que, de lo contrario, se vuelven caldos de cultivo para negocios personales o, como vimos el fin de semana pasada, para prácticas antidemocráticas y violentas.

Lo que sucedió durante las elecciones internas de MORENA es una llamada de atención grave para un instituto que, aunque se dice cercano a la gente, en realidad este tipo de actos inexplicables vulneran el sentido democrático que tanto nos ha costado construir como país y, sin importar si se trata de ese partido, del PRI, del PAN, del PRD, de MC o du cualquier otro federal o local, debemos alzar la voz para erradicar ese tipo de costumbres que tanto lastiman a nuestro país.

Además, esto tiene aún mayor peso cuando algunos personajes afines al partido han manifestado su repudio a prácticas del pasado como el acarreo y la compra de votos, situación que fue aceptada por varios líderes y que nos hace cuestionar sobre la legitimidad de esas decisiones y, en general, de las acciones emprendidas desde esa postura política.

Respetando siempre la autonomía de los partidos y la libertad de agruparse para ejercer la política, hacemos un llamado a todas y todos los integrantes de los partidos políticos para que entendamos de una vez por todas que el privilegio de formar parte de un instituto de esas magnitudes y de ocupar cargos públicos, no es algo dado de forma espontánea, sino que es producto de años de lucha que el soberano, el pueblo de México, nos delegó para tener un mejor país, un espacio lleno de acuerdos y de decisiones que beneficien a todas y todos, por ello llamamos a la civilidad y al respeto a las ideas de otros, sin importar si somos gobierno o no.